Yo y un colega somos ahora transportistas.
Está anocheciendo, hemos traído en la furgo un sofá para alguien que vive en un piso. Baja el tipo y nos abre la puerta del portal mientras entramos el sofá.
Nos saludamos con complicidad, como si fuéramos conocidos. Tengo la sensación de que puede ser cierto, aunque no lo recuerde o sepa identificarlo con precisión.
Es un hombre entrando ya en la ancianidad, pero que conserva aún su dinamismo y carácter.
Mi compañero y él se suben en el ascensor con los respaldos del sofá.
Yo no quepo y me espero allí abajo hasta que regresen.
Al poco se va la luz.
Veo el pequeño led naranja de un interruptor.
Lo pulso pero no sucede nada. Creo que es un timbre. Menos mal que nadie responde, o está tan alejado que no lo percibo.
Debajo de este interruptor palpo y encuentro dos o tres más, a distancias dispares. También los pulso y nada.
Decido no trastear más, pues no quiero importunar ni enfadar a vete a saber qué o quién.
Al rato vuelve otra vez la luz y mi colega.
Metemos como podemos el cuerpo del sofá en el ascensor.
Mi compañero dice de meter también los asientos y así no tendremos que hacer más viajes. Pero yo le digo que pesan bastante y que el ascensor no va a poder con todo, así que se quedan ahí para luego.
Cierra el ascensor, le da al botón de subir y casi ni arranca el aparato. Hace incluso mención de irse para abajo. Nosotros le ayudamos haciendo como empentones hacia arriba con nuestro peso.
Así va subiendo, irregular y lentamente.
Yo no estoy bien colocado, el sofá me tiene medio arrinconado a un lado, con mis pies mal posicionados. Mi centro de gravedad es precario y temo perder sustento y caer haciendo que el renqueante ascensor se atranque o descienda o algo.
La subida se me está haciendo un poco interminable por esto.
Por fin llegamos al tercer y último piso.
Resoplo con alivio anticipado. Entonces, para mi sorpresa, el ascensor sigue avanzando, ahora horizontalmente.
Yo sigo con mi aprensión de desequilibrarme, aunque va atenuándose.
Miro por el ventanuco y veo que estamos recorriendo un pasillo bastante particular, pues no lo flanquean paredes, sino que se muestran los hogares directamente, abiertos, expuestos.
Se ven muebles, mesas, utensilios, adornos, etc. Todo muy hogareño y desenfadado. Sin paredes todo luce una sana lozanía desinhibida.
El ascensor prosigue su ruta, imprevisible y zigzagueante.
También veo algunos vecinos que cruzan o transitan libremente de acá para allá, charlando y paseando como si tal cosa, entre esa maraña de mobiliarios y departamentos entremezclados.
Finalmente, el ascensor llega a su destino y se detiene. Al momento desaparece como por arte de magia, y también el sofá y mi colega se han ido por otro lado sin que los haya visto.
Inmediatamente viene a recibirme una señora simpática y regordeta, sin duda la dueña de la casa donde hemos ido a parar.
Se muestra muy atenta y amable. Enseguida me obsequia con una jarra para que beba y me refresque.
La verdad es que en este pintoresco lugar se respira un ambiente muy genuino y positivo, que rápido se contagia y entusiasma.
La bondad y naturalidad de los vecinos trasluce a las claras que vivir aquí les sienta estupendamente, pues rebosan dicha y optimismo. Tal es la calidez y calidad de su compañerismo y solidaridad.
La mayoría son personas bastante mayores, aunque también hay algún que otro chiquillo que juguetea por ahí a sus anchas.
Los muebles y adornos lucen llenos de historia y vivencias. Tienen la pátina del tiempo sobre sí, pero una pátina igual de confortadora y benéfica que el resto.
Todo y todos aquí han compartido la misma suerte y han ganado ese aura radiante y vivificante. Si digo que todo está como humanizado y henchido de gozo, igual exagero un poco pero es eso lo que evoca y emana. La apariencia es normal, pero de manera sutil se nota un poco esto otro.
Así pues, cualquier detalle resulta llamativo, atractivo. Un coleccionista de curiosidades alucinaría un rato grande aquí, y no especialmente por los objetos en sí, sino por lo que transmiten.
Yo sigo con mi papel de currelante, preguntando por dónde quieren el sofá y tal. Cosa que a nadie parece preocuparle en lo más mínimo.
Total, que voy por allí a mi bola, saludando y conociendo a diversos vecinos. Todos se muestran muy confiados y afables, generosos y abiertos. Me siento integrado y agusto (sic) desde el primer momento, pase por donde pase.
Me está gustando este sitio.
Entra bastante luz por las ventanas, y como no hay paredes, se reparte abundante por todas partes.
Algunas habitaciones tienen más demarcada su forma, otras menos.
A veces sobresale alguna estantería, o alguna cortina que hace las veces de puerta, pero por lo general los enseres no sobrepasan la media altura, con lo que se ve fácilmente a los moradores y sus quehaceres.
Con un golpe de vista se abarca un amplio panorama y se capta lo que se cuece y tal.
Llego a un salón donde está el hombre que había pedido el sofá. Está sentado en otro sofá, con lo ojos cerrados, disfrutando de lo lindo con el sol que le baña, cual gatazo pachorrón, como dicen los de allende.
Le digo que faltan por subir los asientos.
Pasa del tema, le trae sin cuidado.
A su lado se ha sentado una mujer anciana, que me anuncia que ha encontrado su lugar, que se va a quedar a vivir aquí.
Me lo comunica con sincera alegría y esto me emociona profundamente, por la buena noticia y por pura empatía. Me quedo sin palabras y le hago gestos de aprobación procurando no desbordarme.
Resulta que, de alguna manera, ella venía con nosotros ya desde otro sueño anterior que no recuerdo.
El caso es que su decisión me parece de lo más acertada y gratificante. Me siento como muy realizado por este hecho y me voy del salón, siguiendo a lo mío. Saboreando ese sentimiento y compartiéndolo con los demás, sin necesidad de palabras.
21 de abril de 2014
craufandin001
Actualización (8-2-19):
Cancelo esta propuesta por falta absoluta de respuesta alguna.
Nada más, un saludo
Cancelo esta propuesta por falta absoluta de respuesta alguna.
Nada más, un saludo
La familia fundida
Al final he decidido compartir libremente este librillo, por si a alguien le interesa.
https://www.dropbox.com/s/gqhnk9aaj5eggtq/Drsny-fml-fndd.rar?dl=0
(Si alguien quiere leerlo desde su teléfono o tableta, tal vez necesite instalar una aplicación para poder ver el documento. Esta detallada guía ayuda a encontrar la mejor opción para cada caso: https://www.todoereaders.com/lectores-ebook.html )
Número de páginas:112.
Tamaño: 12x19cm.
Número de palabras: 26.800 aprox.
Tiempo de lectura: 2 horas y pico, más o menos.
Tarjeta de presentación
Pues nada, que me ha dado por hacer un libro recopilando algunos textos de este blog. Incluye un texto inédito (el jarroncito de Laurita).
Disponible en libro físico por 10 euros más gastos de envío. Si a alguien le interesa que contacte conmigo mediante el correo electrónico que se indica en mi perfil.
Y gratis la versión digital en los formatos habituales (epub, pdf imprimible sencillo y currado) desde este enlace:
https://www.dropbox.com/s/lj88p60h0acx2zo/Drsny-Trjt-d-prsntcn.rar?dl=0
(Si alguien quiere leerlo desde su teléfono o tableta, tal vez necesite instalar una aplicación para poder ver el documento. Esta detallada guía ayuda a encontrar la mejor opción para cada caso: https://www.todoereaders.com/lectores-ebook.html )
Además se puede ojear online aquí:
https://dl.dropboxusercontent.com/s/tny1ddyg5xomkn3/dersony-tarjeta-de-presentacion-online.pdf
(Aviso: Según el navegador o visualizador de pdfs puede verse un poco mal el texto, pero no es cosa del archivo.)
Que lo disfrutes.
Disponible en libro físico por 10 euros más gastos de envío. Si a alguien le interesa que contacte conmigo mediante el correo electrónico que se indica en mi perfil.
Y gratis la versión digital en los formatos habituales (epub, pdf imprimible sencillo y currado) desde este enlace:
https://www.dropbox.com/s/lj88p60h0acx2zo/Drsny-Trjt-d-prsntcn.rar?dl=0
(Si alguien quiere leerlo desde su teléfono o tableta, tal vez necesite instalar una aplicación para poder ver el documento. Esta detallada guía ayuda a encontrar la mejor opción para cada caso: https://www.todoereaders.com/lectores-ebook.html )
Además se puede ojear online aquí:
https://dl.dropboxusercontent.com/s/tny1ddyg5xomkn3/dersony-tarjeta-de-presentacion-online.pdf
(Aviso: Según el navegador o visualizador de pdfs puede verse un poco mal el texto, pero no es cosa del archivo.)
Que lo disfrutes.
20 de abril de 2014
sentido de la responsabilidad
Leyendo este libro (http://entra-por-los-ojos.blogspot.com/2014/04/bitcoin-la-moneda-del-futuro.html) me encuentro con argumentos provenientes del pensamiento liberal que me suscitan algunas objeciones que quiero compartir aquí.
Liberalismo:
2. m. Doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual, y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural.
Libertad:
1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Responsabilidad:
4. f. Der. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Egoísmo:
1. m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Comprendidos estos conceptos, se entiende que libertad y responsabilidad son términos interdependientes. Y que el egoísmo se produce cuando se evita la responsabilidad, derivando en una perversión de la libertad.
Dónde queda el liberalismo entonces?
Pues malamente escorado hacia el egoísmo, porque si no haría mejor en llamarse responsabilismo.
Veamos:
Conduce la libertad a la responsabilidad? Por sí sola no.
Conduce la responsabilidad a la libertad? Casi que sí.
Cuál es entonces la clave?
La conciencia.
Ese es el orden de los factores: Conciencia, responsabilidad, libertad.
Sin conciencia no hay responsabilidad y sin responsabilidad no hay libertad. Lo que llamamos libertad cuando no hay conciencia ni responsabilidad es el egoísmo.
El egoísmo acarrea abundantes problemas, genera abusos, robos, engaños, estafas, tormentos, daños, mentiras, infelicidad, miseria, decadencia, patología, perversión, crueldad, inhumanidad. Vamos, lo que tenemos ahora por todos lados.
Cuando el egoísmo reina, es evidente que no hay libertad ni fraternidad ni igualdad, ni justicia ni derecho ni respeto, ni paz ni felicidad ni prosperidad. Solo infierno y rapiña, parasitismo y perfidia, etecé tecé.
Todos conocemos muy bien esta tiranía opresora, todos la estamos padeciendo en mayor o menor medida. Y su discurso es insultante e intolerable a más no poder.
Competitividad. La ley del más fuerte. O comes o eres comido.
Vamos hombre, no me jodas, quién se va a tragar eso.
La vida no funciona así. Eso es como la viven los egoístas psicópatas alienados, enfermos tarados.
La vida es pura colaboración y cooperación. Todo ecosistema te enseña esto.
Así pues, ser consciente de la realidad en la que existimos implica ser responsable, obrar consecuentemente y asumir el resultado.
Pongamos un ejemplo más gráfico:
A un egoísta le gusta disparar. Y como le gusta disparar, dispara. Pero no mira dónde terminan las balas. Porque solo atiende a su propio interés. No sabe o no quiere ver más allá de su ombligo.
Los daños de esta cortedad de miras y actitud irresponsable son más que evidentes.
Luego, según quién sufra las consecuencias, el egoísta se encontrará con problemas y hostilidades. Sin comprender a qué se deben.
Entonces protestará y dirá que se le está coartando su libertad.
Y habrá quien crea que es verdad.
Al egoísta se le llena la boca con la palabra libertad. Pero su idea de libertad deja mucho que desear. En tanto en cuanto no incluye el sentido de la responsabilidad, no es completa ni veraz.
Claro, en cuanto hablamos de responsabilidad ya la cosa suena menos divertida y más complicada. Porque obviamente requiere mayor atención, cuidado y madurez.
Ser responsables nos obliga a ver el cuadro completo, o lo más amplio posible. Considerar previamente las implicaciones de cada decisión y acción. Tener en cuenta todo. Observar cierta escala de valores y prioridades. Acatar el consenso.
Nuestra libertad pasa necesariamente por esto, ya que vivimos en comunidad. Solo conviviendo en armonía podemos encontrar nuestro espacio de libertad para crecer y realizarnos como persona.
Siendo así, precisamos organizarnos de tal manera que podamos vertebrar y mantener un marco de encuentro y entendimiento.
Esto es lo difícil, porque la sociedad se compone de individuos con muy diferente grado de madurez. Por eso la creación del estado y nuestra delegación de funciones.
Pero es una solución deficiente, que requiere serias modificaciones, como bien se ve.
Por mi parte ultimamente le estoy dando bastantes vueltas a estas cuestiones y tengo esbozados algunos tanteos y aproximaciones no del todo desaprovechables, así que te recomiendo que les eches un vistazo si te apetece:
http://dersony.blogspot.com/2013/09/somos-idiotas.html
http://dersony.blogspot.com/2013/11/politica-si-politicos-no.html
http://dersony.blogspot.com/2014/04/el-parecer-del-pueblo.html
http://dersony.blogspot.com/2014/04/los-ojos-del-pueblo.html
El liberalismo quiere un estado que sea como un perro atado y con bozal. Bien controlado y limitado. Porque en eso cifra su posibilidad de libertad.
Sin embargo, mucho me temo que esa vía no es del todo acertada.
El problema viene de ver al estado como algo ajeno y separado del pueblo. Precisamente eso es lo que no puede seguir siendo así.
El estado no debe ser nunca más una casta privilegiada de parásitos haciendo las veces, dice que, de representantes del pueblo.
El pueblo no puede delegar ya nunca más a terceros lo que es su propia y entera obligación. Esta responsabilidad es ineludible, so pena de seguir como hasta ahora o peor aún.
Todo mal viene de los intermediarios. Al delegar entregamos un poder que resulta muy tentador explotar. Piénsalo bien, colocas a una persona en un punto clave de paso obligado. Por las manos de esa persona pasa el destino de mucha gente, directa o indirectamente. Es muy fácil aprovechar esa posición para desviar o sustraer pedacitos, pedazos o pedazazos ajenos y justificarlo con mil y una excusas y falacias.
Hasta ahora no hemos querido o sabido controlar bien esto, pero ahora gracias a la tecnología podemos y debemos reparar nuestro error.
La política 2.0 es sin intermediarios, por eso los partidos políticos ya no tienen sentido. Aquí solo hay dos partes: Tú y el pueblo. Que a la postre forman un todo. Esta noción de pertenencia es clave. La falacia del alienado es que se cree ajeno al conjunto, lamentable desquiciamiento que trae no poco tormento.
La tecnología sirve de puente para ponernos de acuerdo.
Las más bellas herramientas traen elegantes soluciones para muy distintas situaciones. Se reconocen por ser de código libre y abierto, público y sin propietario. Pues ese es el camino a seguir.
Siempre cuidando y preservando nuestra organización descentralizada. El núcleo es el consenso.
Si no asumimos ni adoptamos este sentido y esta conciencia, no tenemos nada que hacer, estamos vendidos, perdidos, sin remedio.
Para salir del infierno el camino se llama consenso.
Consenso como única ley y autoridad. Consenso como punto de encuentro para recuperar nuestra digna y legítima soberanía.
Esto nos lleva a buscar un código de conducta común y compartido, unos valores que engloben y recojan nuestra voluntad y parecer.
Pura conciencia aplicada.
Para depurar y definir esta postura colectiva debemos expresar y compartir nuestra propia visión y actitud ante la vida.
Esto es delicado, porque entonces vienen las comparaciones y las posibles críticas o juicios.
Eso incomoda especialmente a los inmaduros, porque sus valores no casan ni encuentran sustento. Por eso muchos se enredan en tergiversaciones, falacias, vaguedades y mil y una artimañas.
Justo ahí nace el mal, cuando el egoísta abraza la mentira para perseverar en su empeño.
La verdad no gusta a los malvados, porque quedan en evidencia y salen mal parados.
La verdad lleva siempre al bien.
La pega es que nos cuesta reconocerla, porque cada uno la pintamos con palabras más o menos diferentes. Sin embargo su esencia es inconfundible, indudable, incuestionable, ineludible.
Por ejemplo:
Como ser vivo me debo a la vida.
Como terrícola me debo a la tierra.
Como humano me debo a la humanidad.
Si no reconozco esta realidad y emprendo acciones contrarias a eso, está claro que pagaré cara mi osadía.
Si dejo de respirar me muero.
Si abandono la tierra me muero.
Si renuncio a la humanidad me muero, o igual no, pero para el caso lo mismo da, dejo de contar para nada.
Lo malo es que, sin llegar a estos extremos, se puede obrar muy malvadamente y escapar largo tiempo a las consecuencias.
Esto es lo que debemos procurar que no sea posible ya más.
Cosa que exige una clara conciencia y un alto sentido de la responsabilidad.
Y fíjate que hay una relación inversamente proporcional. A más conciencia, menos mal. A menos conciencia, más mal.
Despiertos o dormidos, siempre somos responsables de nuestra realidad.
Cuando establezcamos un consenso que realmente se sustente en los principios más nobles y que realmente proteja y cuide su cumplimiento por parte de todos, veremos la gran diferencia que supone y representa.
La clave, creo yo, está en que cada persona demuestre ante la sociedad, de acción y de palabra, su integridad y lealtad a los valores comunes. Condición sin la cual no puede haber permiso para ninguna actividad que se aplique o alcance más allá de la esfera personal.
La clave es la total transparencia y la total supervisión y seguimiento de todo por todos.
La clave es que seamos soberanos y cumplamos nuestro papel impecablemente.
Es importante comprender bien que nuestra libertad personal trae asociado un deber colectivo ineludible. Crecer implica ser cada vez más responsable. Cada vez de aspectos de mayor alcance y más sutiles.
Para ser verdaderamente libre y dueño de mi destino, tengo que dedicar una parte importante de mi voluntad hacia el establecimiento y mantenimiento del consenso.
Trabajar por el bien común es la responsabilidad derivada de tener reconocida mi soberanía.
Toda vez que se intenta amañar o falsear este contrato, sufrimos las consecuencias y de qué manera.
Así que más nos vale ir enterándonos, que ya va siendo hora.
Volviendo al orden de los factores: Conciencia, responsabilidad, libertad.
Se le puede dar bastantes vueltas. Y se puede llegar a razonamientos que destaquen cualquier término sobre los otros.
Alguno dirá que necesita libertad para poder equivocarse para poder tener conciencia y ser responsable.
Vale. Te doy un metro cuadrado y cinco minutos de libertad para que experimentes y aprendas.
Quieres más?
Haz lo que quieras mientras no interfieras ni perjudiques a nada ni a nadie.
Quieres más?
Demuestra que vas por el buen camino.
Pero es que yo quiero equivocarme a lo grande.
Quieto parao ahí. Para eso mejor te haces con un simulador virtual y te apañas con eso, que no queremos disgustos.
El que quiera liarla, a cascarla.
Pero es que yo quiero ser jefe.
Olvídate. Aquí no hay jerarquías, ni autoridades, ni representantes.
Tu libertad está supeditada a la de los demás.
El consenso manda.
Ya eres tu propio jefe, mientras sepas integrarte adecuadamente.
No hay que complicarse. La libertad es total siempre que hagamos buen uso de ella. Los proyectos ambiciosos dependen por completo de la voluntad conjunta.
La escala de nuestra acción y participación está condicionada por nuestro propio grado de madurez.
Cuanto más ampliamos el campo de acción, más dependemos de la cooperación agregada.
La conciencia de las partes determina en gran medida la calidad del conjunto y su buena marcha o fracaso. La organización servirá de refuerzo y sustento si la comunidad busca su prosperidad siendo siempre fiel a sus principios y valores.
En parte da igual cómo quieras tomarte y entender la tríada conciencia, responsabilidad y libertad, pues de lo que se trata es de trabajar e integrar las tres al mismo tiempo y en su justo equilibrio. Equilibrio que se evidencia y comprueba en la práctica.
Sería interesante algún experimento comparativo en este sentido.
Ver qué logra quien ensalza ante todo la libertad.
Y ver qué logra quien se centra en la conciencia.
Quizás no tardaríamos en ver la clásica divergencia. Los pasos que empiezan a torcerse en su camino. Es comprensible, como humanos somos falibles. Para eso el consenso, para vigilar y procurar que nadie se pierda más de la cuenta.
Pero las disquisiciones filosóficas en torno a conciencia y libertad no deben distraernos. Establezcamos un marco que haga ineludible la responsabilidad y luego ya que cada cual debata sobre la santísima trinidad si le da la gana.
Lo curioso del liberalismo es que acierta a medias y se equivoca a medias. Así y todo, si alcanzamos la suficiente conciencia como para trascender el egoísmo, es bien seguro que sabremos llegar a un punto de encuentro, se provenga de la postura que se provenga.
Entonces mejoraremos, mejor haremos, estudiando la vida y sacando provecho de su ejemplo, con amor y respeto. Con responsabilidad.
Este mundo materialista, narcisista, desquiciado y alienado que tenemos corresponde a la fase de la adolescencia de la humanidad, como si dijéramos.
Mucho daño traemos y mucho daño llevamos sembrado. Mucho hay por sanar y reparar.
Y aquí no hay hermano mayor que venga a desatontarnos, todo lo contrario, el gran hermano nos quiere cada vez más idiotizados.
En resumen, que evitar la responsabilidad significa renunciar a la libertad. Porque entonces delegamos en otros y pasa lo que ya sabemos. Así que eso.
PD:
Este otro libro (http://entra-por-los-ojos.blogspot.com/2014/04/nada-esta-perdido.html) explica muy bien un posible modelo de sistema basado en la responsabilidad. Recomendable.
Liberalismo:
2. m. Doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual, y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural.
Libertad:
1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Responsabilidad:
4. f. Der. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Egoísmo:
1. m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Comprendidos estos conceptos, se entiende que libertad y responsabilidad son términos interdependientes. Y que el egoísmo se produce cuando se evita la responsabilidad, derivando en una perversión de la libertad.
Dónde queda el liberalismo entonces?
Pues malamente escorado hacia el egoísmo, porque si no haría mejor en llamarse responsabilismo.
Veamos:
Conduce la libertad a la responsabilidad? Por sí sola no.
Conduce la responsabilidad a la libertad? Casi que sí.
Cuál es entonces la clave?
La conciencia.
Ese es el orden de los factores: Conciencia, responsabilidad, libertad.
Sin conciencia no hay responsabilidad y sin responsabilidad no hay libertad. Lo que llamamos libertad cuando no hay conciencia ni responsabilidad es el egoísmo.
El egoísmo acarrea abundantes problemas, genera abusos, robos, engaños, estafas, tormentos, daños, mentiras, infelicidad, miseria, decadencia, patología, perversión, crueldad, inhumanidad. Vamos, lo que tenemos ahora por todos lados.
Cuando el egoísmo reina, es evidente que no hay libertad ni fraternidad ni igualdad, ni justicia ni derecho ni respeto, ni paz ni felicidad ni prosperidad. Solo infierno y rapiña, parasitismo y perfidia, etecé tecé.
Todos conocemos muy bien esta tiranía opresora, todos la estamos padeciendo en mayor o menor medida. Y su discurso es insultante e intolerable a más no poder.
Competitividad. La ley del más fuerte. O comes o eres comido.
Vamos hombre, no me jodas, quién se va a tragar eso.
La vida no funciona así. Eso es como la viven los egoístas psicópatas alienados, enfermos tarados.
La vida es pura colaboración y cooperación. Todo ecosistema te enseña esto.
Así pues, ser consciente de la realidad en la que existimos implica ser responsable, obrar consecuentemente y asumir el resultado.
Pongamos un ejemplo más gráfico:
A un egoísta le gusta disparar. Y como le gusta disparar, dispara. Pero no mira dónde terminan las balas. Porque solo atiende a su propio interés. No sabe o no quiere ver más allá de su ombligo.
Los daños de esta cortedad de miras y actitud irresponsable son más que evidentes.
Luego, según quién sufra las consecuencias, el egoísta se encontrará con problemas y hostilidades. Sin comprender a qué se deben.
Entonces protestará y dirá que se le está coartando su libertad.
Y habrá quien crea que es verdad.
Al egoísta se le llena la boca con la palabra libertad. Pero su idea de libertad deja mucho que desear. En tanto en cuanto no incluye el sentido de la responsabilidad, no es completa ni veraz.
Claro, en cuanto hablamos de responsabilidad ya la cosa suena menos divertida y más complicada. Porque obviamente requiere mayor atención, cuidado y madurez.
Ser responsables nos obliga a ver el cuadro completo, o lo más amplio posible. Considerar previamente las implicaciones de cada decisión y acción. Tener en cuenta todo. Observar cierta escala de valores y prioridades. Acatar el consenso.
Nuestra libertad pasa necesariamente por esto, ya que vivimos en comunidad. Solo conviviendo en armonía podemos encontrar nuestro espacio de libertad para crecer y realizarnos como persona.
Siendo así, precisamos organizarnos de tal manera que podamos vertebrar y mantener un marco de encuentro y entendimiento.
Esto es lo difícil, porque la sociedad se compone de individuos con muy diferente grado de madurez. Por eso la creación del estado y nuestra delegación de funciones.
Pero es una solución deficiente, que requiere serias modificaciones, como bien se ve.
Por mi parte ultimamente le estoy dando bastantes vueltas a estas cuestiones y tengo esbozados algunos tanteos y aproximaciones no del todo desaprovechables, así que te recomiendo que les eches un vistazo si te apetece:
http://dersony.blogspot.com/2013/09/somos-idiotas.html
http://dersony.blogspot.com/2013/11/politica-si-politicos-no.html
http://dersony.blogspot.com/2014/04/el-parecer-del-pueblo.html
http://dersony.blogspot.com/2014/04/los-ojos-del-pueblo.html
El liberalismo quiere un estado que sea como un perro atado y con bozal. Bien controlado y limitado. Porque en eso cifra su posibilidad de libertad.
Sin embargo, mucho me temo que esa vía no es del todo acertada.
El problema viene de ver al estado como algo ajeno y separado del pueblo. Precisamente eso es lo que no puede seguir siendo así.
El estado no debe ser nunca más una casta privilegiada de parásitos haciendo las veces, dice que, de representantes del pueblo.
El pueblo no puede delegar ya nunca más a terceros lo que es su propia y entera obligación. Esta responsabilidad es ineludible, so pena de seguir como hasta ahora o peor aún.
Todo mal viene de los intermediarios. Al delegar entregamos un poder que resulta muy tentador explotar. Piénsalo bien, colocas a una persona en un punto clave de paso obligado. Por las manos de esa persona pasa el destino de mucha gente, directa o indirectamente. Es muy fácil aprovechar esa posición para desviar o sustraer pedacitos, pedazos o pedazazos ajenos y justificarlo con mil y una excusas y falacias.
Hasta ahora no hemos querido o sabido controlar bien esto, pero ahora gracias a la tecnología podemos y debemos reparar nuestro error.
La política 2.0 es sin intermediarios, por eso los partidos políticos ya no tienen sentido. Aquí solo hay dos partes: Tú y el pueblo. Que a la postre forman un todo. Esta noción de pertenencia es clave. La falacia del alienado es que se cree ajeno al conjunto, lamentable desquiciamiento que trae no poco tormento.
La tecnología sirve de puente para ponernos de acuerdo.
Las más bellas herramientas traen elegantes soluciones para muy distintas situaciones. Se reconocen por ser de código libre y abierto, público y sin propietario. Pues ese es el camino a seguir.
Siempre cuidando y preservando nuestra organización descentralizada. El núcleo es el consenso.
Si no asumimos ni adoptamos este sentido y esta conciencia, no tenemos nada que hacer, estamos vendidos, perdidos, sin remedio.
Para salir del infierno el camino se llama consenso.
Consenso como única ley y autoridad. Consenso como punto de encuentro para recuperar nuestra digna y legítima soberanía.
Esto nos lleva a buscar un código de conducta común y compartido, unos valores que engloben y recojan nuestra voluntad y parecer.
Pura conciencia aplicada.
Para depurar y definir esta postura colectiva debemos expresar y compartir nuestra propia visión y actitud ante la vida.
Esto es delicado, porque entonces vienen las comparaciones y las posibles críticas o juicios.
Eso incomoda especialmente a los inmaduros, porque sus valores no casan ni encuentran sustento. Por eso muchos se enredan en tergiversaciones, falacias, vaguedades y mil y una artimañas.
Justo ahí nace el mal, cuando el egoísta abraza la mentira para perseverar en su empeño.
La verdad no gusta a los malvados, porque quedan en evidencia y salen mal parados.
La verdad lleva siempre al bien.
La pega es que nos cuesta reconocerla, porque cada uno la pintamos con palabras más o menos diferentes. Sin embargo su esencia es inconfundible, indudable, incuestionable, ineludible.
Por ejemplo:
Como ser vivo me debo a la vida.
Como terrícola me debo a la tierra.
Como humano me debo a la humanidad.
Si no reconozco esta realidad y emprendo acciones contrarias a eso, está claro que pagaré cara mi osadía.
Si dejo de respirar me muero.
Si abandono la tierra me muero.
Si renuncio a la humanidad me muero, o igual no, pero para el caso lo mismo da, dejo de contar para nada.
Lo malo es que, sin llegar a estos extremos, se puede obrar muy malvadamente y escapar largo tiempo a las consecuencias.
Esto es lo que debemos procurar que no sea posible ya más.
Cosa que exige una clara conciencia y un alto sentido de la responsabilidad.
Y fíjate que hay una relación inversamente proporcional. A más conciencia, menos mal. A menos conciencia, más mal.
Despiertos o dormidos, siempre somos responsables de nuestra realidad.
Cuando establezcamos un consenso que realmente se sustente en los principios más nobles y que realmente proteja y cuide su cumplimiento por parte de todos, veremos la gran diferencia que supone y representa.
La clave, creo yo, está en que cada persona demuestre ante la sociedad, de acción y de palabra, su integridad y lealtad a los valores comunes. Condición sin la cual no puede haber permiso para ninguna actividad que se aplique o alcance más allá de la esfera personal.
La clave es la total transparencia y la total supervisión y seguimiento de todo por todos.
La clave es que seamos soberanos y cumplamos nuestro papel impecablemente.
Es importante comprender bien que nuestra libertad personal trae asociado un deber colectivo ineludible. Crecer implica ser cada vez más responsable. Cada vez de aspectos de mayor alcance y más sutiles.
Para ser verdaderamente libre y dueño de mi destino, tengo que dedicar una parte importante de mi voluntad hacia el establecimiento y mantenimiento del consenso.
Trabajar por el bien común es la responsabilidad derivada de tener reconocida mi soberanía.
Toda vez que se intenta amañar o falsear este contrato, sufrimos las consecuencias y de qué manera.
Así que más nos vale ir enterándonos, que ya va siendo hora.
Volviendo al orden de los factores: Conciencia, responsabilidad, libertad.
Se le puede dar bastantes vueltas. Y se puede llegar a razonamientos que destaquen cualquier término sobre los otros.
Alguno dirá que necesita libertad para poder equivocarse para poder tener conciencia y ser responsable.
Vale. Te doy un metro cuadrado y cinco minutos de libertad para que experimentes y aprendas.
Quieres más?
Haz lo que quieras mientras no interfieras ni perjudiques a nada ni a nadie.
Quieres más?
Demuestra que vas por el buen camino.
Pero es que yo quiero equivocarme a lo grande.
Quieto parao ahí. Para eso mejor te haces con un simulador virtual y te apañas con eso, que no queremos disgustos.
El que quiera liarla, a cascarla.
Pero es que yo quiero ser jefe.
Olvídate. Aquí no hay jerarquías, ni autoridades, ni representantes.
Tu libertad está supeditada a la de los demás.
El consenso manda.
Ya eres tu propio jefe, mientras sepas integrarte adecuadamente.
No hay que complicarse. La libertad es total siempre que hagamos buen uso de ella. Los proyectos ambiciosos dependen por completo de la voluntad conjunta.
La escala de nuestra acción y participación está condicionada por nuestro propio grado de madurez.
Cuanto más ampliamos el campo de acción, más dependemos de la cooperación agregada.
La conciencia de las partes determina en gran medida la calidad del conjunto y su buena marcha o fracaso. La organización servirá de refuerzo y sustento si la comunidad busca su prosperidad siendo siempre fiel a sus principios y valores.
En parte da igual cómo quieras tomarte y entender la tríada conciencia, responsabilidad y libertad, pues de lo que se trata es de trabajar e integrar las tres al mismo tiempo y en su justo equilibrio. Equilibrio que se evidencia y comprueba en la práctica.
Sería interesante algún experimento comparativo en este sentido.
Ver qué logra quien ensalza ante todo la libertad.
Y ver qué logra quien se centra en la conciencia.
Quizás no tardaríamos en ver la clásica divergencia. Los pasos que empiezan a torcerse en su camino. Es comprensible, como humanos somos falibles. Para eso el consenso, para vigilar y procurar que nadie se pierda más de la cuenta.
Pero las disquisiciones filosóficas en torno a conciencia y libertad no deben distraernos. Establezcamos un marco que haga ineludible la responsabilidad y luego ya que cada cual debata sobre la santísima trinidad si le da la gana.
Lo curioso del liberalismo es que acierta a medias y se equivoca a medias. Así y todo, si alcanzamos la suficiente conciencia como para trascender el egoísmo, es bien seguro que sabremos llegar a un punto de encuentro, se provenga de la postura que se provenga.
Entonces mejoraremos, mejor haremos, estudiando la vida y sacando provecho de su ejemplo, con amor y respeto. Con responsabilidad.
Este mundo materialista, narcisista, desquiciado y alienado que tenemos corresponde a la fase de la adolescencia de la humanidad, como si dijéramos.
Mucho daño traemos y mucho daño llevamos sembrado. Mucho hay por sanar y reparar.
Y aquí no hay hermano mayor que venga a desatontarnos, todo lo contrario, el gran hermano nos quiere cada vez más idiotizados.
En resumen, que evitar la responsabilidad significa renunciar a la libertad. Porque entonces delegamos en otros y pasa lo que ya sabemos. Así que eso.
PD:
Este otro libro (http://entra-por-los-ojos.blogspot.com/2014/04/nada-esta-perdido.html) explica muy bien un posible modelo de sistema basado en la responsabilidad. Recomendable.
los ojos del pueblo
Una imagen vale más que mil palabras.
La mentira triunfa porque se escuda en infinitas falacias y escamotea todas las pruebas.
Restaurar la justicia requiere cambios que tengan muy en cuenta esto.
Ya sabemos que nuestro modelo actual de poderes separados del pueblo no es viable ni deseable. Así que, para recobrar y conservar nuestra soberanía, debemos asumir todos los papeles y funciones que hemos cedido y nos han usurpado.
El pueblo es la ley. Y para que la ley sea justa debe sustentarse lo más posible en la realidad, en la verdad.
Por eso una imagen vale más que mil palabras.
Imagina que vas paseando cerca de un bosque y se declara un incendio. Acuden los vecinos y te acusan de pirómano. Es tu palabra contra la suya, y los hechos no van a tu favor. Así que pagas el pato inmerecidamente.
Es esto justicia?
No, pero el dictamen del pueblo manda. Eso sí, siempre de manera constructiva y proporcionada.
Jamás prisión. Siempre horas de servicio a la comunidad.
La ley del pueblo es subjetiva. Y para evitar equívocos hay que asegurarse de tener pruebas siempre.
Esto supone un cambio de paradigma importante.
La presunción de inocencia ya solo cabe si viene avalada por evidencia incuestionable. O sea, que es pura demostración.
Pasamos de lo especulativo a lo concreto.
Es crucial que entendamos que para que pueda haber justicia debemos responsabilizarnos de trabajar con y por la verdad, cuidando y preservando la integridad de la información que vamos generando, para que sirva y cumpla su función de comprobante de nuestra lealtad y rectitud moral.
Ahora tenemos tecnología y podemos y debemos servirnos de ella para esto.
Tan simple como unas gafas que registren todo lo que haces, por ejemplo. Cada cual es libre de ponérselas cuando quiera. Pero como resultes implicado en algo y no tengas evidencia para aclarar tu inocencia, vas listo.
Esto se puede ir perfeccionando y matizando, pero la idea principal es esta.
Toda actividad social requiere un serio seguimiento.
Cosa que no supone el menor inconveniente para quienes buscan y procuran el bien. Es una buena manera de dar muestra y ejemplo de validez y buen hacer.
La oscuridad solo beneficia al mal.
Seamos consecuentes, traigamos luz a nuestra comunidad.
Tan solo con agregar esta capa de información hacemos un gran servicio que resuena y redunda para beneficio de todos.
Vivimos en una sociedad de la información y la información va cobrando una importancia creciente. Es conveniente que tomemos el papel protagonista en cuanto a su gestión y aprovechamiento.
Es grotesco que cualquier buscador de internet sepa más de ti que tú mismo. Ignoramos y desdeñamos los datos y rastros que vamos dejando. Y luego a llorar como tontos.
Esto no puede seguir así.
Los olmos no dan peras. Hay que salir del olmedo, olmar, olmedar o como se diga y sembrar perales. Así es como tendremos lo que queremos.
Las instituciones y organismos actuales son una versión deficiente y deforme de lo que nos corresponde administrar a nosotros. Tan solo algún detalle se puede aprovechar, pero con mil cuidados.
Por ejemplo, las cámaras de vigilancia que hay por la ciudad no nos hacen ningún bien porque la información que recogen no está en nuestro poder.
Los medios de información no cumplen su función porque se venden a quien les da de comer. La mentira se multiplica y difunde mientras se silencia y falsea la verdad.
Las cámaras serán nuestras aliadas cuando nos pertenezcan por entero y sin reservas. Y lo mismo con todo. La propiedad privada ha de estar mejor acotada. No es un valor absoluto. El consenso está por encima. Para que nadie se apodere ni acapare lo que no debe. Para que nadie abuse ni amase desproporcionadamente.
Obviamente, se debe hacer un uso responsable de algo así. Cosa que se previene con un buen diseño de la política de acceso y empleo de los recursos y la información.
Básicamente, solo el consenso ampliamente mayoritario puede autorizar una acción o intervención concreta. Siempre de manera acotada y controlada, oportuna y adecuada.
Aunque, en el caso de las cámaras de seguridad, también se puede habilitar una versión de la grabación con menos resolución, que se pueda consultar de manera más accesible, para indagaciones y averiguaciones varias. Pero siempre con registro y constancia absolutamente detallada del cuándo, el qué y el cómo del consultante.
Lo principal es entender que todos somos juez y parte, y que la mentira ya no va a prosperar nunca más.
Otro tanto con los medios de comunicación. Seamos nosotros mismos los informantes, asumiendo la responsabilidad y las consecuencias del mensaje emitido.
Desde luego aburrirnos no nos vamos a aburrir.
De todas maneras, todo esto requiere especial cuidado y tacto porque nos es todavía un mundo bastante nuevo. Debemos aprender a sacarle el mejor partido y aportarle lo mejor que podamos también.
Exactitud y precisión. Veracidad y pertinencia.
Solo así la inevitable subjetividad podrá encauzarse virtuosamente para provecho y satisfacción del conjunto.
Otra ventaja importante de esto es que simplifica y acelera la toma de decisiones. Cualquier irregularidad se somete a examen en cuanto se detecta. Al primer paso se corrige al descarriado. Así se previene y sofoca todo chanchullo o tentativa improcedente.
También ayuda a apreciar la integridad y fiabilidad de cada cual.
La trayectoria personal refleja la calidad de su compromiso y la coherencia de su participación.
Por sus acciones los conoceréis.
Alguien que no tiene prueba alguna, malamente podrá defender su meritoriedad, como dicen los de allende.
La esfera social debe ser transparente a más no poder.
Solo si trabajamos con la realidad y por la verdad podemos avanzar buenamente. No como ahora, que nadamos en puro fango de falsedad y engaño, tratando de no ahogarnos siquiera.
Volviendo a las gafas.
Es importante que la información se guarde directamente en una nube o red deslocalizada. Así, si la persona sufre cualquier percance, no se perderá con ella toda su estela de datos, lo cual es muy útil y valioso para cuando alguien se pierde o desaparece.
Además es una garantía disuasoria, pues cualquier malhechor sabrá que no tiene posibilidad de escapar impunemente. Ya que todas las pruebas estarán en poder de la comunidad de manera permanente y prácticamente en tiempo real.
Pero el mal siempre busca cualquier vía para proliferar, así que deberemos también guardar registro de toda telecomunicación telefónica o digital de cada persona. Esta información será absolutamente privada salvo para corroboración durante proceso de enjuiciamiento.
Debemos aprender a servirnos de internet bajo nuestros propios criterios. Una comunidad responsable debe establecer su propio protocolo de acceso a la red, que no afecte para nada la navegación, pero que garantice la autentificación del usuario y el seguimiento de su actividad. La persona podrá optar por la opacidad, pero esta decisión será notificada a la comunidad. Persistir en ello será serio indicio de malignidad, con lo cual la comunidad podrá exigir compensación o expulsión del malencaminado.
Al mismo tiempo, la comunidad deberá proteger su identidad y actividad digital ante terceros ajenos, para no alentar vulnerabilidades ni atraer peligros indeseados. Así que se deben establecer diferentes capas de codificación para cubrir ambas necesidades. Seguridad frente a espías externos y vigilancia interna.
Por supuesto, lo ideal sería que el mundo entero formara la comunidad y se integrara en la senda positiva, pero mientras tanto toca coexistir con distintos sujetos de muy diverso pelaje y catadura.
Y eso es lo más difícil, porque requiere que la comunidad sea consciente y se ocupe de defender su entorno y su organización a todos los niveles.
Pero, a lo que iba. Para que las gafas puedan transmitir su información necesitaríamos una red de antenas repetidoras. Sin embargo, su instalación es costosa y antipráctica en muchos sentidos, por no hablar de lo pernicioso de la radiación electromagnética.
Y de los satélites espaciales ya ni hablamos, pues quedan totalmente fuera de nuestro alcance, en todos los sentidos.
Así que, una opción más interesante y asequible para esto es utilizar una red inteligente de mini-drones. La red se adaptará y desplegará para seguir a la población, cubriendo a todos sus miembros y transmitiendo eficazmente todas las grabaciones hasta depositarlas a buen recaudo. Permitiendo una emisión de señal mucho más tenue, inocua y focalizada.
Además los mini-drones podrán grabar también desde su perspectiva cenital, lo cual completa y refuerza las diferentes informaciones, incluso en el caso de las personas que no estén usando sus gafas en ese momento.
Y también podrán instalarse simples cámaras de vigilancia en distintos puntos estratégicos, para mejor seguimiento de la actividad pública.
Si lo piensas, parece mentira que algo tan, más o menos, sencillo pueda suponer un cambio tan grande.
La virtud crece y prospera cuando nos orientamos y organizamos hacia ese fin.
Cuantas más personas utilicen las gafas, más fácil será triangular la información, cubrir todos los ángulos y hacer que sea casi imposible la menor maldad, porque quien quebrante la ley no escapará a sus consecuencias.
Esto tiene más utilidades. Por ejemplo, puedes programar un dron para que siga a tu hijo mientras juega y explora libremente por su cuenta, y que te avise cuando se aleje demasiado, o que le alerte cuando se acerca a su posición algún desconocido, recomendándole prudencia o confianza según la fiabilidad del sujeto en cuestión.
Parece paranoico pero no, es prevención pura y dura. Es protección de lo bueno, puro e inocente.
El bien florece cuando se cuida y se cultiva.
No de manera posesiva ni asfixiante, sino consciente y responsable.
Este mundo nuestro alienta y alimenta lo peor de cada cual. Y esto es así porque no estamos creando las condiciones adecuadas para crear la realidad más acorde a nuestra esencia más noble.
Si queremos crecer en la dirección adecuada hay que acotar el camino y definir los pasos a seguir.
Quien no sintoniza con este planteamiento solo verá pegas y problemas, le parecerá una tecnodictadura opresora o algo así, porque no tiene el menor interés en considerarlo realmente.
Las etiquetas simplistas son una manera rápida de zafarse y desentenderse. Llevamos siglos autoengañándonos, siendo irresponsables y permitiendo que la infamia reine y domine nuestros destinos.
Somos cerdos indignos revolcándonos en nuestra miseria.
Conforme vayamos despertando, iremos reuniéndonos y encontrándonos. Iremos levantando y haciendo realidad cosas así o por el estilo. Y el fruto dará buena prueba del acierto o error de nuestro entendimiento.
Cualquiera que pueda y quiera pensar sabrá sopesar y reflexionar sobre lo expuesto. Valorará la pertinencia o necesidad de evidenciar y salvaguardar lo veraz, lo real, la verdad.
Conoce el mal, mira y aprende cómo trabaja y de qué se sirve. Qué explota y cómo engaña. La opacidad juega con la información acaparándola y manipulándola a su antojo.
Descontextualizados quedamos a merced del mal, todos somos títeres victimizables cuando dejamos que campen las falsedades.
Aislados, alienados, no tenemos noción ni futuro.
Arraigar en la vida implica crear una red solidaria y sostenible con la naturaleza. Integrarnos con los valores que nutren y sustentan el buen desarrollo, realización y maduramiento de las personas. Formar una comunidad despierta, consciente de su lugar y deber.
No podemos estar encima de todos los demás, pero tampoco podemos no estar al tanto. Nuestro espacio personal debe encontrar su justo equilibrio.
Sepamos preservar la intimidad usando con tacto las nuevas herramientas.
Fíjate que no he dicho que las gafas graben sonido, porque me parece mejor que no lo graben. Basta con la imagen.
Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos detalles. La lectura de los labios puede aportar una información a veces delicada.
Habrá que aprender a desconectar el aparato o desviar el foco según el caso.
Como cuando vayas a sacar dinero de un cajero, o si llaman a tu móvil y miras el número de alguien conocido, o si simplemente vas a mear en un urinario.
Incluso se podrían diseñar aplicaciones inteligentes que supieran reconocer y censurar este tipo de datos sobre la marcha según lo requiriera la situación.
También es muy importante gestionar muy bien la información una vez almacenada. El mal puede sentir tentaciones de querer aprovecharla para estudiar pautas y rutinas, encontrar puntos débiles en las personas y aprovecharlos para extorsionarles, robarles o cosas así.
Por eso la limitación y vigilancia a su acceso deben ser máximas.
Como mínimo el consultante deberá grabarse a sí mismo mientras accede, para que quede constancia de que no extrae ni registra por ningún medio ni soporte ninguna porción de la información consultada.
O también puede hacerse que la consulta sea indirecta o filtrada. Aunque esto desvirtúa y diluye en gran medida la utilidad de la información.
En fin, parece sensato graduar la capacidad de acceso y procesamiento en función de la reputación de cada persona.
Reputación ganada y mantenida por sus buenas obras y buena sintonía con la comunidad y tal.
En resumen, de la calidad que hagamos que sea nuestra información será nuestra sociedad y futuro.
La mentira triunfa porque se escuda en infinitas falacias y escamotea todas las pruebas.
Restaurar la justicia requiere cambios que tengan muy en cuenta esto.
Ya sabemos que nuestro modelo actual de poderes separados del pueblo no es viable ni deseable. Así que, para recobrar y conservar nuestra soberanía, debemos asumir todos los papeles y funciones que hemos cedido y nos han usurpado.
El pueblo es la ley. Y para que la ley sea justa debe sustentarse lo más posible en la realidad, en la verdad.
Por eso una imagen vale más que mil palabras.
Imagina que vas paseando cerca de un bosque y se declara un incendio. Acuden los vecinos y te acusan de pirómano. Es tu palabra contra la suya, y los hechos no van a tu favor. Así que pagas el pato inmerecidamente.
Es esto justicia?
No, pero el dictamen del pueblo manda. Eso sí, siempre de manera constructiva y proporcionada.
Jamás prisión. Siempre horas de servicio a la comunidad.
La ley del pueblo es subjetiva. Y para evitar equívocos hay que asegurarse de tener pruebas siempre.
Esto supone un cambio de paradigma importante.
La presunción de inocencia ya solo cabe si viene avalada por evidencia incuestionable. O sea, que es pura demostración.
Pasamos de lo especulativo a lo concreto.
Es crucial que entendamos que para que pueda haber justicia debemos responsabilizarnos de trabajar con y por la verdad, cuidando y preservando la integridad de la información que vamos generando, para que sirva y cumpla su función de comprobante de nuestra lealtad y rectitud moral.
Ahora tenemos tecnología y podemos y debemos servirnos de ella para esto.
Tan simple como unas gafas que registren todo lo que haces, por ejemplo. Cada cual es libre de ponérselas cuando quiera. Pero como resultes implicado en algo y no tengas evidencia para aclarar tu inocencia, vas listo.
Esto se puede ir perfeccionando y matizando, pero la idea principal es esta.
Toda actividad social requiere un serio seguimiento.
Cosa que no supone el menor inconveniente para quienes buscan y procuran el bien. Es una buena manera de dar muestra y ejemplo de validez y buen hacer.
La oscuridad solo beneficia al mal.
Seamos consecuentes, traigamos luz a nuestra comunidad.
Tan solo con agregar esta capa de información hacemos un gran servicio que resuena y redunda para beneficio de todos.
Vivimos en una sociedad de la información y la información va cobrando una importancia creciente. Es conveniente que tomemos el papel protagonista en cuanto a su gestión y aprovechamiento.
Es grotesco que cualquier buscador de internet sepa más de ti que tú mismo. Ignoramos y desdeñamos los datos y rastros que vamos dejando. Y luego a llorar como tontos.
Esto no puede seguir así.
Los olmos no dan peras. Hay que salir del olmedo, olmar, olmedar o como se diga y sembrar perales. Así es como tendremos lo que queremos.
Las instituciones y organismos actuales son una versión deficiente y deforme de lo que nos corresponde administrar a nosotros. Tan solo algún detalle se puede aprovechar, pero con mil cuidados.
Por ejemplo, las cámaras de vigilancia que hay por la ciudad no nos hacen ningún bien porque la información que recogen no está en nuestro poder.
Los medios de información no cumplen su función porque se venden a quien les da de comer. La mentira se multiplica y difunde mientras se silencia y falsea la verdad.
Las cámaras serán nuestras aliadas cuando nos pertenezcan por entero y sin reservas. Y lo mismo con todo. La propiedad privada ha de estar mejor acotada. No es un valor absoluto. El consenso está por encima. Para que nadie se apodere ni acapare lo que no debe. Para que nadie abuse ni amase desproporcionadamente.
Obviamente, se debe hacer un uso responsable de algo así. Cosa que se previene con un buen diseño de la política de acceso y empleo de los recursos y la información.
Básicamente, solo el consenso ampliamente mayoritario puede autorizar una acción o intervención concreta. Siempre de manera acotada y controlada, oportuna y adecuada.
Aunque, en el caso de las cámaras de seguridad, también se puede habilitar una versión de la grabación con menos resolución, que se pueda consultar de manera más accesible, para indagaciones y averiguaciones varias. Pero siempre con registro y constancia absolutamente detallada del cuándo, el qué y el cómo del consultante.
Lo principal es entender que todos somos juez y parte, y que la mentira ya no va a prosperar nunca más.
Otro tanto con los medios de comunicación. Seamos nosotros mismos los informantes, asumiendo la responsabilidad y las consecuencias del mensaje emitido.
Desde luego aburrirnos no nos vamos a aburrir.
De todas maneras, todo esto requiere especial cuidado y tacto porque nos es todavía un mundo bastante nuevo. Debemos aprender a sacarle el mejor partido y aportarle lo mejor que podamos también.
Exactitud y precisión. Veracidad y pertinencia.
Solo así la inevitable subjetividad podrá encauzarse virtuosamente para provecho y satisfacción del conjunto.
Otra ventaja importante de esto es que simplifica y acelera la toma de decisiones. Cualquier irregularidad se somete a examen en cuanto se detecta. Al primer paso se corrige al descarriado. Así se previene y sofoca todo chanchullo o tentativa improcedente.
También ayuda a apreciar la integridad y fiabilidad de cada cual.
La trayectoria personal refleja la calidad de su compromiso y la coherencia de su participación.
Por sus acciones los conoceréis.
Alguien que no tiene prueba alguna, malamente podrá defender su meritoriedad, como dicen los de allende.
La esfera social debe ser transparente a más no poder.
Solo si trabajamos con la realidad y por la verdad podemos avanzar buenamente. No como ahora, que nadamos en puro fango de falsedad y engaño, tratando de no ahogarnos siquiera.
Volviendo a las gafas.
Es importante que la información se guarde directamente en una nube o red deslocalizada. Así, si la persona sufre cualquier percance, no se perderá con ella toda su estela de datos, lo cual es muy útil y valioso para cuando alguien se pierde o desaparece.
Además es una garantía disuasoria, pues cualquier malhechor sabrá que no tiene posibilidad de escapar impunemente. Ya que todas las pruebas estarán en poder de la comunidad de manera permanente y prácticamente en tiempo real.
Pero el mal siempre busca cualquier vía para proliferar, así que deberemos también guardar registro de toda telecomunicación telefónica o digital de cada persona. Esta información será absolutamente privada salvo para corroboración durante proceso de enjuiciamiento.
Debemos aprender a servirnos de internet bajo nuestros propios criterios. Una comunidad responsable debe establecer su propio protocolo de acceso a la red, que no afecte para nada la navegación, pero que garantice la autentificación del usuario y el seguimiento de su actividad. La persona podrá optar por la opacidad, pero esta decisión será notificada a la comunidad. Persistir en ello será serio indicio de malignidad, con lo cual la comunidad podrá exigir compensación o expulsión del malencaminado.
Al mismo tiempo, la comunidad deberá proteger su identidad y actividad digital ante terceros ajenos, para no alentar vulnerabilidades ni atraer peligros indeseados. Así que se deben establecer diferentes capas de codificación para cubrir ambas necesidades. Seguridad frente a espías externos y vigilancia interna.
Por supuesto, lo ideal sería que el mundo entero formara la comunidad y se integrara en la senda positiva, pero mientras tanto toca coexistir con distintos sujetos de muy diverso pelaje y catadura.
Y eso es lo más difícil, porque requiere que la comunidad sea consciente y se ocupe de defender su entorno y su organización a todos los niveles.
Pero, a lo que iba. Para que las gafas puedan transmitir su información necesitaríamos una red de antenas repetidoras. Sin embargo, su instalación es costosa y antipráctica en muchos sentidos, por no hablar de lo pernicioso de la radiación electromagnética.
Y de los satélites espaciales ya ni hablamos, pues quedan totalmente fuera de nuestro alcance, en todos los sentidos.
Así que, una opción más interesante y asequible para esto es utilizar una red inteligente de mini-drones. La red se adaptará y desplegará para seguir a la población, cubriendo a todos sus miembros y transmitiendo eficazmente todas las grabaciones hasta depositarlas a buen recaudo. Permitiendo una emisión de señal mucho más tenue, inocua y focalizada.
Además los mini-drones podrán grabar también desde su perspectiva cenital, lo cual completa y refuerza las diferentes informaciones, incluso en el caso de las personas que no estén usando sus gafas en ese momento.
Y también podrán instalarse simples cámaras de vigilancia en distintos puntos estratégicos, para mejor seguimiento de la actividad pública.
Si lo piensas, parece mentira que algo tan, más o menos, sencillo pueda suponer un cambio tan grande.
La virtud crece y prospera cuando nos orientamos y organizamos hacia ese fin.
Cuantas más personas utilicen las gafas, más fácil será triangular la información, cubrir todos los ángulos y hacer que sea casi imposible la menor maldad, porque quien quebrante la ley no escapará a sus consecuencias.
Esto tiene más utilidades. Por ejemplo, puedes programar un dron para que siga a tu hijo mientras juega y explora libremente por su cuenta, y que te avise cuando se aleje demasiado, o que le alerte cuando se acerca a su posición algún desconocido, recomendándole prudencia o confianza según la fiabilidad del sujeto en cuestión.
Parece paranoico pero no, es prevención pura y dura. Es protección de lo bueno, puro e inocente.
El bien florece cuando se cuida y se cultiva.
No de manera posesiva ni asfixiante, sino consciente y responsable.
Este mundo nuestro alienta y alimenta lo peor de cada cual. Y esto es así porque no estamos creando las condiciones adecuadas para crear la realidad más acorde a nuestra esencia más noble.
Si queremos crecer en la dirección adecuada hay que acotar el camino y definir los pasos a seguir.
Quien no sintoniza con este planteamiento solo verá pegas y problemas, le parecerá una tecnodictadura opresora o algo así, porque no tiene el menor interés en considerarlo realmente.
Las etiquetas simplistas son una manera rápida de zafarse y desentenderse. Llevamos siglos autoengañándonos, siendo irresponsables y permitiendo que la infamia reine y domine nuestros destinos.
Somos cerdos indignos revolcándonos en nuestra miseria.
Conforme vayamos despertando, iremos reuniéndonos y encontrándonos. Iremos levantando y haciendo realidad cosas así o por el estilo. Y el fruto dará buena prueba del acierto o error de nuestro entendimiento.
Cualquiera que pueda y quiera pensar sabrá sopesar y reflexionar sobre lo expuesto. Valorará la pertinencia o necesidad de evidenciar y salvaguardar lo veraz, lo real, la verdad.
Conoce el mal, mira y aprende cómo trabaja y de qué se sirve. Qué explota y cómo engaña. La opacidad juega con la información acaparándola y manipulándola a su antojo.
Descontextualizados quedamos a merced del mal, todos somos títeres victimizables cuando dejamos que campen las falsedades.
Aislados, alienados, no tenemos noción ni futuro.
Arraigar en la vida implica crear una red solidaria y sostenible con la naturaleza. Integrarnos con los valores que nutren y sustentan el buen desarrollo, realización y maduramiento de las personas. Formar una comunidad despierta, consciente de su lugar y deber.
No podemos estar encima de todos los demás, pero tampoco podemos no estar al tanto. Nuestro espacio personal debe encontrar su justo equilibrio.
Sepamos preservar la intimidad usando con tacto las nuevas herramientas.
Fíjate que no he dicho que las gafas graben sonido, porque me parece mejor que no lo graben. Basta con la imagen.
Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos detalles. La lectura de los labios puede aportar una información a veces delicada.
Habrá que aprender a desconectar el aparato o desviar el foco según el caso.
Como cuando vayas a sacar dinero de un cajero, o si llaman a tu móvil y miras el número de alguien conocido, o si simplemente vas a mear en un urinario.
Incluso se podrían diseñar aplicaciones inteligentes que supieran reconocer y censurar este tipo de datos sobre la marcha según lo requiriera la situación.
También es muy importante gestionar muy bien la información una vez almacenada. El mal puede sentir tentaciones de querer aprovecharla para estudiar pautas y rutinas, encontrar puntos débiles en las personas y aprovecharlos para extorsionarles, robarles o cosas así.
Por eso la limitación y vigilancia a su acceso deben ser máximas.
Como mínimo el consultante deberá grabarse a sí mismo mientras accede, para que quede constancia de que no extrae ni registra por ningún medio ni soporte ninguna porción de la información consultada.
O también puede hacerse que la consulta sea indirecta o filtrada. Aunque esto desvirtúa y diluye en gran medida la utilidad de la información.
En fin, parece sensato graduar la capacidad de acceso y procesamiento en función de la reputación de cada persona.
Reputación ganada y mantenida por sus buenas obras y buena sintonía con la comunidad y tal.
En resumen, de la calidad que hagamos que sea nuestra información será nuestra sociedad y futuro.
el parecer del pueblo
Cielo e infierno están siempre en nuestra mano. Lo que decide nuestro destino es nuestra conciencia.
El sistema es a medida de nuestros principios y valores.
Nuestras prioridades se traducen en nuestra organización.
El lucro no debe ser motor ni bandera. Nunca debe primar la codicia. Siempre ha de prevalecer el compromiso con la comunidad, pues si subordinamos y desatendemos la responsabilidad, llegamos a problemas profundamente perjudiciales y dañinos para el conjunto, el entorno y el porvenir. Por ejemplo la fracturación hidráulica.
La soberanía del pueblo supone que nadie es más que nadie, por tanto la política es imprescindible, por tanto la democracia real es absolutamente indispensable. Para que la política sea verdadera, el pueblo debe ser el único actor que participe en ella y su jurisdicción ha de ser total.
Por eso la importancia del consenso y lo crucial de métodos que certifiquen el buen hacer.
La corrupción aparece por cualquier lado en cuanto nos descuidamos.
Está dentro nuestro. Todo sistema que no ampara y procura un crecimiento positivo de la persona, da lugar a que aparezca el mal y los daños subsiguientes.
Nosotros somos el terreno y nuestra conciencia define las condiciones en que nos cultivamos. Malas prácticas y malas decisiones traen el tormento y la plaga.
Todo poder implica una responsabilidad.
Vivir, existir, es nuestro primer y principal poder, cuyo deber asociado no es eximible ni admite excepción.
El hombre debe pleitesía a la vida, la naturaleza y la sociedad.
Y debe encontrar la manera de conducirse guardando el equilibrio con todo eso.
No existe libertad sin compromiso.
No es verdadera libertad sin sentido de la responsabilidad.
No hay posibilidad de experimentarla sin un auténtico consenso.
La recompensa nunca se alcanza sin merecerla.
El atajo te lleva a otro lado, igual parecido, pero que no es lo mismo.
Ahora bien, todo esto depende enteramente de la conciencia de cada cual. Sabemos perfectamente que hay gran variedad de grados de conciencia entre las personas.
Hay quien vive todavía en las cavernas y hay quien vive en las nubes.
El sentido de la responsabilidad de cada cual es muy subjetivo.
A un psicópata le parece muy bien lucrarse a costa de los demás.
A un enfermo le parece muy bien aprovecharse de los inocentes.
Por eso el pueblo debe vigilar y supervisar toda actividad. Para conjugar toda esa diversidad. Para convivir de la mejor manera posible, en buena vecindad.
Control es una palabra que no gusta nada a los inmaduros, porque asumen que es algo que les viene impuesto de fuera. Esto pasa cuando su conciencia no está alineada con los valores compartidos por la comunidad.
Que el pueblo conozca la verdad de su actividad pública les parece invasivo. Lo cual es más que elocuente.
Si todos buscamos el bien, se da el entendimiento entre nosotros.
Cuando uno busca aumentar su poder por encima de los demás, entra en conflicto.
El egoísta vive en psicosis, se aliena y entra en una dinámica dañina y problemática. Siente que la vida le persigue y oprime, cuando es él quien se ha exiliado y desquiciado.
El miedo, los complejos, las inseguridades, etc. construyen un discurso paranoico. El gato y el ratón.
Para no caer en esta triste espiral, se ha de cuidar y cultivar la conciencia.
En el fondo es sencillo, o maduramos y nos autocontrolamos o nos toca soportar la tutela de otros. El ser consciente se integra y se autorregula, participa adecuadamente de su entorno.
Los valores éticos son universales, aun sin estar formulados. Partiendo de ese núcleo, es fácil encontrarnos y apoyarnos, crecer juntos y avanzar en la dirección adecuada.
Al malvado no le gusta eso. No le gusta sentirse acotado, pues tiene una idea muy particular sobre los límites. No le gusta ser rebaño, quiere ser pastor.
Aquí hemos llegado a algo interesante.
La humanidad es un rebaño que no tiene pastor. El único pastor que hay es invisible, por así decirlo. Cada uno tiene su propia idea al respecto, pero no entraremos en esto ahora.
Un rebaño sin pastor se distribuye orgánicamente, se va reorganizando y adaptando continuamente.
Las ovejas negras se creen perros-pastor y se dedican a empujar hacia el barranco a cuantos más borregos mejor.
Por eso aborrecen toda barrera.
La estrategia del malvado siempre es dividir y separar. Así él embauca a los dormidos y los explota para sus tejemanejes.
Se disfraza de emprendedor y vende sus proyectos como fuentes de empleo y riqueza. Cuando la realidad es bien otra.
El malvado siempre busca su propio beneficio. El máximo posible y en el menor plazo posible. Es un adicto del poder, porque ha caído en la peor enfermedad del ser.
El malvado entiende el marco legal como un tablero del que servirse para explotar sus fallas. El malvado se disfraza, coloca ante sí una pantalla y finge acatar las normas, mientras se sirve de mil y un subterfugios para medrar a toda costa por otro lado.
Por eso la ley no debe estar sectorizada ni delegada. No debe estar encorsetada ni acartonada. La ley debe ser siempre viva. Nacer y emanar del pueblo. Ser aplicada y hecha respetar por el pueblo.
La implantación de cualquier mejora o novedad es lo que más cuesta, pues requiere la implicación de una suficiente masa crítica y encuentra no poca oposición y resistencia. Pero si la propuesta es buena, de una manera u otra se abre camino. Creo.
Imagina una comunidad donde toda persona tiene derecho a una renta básica, asociada a su deber político-ciudadano.
Esto significa que cada uno deberá estar al tanto de todos los asuntos y dar su opinión, voto, acción o lo que sea. Y si no cumple con ello, no recibe su pago diario. Incluso, según la calidad de su participación, puede tener mayor o menor recompensa.
Con un sistema así, que distribuya y organice la información, el pueblo podría saber casi en tiempo real su propio parecer.
Podría estudiar en profundidad su conciencia y sus motivaciones.
Podría procurar la mejor expresión y manifestación de todo eso.
Se podría medir el grado de implicación, coherencia y calidad de cada acción de cada persona. Podría haber un seguimiento que nos permitiera recompensar cada buena acción y penalizar cada infracción. Reforzar el buen crecimiento y dificultar el mal camino.
Pero ante todo y sobre todo nos permitiría acercarnos más a la verdad. No puede seguir habiendo imprecisión y opacidad en lo social.
Seguro que a muchos algo así les espanta. Es fácil pensar que una herramienta semejante podría convertirse en instrumento de represión y manipulación.
La gracia está en diseñarla bien.
Absoluta transparencia. Absoluta incorruptibilidad. Absoluta neutralidad matemática.
Por ejemplo, tan sencillo como aprovechar el protocolo bitcoin, o algo parecido, para llevar un registro de todas las acciones emprendidas en una comunidad.
Cada miembro podrá y deberá puntuar cada acción, reflejando así su opinión. Opinión que podrá ser favorable (+1), o contraria (-1).
El plazo máximo para emitir el voto será de tres días. No votar supondrá un negativo en la puntuación del pasota.
En función de la puntuación resultante para cada acción, su o sus artífices recibirán un punto positivo o negativo, o neutro en caso de empate.
Cada voto deberá ir acompañado siempre de un breve argumento que lo justifique. Argumento que también podrá ser libremente puntuado y comentado por cualquier miembro. Así hasta el infinito.
La extensión del comentario tendrá un límite máximo de 300 caracteres.
El único voto y comentario obligatorio será el de primer orden.
Pero, cualquier comentario que reciba el voto unánime de la mayoría, positivo o negativo, se traducirá en un punto más o menos para el autor del comentario.
Esto sirve para medir el grado de conciencia de una comunidad y sus miembros y para exponer y/o solventar sus conflictos internos.
Dada su permanencia, su uso ha de ser responsable, so pena de severas tensiones y disarmonías, como dicen los de allende.
Pero esto ya lo sabemos, va en la persona aprovechar cada oportunidad para crecer y madurar o todo lo contrario.
Desde luego, el individuo conflictivo encontrará bien pronto las consecuencias de su comportamiento.
Ya que la puntuación personal negativa implicará obligación de redención mediante acción para la comunidad.
El máximo de puntos negativos acumulables será tres. Momento en el que la persona perderá todo derecho de participación en el centro de decisión hasta que equilibre su saldo. Quedando pues a merced de lo que la comunidad le proponga o le acepte como acción redentora.
Siendo la persona libre de decidir si consiente en ello o no.
De persistir en el máximo negativo durante un mes, la persona quedará expulsada de la comunidad.
El máximo de puntuación personal positiva también será tres. Todo punto añadido a partir del máximo no tendrá efecto en ningún lado.
Los puntos positivos personales caducarán y desaparecerán a los tres días de su asignación.
Cada persona tendrá un historial donde quede registrado todo su progreso. Diferenciando allí muy bien los puntos obtenidos mediante acción y los obtenidos mediante comentario. Pudiendo presentar y evaluar los datos con distintas gráficas que permitan ver a las claras su perfil y trayectoria general.
Además, deberá existir otra rama del protocolo donde se compartirán las propuestas de acciones a emprender, que se votarán para decidir si llevarlas a cabo o no, y donde se establecerá y dispondrá todo lo oportuno y pertinente para su realización.
Funcionando esto mediante el mismo sistema de puntuaciones y tal.
Aunque, para facilitar un poco la cosa y aligerar las formalidades, bien estará realizar asambleas presenciales o foros extraoficiales, en la medida de lo posible, para definir y acordar las propuestas a trasladar y abordar.
Todo esto habría que pulirlo y calibrarlo mejor de acuerdo a las características y circunstancias de su aplicación concreta y real.
No es lo mismo una micro-comunidad que una macro-organización.
Ni es lo mismo la vida en la naturaleza que en otro entorno más industrializado y tecnificado.
La cuestión es que se puede elaborar y modular cualquier tipo de sistema que se sustente en los valores que decidamos.
Elegido el rumbo, la herramienta nos ayuda a medir nuestros pasos y examinar las consecuencias.
La máquina no determina nada por sí misma, tan solo nos facilita el procesar la información y autoevaluarnos.
La virtud y el exceso radican siempre en nosotros.
También podríamos elaborar un sistema mucho más sofisticado, que dotara a la máquina de criterio, mecanismos y recursos para la gestión de sus objetivos. Pero eso sería tal vez un error, pues no estaríamos mas que delegando nuevamente nuestra responsabilidad, de nuevo a expensas de una voluntad ajena, por muy mecánica y perfecta que esta fuera.
Así que más nos vale no escaquearnos. Sabemos de sobra los problemas y tormentos que nos trae obrar irresponsablemente.
La máquina tan solo es una fachada, un panel de control, que nos permite buscar, mantener y procurar el consenso.
Es un vehículo facilitador para cuidar, conformar y poner en común nuestros principios y valores. Un soporte que hace de intermediario y nos permite dialogar con nuestro yo colectivo más eficazmente.
Esa es una clave importante, la conciencia colectiva, la mente colmena. Esa cosa huidiza y esquiva que se compone de la suma de nuestras actitudes, intenciones, acciones y decisiones.
Hasta ahora hemos dejado todo eso en manos de otros. Y así nos va, claro. Pero, dada la enorme importancia de esto, tenemos que ponernos las pilas en serio.
La aversión hacia las instituciones de poder se debe a que son parte diferente y separada de la sociedad. Esta enajenación proviene de nuestra irresponsabilidad. Nosotros hemos alentado y consentido la escisión, porque es análoga a nuestra desconexión interior. Ahora debemos recobrar el sentido de pertenencia y autoridad. Yo el pueblo.
Esto tiene un precio. Ya no podremos ser inmaduros y egoístas como hasta ahora.
La idea primordial es que debemos hacernos cargo y atender la marcha del conjunto. Y para ello cada uno de nosotros debe asumir su deber social. Esta noción ha de nacer de nuestra más pura esencia, la más honda, que nos llevará a establecer las vías adecuadas para la correcta coordinación.
La parte y el todo necesitan encontrarse.
Ese encuentro depende enteramente de ti. Tú tienes que contactar. La dimensión, el alcance y los términos del enlace dependerá de tu conciencia. Esto, mal entendido y asimilado lleva a error.
El todo es literal y a la vez figurado. El pueblo no es algo externo a ti.
Para hallarte comprendido en él, has de desalienarte.
El pueblo no puede tener representantes. Cada persona tiene la obligación moral de participar directa y personalmente. Sea como sea. Toda tentativa de eludir esta implicación resultará en más de lo mismo, y la pesadilla continúa y continúa.
Es muy bonito delegar y luego protestar. Pero eso no va a valer ya más.
Participar es exponer tu verdad y encajar en el conjunto. Sin dejar de ser quien eres. Consecuente.
A quien más le duele esto es a los mal encaminados. Porque sus valores no casan bien con la vida, no encajan con el sentido común.
Y solo pueden prosperar si nadie les hace ver esta verdad.
Si lo piensas, hemos estado jugando a un juego muy absurdo. Hemos abrazado todos la mentira para que unos pocos pudieran salirse con la suya. Hemos sido increíblemente generosos y amables concediéndoles este privilegio. Tanta muerte, tanto abuso, tanta destrucción. Tanto sufrimiento.
Se lo hemos regalado. Ha sido una concesión. Todos nos hemos embarcado en este experimento y hemos llegado hasta aquí para ver sus consecuencias. Explorando lo más bajo, terrible y oscuro. Aprendiendo sobre nuestra capacidad y la capacidad de la vida.
Conociendo el mal.
Su discurso, sus valores, sus frutos.
Cuando esto termine y retomemos la senda correcta, podremos hacer balance y encontraremos interesantes lecciones. Hemos padecido en nuestras carnes lo indecible. La enfermedad ha adquirido formas de lo más diversas. De la más espantosa tiniebla han asomado pequeñas chispas de esperanza. De lo más atroz se hizo arte.
Filosofadas aparte, que hay que ir hacia una red-estado o estado-red, donde las instituciones tan solo sean interfaces para la conjugación del pueblo.
La tecnología puede sernos de gran ayuda si sabemos emplearla y aprovecharla, sin olvidar que buscamos aprender a organizarnos de la mejor manera posible, ahora y siempre.
Aunque tampoco es necesariamente imprescindible, lo mismo podemos apañarnos con medios más básicos e inmediatos, más convencionales, como las asambleas, los referéndums y tal.
Bueno, lo mismo, no. La diferencia es que a través de la tecnología podemos establecer mecanismos mucho más específicos e interactivos. Y esto, en ausencia de la conciencia, puede ser un importante elemento a tener en cuenta.
Es como un despertador. La máquina te avisa y llega un momento en el que has interiorizado el hábito y casi podrías prescindir de ella.
Así pues, dado nuestro atrofiado músculo político, bien viene que nos sirvamos de algún aparatito que nos ayude a entrenarnos.
En el fondo, tratamos de recuperar un canal mediante el que ejercer nuestra soberanía, que tenemos malamente abandonada.
Esto puede comenzar a escala reducida. Un pueblo en transición que decide experimentar distintas maneras de llevar un seguimiento de las decisiones y acciones tomadas. La experiencia va puliendo los mecanismos que mejor les sirven para esto. Los resultados van dando muestra de lo que ayuda y lo que no. La información compartida sirve de ejemplo para que otros prueben algo parecido o no.
Da igual que coexistan diferentes iniciativas. Da igual que el problema gordo siga presente a escalas mayores. En tanto en cuanto la conciencia colectiva encuentre un medio adecuado para definir y sostener el consenso, ya es un logro. El tiempo dirá lo que habrá de sobrevivir y lo que no.
Nada de esto puede ni debe realizarse por la fuerza. Más bien se trata de que vayamos reuniéndonos y reconociéndonos voluntariamente. El mercado blanco, por así llamarlo, gana importancia y presencia conforme la gente asume y adopta la lealtad y abandona la ruindad, indignidad y mezquindad de manera manifiesta y verificable.
El corrupto queda en evidencia cuando no asume el código de trazabilidad y honorabilidad establecido.
Perdemos mucho tiempo y mucha energía mirando y juzgando a los malvados. Más cuando todo está a su favor para salirse con la suya.
Todo eso debemos aprovecharlo y encauzarlo en la creación y establecimiento de nuestro mejor marco de convivencia.
Hay que elegir, o compartir o competir.
De cada opción emana su modelo consecuente.
El malo lo tenemos más que sabido.
Igual ya toca probar con el bueno, o algo.
El sistema es a medida de nuestros principios y valores.
Nuestras prioridades se traducen en nuestra organización.
El lucro no debe ser motor ni bandera. Nunca debe primar la codicia. Siempre ha de prevalecer el compromiso con la comunidad, pues si subordinamos y desatendemos la responsabilidad, llegamos a problemas profundamente perjudiciales y dañinos para el conjunto, el entorno y el porvenir. Por ejemplo la fracturación hidráulica.
La soberanía del pueblo supone que nadie es más que nadie, por tanto la política es imprescindible, por tanto la democracia real es absolutamente indispensable. Para que la política sea verdadera, el pueblo debe ser el único actor que participe en ella y su jurisdicción ha de ser total.
Por eso la importancia del consenso y lo crucial de métodos que certifiquen el buen hacer.
La corrupción aparece por cualquier lado en cuanto nos descuidamos.
Está dentro nuestro. Todo sistema que no ampara y procura un crecimiento positivo de la persona, da lugar a que aparezca el mal y los daños subsiguientes.
Nosotros somos el terreno y nuestra conciencia define las condiciones en que nos cultivamos. Malas prácticas y malas decisiones traen el tormento y la plaga.
Todo poder implica una responsabilidad.
Vivir, existir, es nuestro primer y principal poder, cuyo deber asociado no es eximible ni admite excepción.
El hombre debe pleitesía a la vida, la naturaleza y la sociedad.
Y debe encontrar la manera de conducirse guardando el equilibrio con todo eso.
No existe libertad sin compromiso.
No es verdadera libertad sin sentido de la responsabilidad.
No hay posibilidad de experimentarla sin un auténtico consenso.
La recompensa nunca se alcanza sin merecerla.
El atajo te lleva a otro lado, igual parecido, pero que no es lo mismo.
Ahora bien, todo esto depende enteramente de la conciencia de cada cual. Sabemos perfectamente que hay gran variedad de grados de conciencia entre las personas.
Hay quien vive todavía en las cavernas y hay quien vive en las nubes.
El sentido de la responsabilidad de cada cual es muy subjetivo.
A un psicópata le parece muy bien lucrarse a costa de los demás.
A un enfermo le parece muy bien aprovecharse de los inocentes.
Por eso el pueblo debe vigilar y supervisar toda actividad. Para conjugar toda esa diversidad. Para convivir de la mejor manera posible, en buena vecindad.
Control es una palabra que no gusta nada a los inmaduros, porque asumen que es algo que les viene impuesto de fuera. Esto pasa cuando su conciencia no está alineada con los valores compartidos por la comunidad.
Que el pueblo conozca la verdad de su actividad pública les parece invasivo. Lo cual es más que elocuente.
Si todos buscamos el bien, se da el entendimiento entre nosotros.
Cuando uno busca aumentar su poder por encima de los demás, entra en conflicto.
El egoísta vive en psicosis, se aliena y entra en una dinámica dañina y problemática. Siente que la vida le persigue y oprime, cuando es él quien se ha exiliado y desquiciado.
El miedo, los complejos, las inseguridades, etc. construyen un discurso paranoico. El gato y el ratón.
Para no caer en esta triste espiral, se ha de cuidar y cultivar la conciencia.
En el fondo es sencillo, o maduramos y nos autocontrolamos o nos toca soportar la tutela de otros. El ser consciente se integra y se autorregula, participa adecuadamente de su entorno.
Los valores éticos son universales, aun sin estar formulados. Partiendo de ese núcleo, es fácil encontrarnos y apoyarnos, crecer juntos y avanzar en la dirección adecuada.
Al malvado no le gusta eso. No le gusta sentirse acotado, pues tiene una idea muy particular sobre los límites. No le gusta ser rebaño, quiere ser pastor.
Aquí hemos llegado a algo interesante.
La humanidad es un rebaño que no tiene pastor. El único pastor que hay es invisible, por así decirlo. Cada uno tiene su propia idea al respecto, pero no entraremos en esto ahora.
Un rebaño sin pastor se distribuye orgánicamente, se va reorganizando y adaptando continuamente.
Las ovejas negras se creen perros-pastor y se dedican a empujar hacia el barranco a cuantos más borregos mejor.
Por eso aborrecen toda barrera.
La estrategia del malvado siempre es dividir y separar. Así él embauca a los dormidos y los explota para sus tejemanejes.
Se disfraza de emprendedor y vende sus proyectos como fuentes de empleo y riqueza. Cuando la realidad es bien otra.
El malvado siempre busca su propio beneficio. El máximo posible y en el menor plazo posible. Es un adicto del poder, porque ha caído en la peor enfermedad del ser.
El malvado entiende el marco legal como un tablero del que servirse para explotar sus fallas. El malvado se disfraza, coloca ante sí una pantalla y finge acatar las normas, mientras se sirve de mil y un subterfugios para medrar a toda costa por otro lado.
Por eso la ley no debe estar sectorizada ni delegada. No debe estar encorsetada ni acartonada. La ley debe ser siempre viva. Nacer y emanar del pueblo. Ser aplicada y hecha respetar por el pueblo.
La implantación de cualquier mejora o novedad es lo que más cuesta, pues requiere la implicación de una suficiente masa crítica y encuentra no poca oposición y resistencia. Pero si la propuesta es buena, de una manera u otra se abre camino. Creo.
Imagina una comunidad donde toda persona tiene derecho a una renta básica, asociada a su deber político-ciudadano.
Esto significa que cada uno deberá estar al tanto de todos los asuntos y dar su opinión, voto, acción o lo que sea. Y si no cumple con ello, no recibe su pago diario. Incluso, según la calidad de su participación, puede tener mayor o menor recompensa.
Con un sistema así, que distribuya y organice la información, el pueblo podría saber casi en tiempo real su propio parecer.
Podría estudiar en profundidad su conciencia y sus motivaciones.
Podría procurar la mejor expresión y manifestación de todo eso.
Se podría medir el grado de implicación, coherencia y calidad de cada acción de cada persona. Podría haber un seguimiento que nos permitiera recompensar cada buena acción y penalizar cada infracción. Reforzar el buen crecimiento y dificultar el mal camino.
Pero ante todo y sobre todo nos permitiría acercarnos más a la verdad. No puede seguir habiendo imprecisión y opacidad en lo social.
Seguro que a muchos algo así les espanta. Es fácil pensar que una herramienta semejante podría convertirse en instrumento de represión y manipulación.
La gracia está en diseñarla bien.
Absoluta transparencia. Absoluta incorruptibilidad. Absoluta neutralidad matemática.
Por ejemplo, tan sencillo como aprovechar el protocolo bitcoin, o algo parecido, para llevar un registro de todas las acciones emprendidas en una comunidad.
Cada miembro podrá y deberá puntuar cada acción, reflejando así su opinión. Opinión que podrá ser favorable (+1), o contraria (-1).
El plazo máximo para emitir el voto será de tres días. No votar supondrá un negativo en la puntuación del pasota.
En función de la puntuación resultante para cada acción, su o sus artífices recibirán un punto positivo o negativo, o neutro en caso de empate.
Cada voto deberá ir acompañado siempre de un breve argumento que lo justifique. Argumento que también podrá ser libremente puntuado y comentado por cualquier miembro. Así hasta el infinito.
La extensión del comentario tendrá un límite máximo de 300 caracteres.
El único voto y comentario obligatorio será el de primer orden.
Pero, cualquier comentario que reciba el voto unánime de la mayoría, positivo o negativo, se traducirá en un punto más o menos para el autor del comentario.
Esto sirve para medir el grado de conciencia de una comunidad y sus miembros y para exponer y/o solventar sus conflictos internos.
Dada su permanencia, su uso ha de ser responsable, so pena de severas tensiones y disarmonías, como dicen los de allende.
Pero esto ya lo sabemos, va en la persona aprovechar cada oportunidad para crecer y madurar o todo lo contrario.
Desde luego, el individuo conflictivo encontrará bien pronto las consecuencias de su comportamiento.
Ya que la puntuación personal negativa implicará obligación de redención mediante acción para la comunidad.
El máximo de puntos negativos acumulables será tres. Momento en el que la persona perderá todo derecho de participación en el centro de decisión hasta que equilibre su saldo. Quedando pues a merced de lo que la comunidad le proponga o le acepte como acción redentora.
Siendo la persona libre de decidir si consiente en ello o no.
De persistir en el máximo negativo durante un mes, la persona quedará expulsada de la comunidad.
El máximo de puntuación personal positiva también será tres. Todo punto añadido a partir del máximo no tendrá efecto en ningún lado.
Los puntos positivos personales caducarán y desaparecerán a los tres días de su asignación.
Cada persona tendrá un historial donde quede registrado todo su progreso. Diferenciando allí muy bien los puntos obtenidos mediante acción y los obtenidos mediante comentario. Pudiendo presentar y evaluar los datos con distintas gráficas que permitan ver a las claras su perfil y trayectoria general.
Además, deberá existir otra rama del protocolo donde se compartirán las propuestas de acciones a emprender, que se votarán para decidir si llevarlas a cabo o no, y donde se establecerá y dispondrá todo lo oportuno y pertinente para su realización.
Funcionando esto mediante el mismo sistema de puntuaciones y tal.
Aunque, para facilitar un poco la cosa y aligerar las formalidades, bien estará realizar asambleas presenciales o foros extraoficiales, en la medida de lo posible, para definir y acordar las propuestas a trasladar y abordar.
Todo esto habría que pulirlo y calibrarlo mejor de acuerdo a las características y circunstancias de su aplicación concreta y real.
No es lo mismo una micro-comunidad que una macro-organización.
Ni es lo mismo la vida en la naturaleza que en otro entorno más industrializado y tecnificado.
La cuestión es que se puede elaborar y modular cualquier tipo de sistema que se sustente en los valores que decidamos.
Elegido el rumbo, la herramienta nos ayuda a medir nuestros pasos y examinar las consecuencias.
La máquina no determina nada por sí misma, tan solo nos facilita el procesar la información y autoevaluarnos.
La virtud y el exceso radican siempre en nosotros.
También podríamos elaborar un sistema mucho más sofisticado, que dotara a la máquina de criterio, mecanismos y recursos para la gestión de sus objetivos. Pero eso sería tal vez un error, pues no estaríamos mas que delegando nuevamente nuestra responsabilidad, de nuevo a expensas de una voluntad ajena, por muy mecánica y perfecta que esta fuera.
Así que más nos vale no escaquearnos. Sabemos de sobra los problemas y tormentos que nos trae obrar irresponsablemente.
La máquina tan solo es una fachada, un panel de control, que nos permite buscar, mantener y procurar el consenso.
Es un vehículo facilitador para cuidar, conformar y poner en común nuestros principios y valores. Un soporte que hace de intermediario y nos permite dialogar con nuestro yo colectivo más eficazmente.
Esa es una clave importante, la conciencia colectiva, la mente colmena. Esa cosa huidiza y esquiva que se compone de la suma de nuestras actitudes, intenciones, acciones y decisiones.
Hasta ahora hemos dejado todo eso en manos de otros. Y así nos va, claro. Pero, dada la enorme importancia de esto, tenemos que ponernos las pilas en serio.
La aversión hacia las instituciones de poder se debe a que son parte diferente y separada de la sociedad. Esta enajenación proviene de nuestra irresponsabilidad. Nosotros hemos alentado y consentido la escisión, porque es análoga a nuestra desconexión interior. Ahora debemos recobrar el sentido de pertenencia y autoridad. Yo el pueblo.
Esto tiene un precio. Ya no podremos ser inmaduros y egoístas como hasta ahora.
La idea primordial es que debemos hacernos cargo y atender la marcha del conjunto. Y para ello cada uno de nosotros debe asumir su deber social. Esta noción ha de nacer de nuestra más pura esencia, la más honda, que nos llevará a establecer las vías adecuadas para la correcta coordinación.
La parte y el todo necesitan encontrarse.
Ese encuentro depende enteramente de ti. Tú tienes que contactar. La dimensión, el alcance y los términos del enlace dependerá de tu conciencia. Esto, mal entendido y asimilado lleva a error.
El todo es literal y a la vez figurado. El pueblo no es algo externo a ti.
Para hallarte comprendido en él, has de desalienarte.
El pueblo no puede tener representantes. Cada persona tiene la obligación moral de participar directa y personalmente. Sea como sea. Toda tentativa de eludir esta implicación resultará en más de lo mismo, y la pesadilla continúa y continúa.
Es muy bonito delegar y luego protestar. Pero eso no va a valer ya más.
Participar es exponer tu verdad y encajar en el conjunto. Sin dejar de ser quien eres. Consecuente.
A quien más le duele esto es a los mal encaminados. Porque sus valores no casan bien con la vida, no encajan con el sentido común.
Y solo pueden prosperar si nadie les hace ver esta verdad.
Si lo piensas, hemos estado jugando a un juego muy absurdo. Hemos abrazado todos la mentira para que unos pocos pudieran salirse con la suya. Hemos sido increíblemente generosos y amables concediéndoles este privilegio. Tanta muerte, tanto abuso, tanta destrucción. Tanto sufrimiento.
Se lo hemos regalado. Ha sido una concesión. Todos nos hemos embarcado en este experimento y hemos llegado hasta aquí para ver sus consecuencias. Explorando lo más bajo, terrible y oscuro. Aprendiendo sobre nuestra capacidad y la capacidad de la vida.
Conociendo el mal.
Su discurso, sus valores, sus frutos.
Cuando esto termine y retomemos la senda correcta, podremos hacer balance y encontraremos interesantes lecciones. Hemos padecido en nuestras carnes lo indecible. La enfermedad ha adquirido formas de lo más diversas. De la más espantosa tiniebla han asomado pequeñas chispas de esperanza. De lo más atroz se hizo arte.
Filosofadas aparte, que hay que ir hacia una red-estado o estado-red, donde las instituciones tan solo sean interfaces para la conjugación del pueblo.
La tecnología puede sernos de gran ayuda si sabemos emplearla y aprovecharla, sin olvidar que buscamos aprender a organizarnos de la mejor manera posible, ahora y siempre.
Aunque tampoco es necesariamente imprescindible, lo mismo podemos apañarnos con medios más básicos e inmediatos, más convencionales, como las asambleas, los referéndums y tal.
Bueno, lo mismo, no. La diferencia es que a través de la tecnología podemos establecer mecanismos mucho más específicos e interactivos. Y esto, en ausencia de la conciencia, puede ser un importante elemento a tener en cuenta.
Es como un despertador. La máquina te avisa y llega un momento en el que has interiorizado el hábito y casi podrías prescindir de ella.
Así pues, dado nuestro atrofiado músculo político, bien viene que nos sirvamos de algún aparatito que nos ayude a entrenarnos.
En el fondo, tratamos de recuperar un canal mediante el que ejercer nuestra soberanía, que tenemos malamente abandonada.
Esto puede comenzar a escala reducida. Un pueblo en transición que decide experimentar distintas maneras de llevar un seguimiento de las decisiones y acciones tomadas. La experiencia va puliendo los mecanismos que mejor les sirven para esto. Los resultados van dando muestra de lo que ayuda y lo que no. La información compartida sirve de ejemplo para que otros prueben algo parecido o no.
Da igual que coexistan diferentes iniciativas. Da igual que el problema gordo siga presente a escalas mayores. En tanto en cuanto la conciencia colectiva encuentre un medio adecuado para definir y sostener el consenso, ya es un logro. El tiempo dirá lo que habrá de sobrevivir y lo que no.
Nada de esto puede ni debe realizarse por la fuerza. Más bien se trata de que vayamos reuniéndonos y reconociéndonos voluntariamente. El mercado blanco, por así llamarlo, gana importancia y presencia conforme la gente asume y adopta la lealtad y abandona la ruindad, indignidad y mezquindad de manera manifiesta y verificable.
El corrupto queda en evidencia cuando no asume el código de trazabilidad y honorabilidad establecido.
Perdemos mucho tiempo y mucha energía mirando y juzgando a los malvados. Más cuando todo está a su favor para salirse con la suya.
Todo eso debemos aprovecharlo y encauzarlo en la creación y establecimiento de nuestro mejor marco de convivencia.
Hay que elegir, o compartir o competir.
De cada opción emana su modelo consecuente.
El malo lo tenemos más que sabido.
Igual ya toca probar con el bueno, o algo.
el invento del siglo
Hace poco he descubierto bitcoin.
Es algo que está muy bien montado.
Tanto es así que no me resisto a compartir algunas impresiones.
La crisis nos está abriendo los ojos a la fuerza. Vemos muy a las claras que nuestro sistema es injusto y se sustenta sobre un abuso intolerable. La élite explota a la masa para su propio lucro y beneficio.
El dinero-deuda esclaviza y tiraniza. Tortura y degrada. Saca lo peor de todos. La prueba está en la situación a la que hemos llegado.
El sistema es tan dañino y destructivo que es insostenible e inadmisible. La farsa no tiene horizonte. La danza macabra no concluye sino en colapso o extinción. Mientras tanto, la pesadilla sigue y sigue.
La competitividad es puro canibalismo suicida. Depredación desalmada y desesperada. Comer para no ser comido. Alienados, olvidamos quienes somos. Nos inhumanizamos y embrutecemos.
Todo para que cuatro malnacidos se lucren mediante mecanismos totalmente ilícitos e incontrolables.
El imperio del mal se debe a la falta de freno y contrapeso.
Aquí entra en juego el bitcoin.
La conciencia nos lleva a distinguir lo correcto de lo inadecuado.
Mucha gente tiene verdadero deseo de cambio, porque entiende que este camino ya no es bueno. Sin embargo, el miedo y desconocimiento aún confunde y paraliza a gran número de personas.
No saben qué hacer y no se atreven a hacer nada. Sufren y aguardan.
Pero el camino no tiene ningún misterio: Investiga, aprende y avanza. La conciencia se despierta a través de la información.
Ver es saber. Y una vez que aprendes a ver ya no puedes dejar de hacerlo. Despertar es lo que tiene. Que ya no te engañas con falsedades.
Sé pues consciente y obra en consecuencia.
Entonces será inevitable que llegues a la banca ética y al bitcoin.
Dos pasos sencillos a la par que ineludibles.
El nuevo y mejor mundo se construye entre todos con gestos como estos. Podemos vivir de una manera justa y positiva.
Muchos ya lo están haciendo.
Vale la pena que te subas a este tren antes de que te sea demasiado tarde.
Bitcoin viene a suplir una carencia crucial.
Las monedas alternativas no lograban despuntar y funcionar todo lo bien que deberían. Porque no acertaban del todo con su planteamiento.
Sin embargo, bitcoin nos proporciona la estructura perfecta para despegar cualquier alternativa. Aprovecha a la perfección la tecnología y recursos de los que disponemos.
Establece un protocolo, unas condiciones de uso, que suponen y configuran una herramienta brillantísima, en todos los sentidos.
La grandeza y el acierto de esta moneda es que compensa y restituye. Transfiere y distribuye. Es como los cojinetes de una rueda. Una pieza minúscula y sencilla, pero cuya presencia o ausencia representa una gran diferencia.
Hasta ahora hemos vivido atrapados en una rueda cuyo giro machaca, oprime y tritura indeciblemente a los de abajo. Friccionando y erosionando a la masa, sobre la que bailan los trepas parásitos.
Pero, apoyándonos en esta nueva pequeña ayuda, podemos funcionar de una manera mucho más suave y razonable.
Bitcoin devuelve el poder y la libertad a las personas, pues establece un marco propicio y amparador para ello.
Ya me dirás si eso te parece poca cosa o una tontería.
Bitcoin no viene a suplantar ninguna otra moneda, viene a complementar. Las fuerzas se equilibran cuando jugamos con ambas.
El mal no puede extinguir el bien, y el bien tampoco puede devorar al mal. Dicho así en genérico y de pasada. Porque si profundizamos hay un mal que sí puede desaparecer y un bien que puede triunfar completamente, pero eso ya es materia para otro momento.
La presión se vuelve insoportable cuando no hay vía de escape.
Esto es como el kárate. El impacto te destroza cuando lo recibes de lleno, pero cuando lo reconduces se vuelve tu aliado.
La convertibilidad de las monedas te permite moldear y modular su papel y repercusión en tu vida. Hacerte fuerte en tu territorio, encauzar y dirigir las fuerzas a tu favor. Disponer tus recursos de la mejor manera posible, para aprovechar al máximo su capacidad con gran versatilidad. Ganando poco a poco maestría legítima y reparadora.
Bien usada, esta moneda equilibra, iguala, compensa, en un sentido profundo y totalizador.
Filtra.
Como una medusa en medio del mar.
Igual te parece insignificante o irrelevante. Pero es todo un salto. Porque detrás de una medusa viene otra, y otra, y otra más. Y para cuando te quieres dar cuenta todo ha cambiado enorme y radicalmente.
Su organización tiene una importante fundamentación biológica. Su estructura de red descentralizada y sincronizada es sumamente interesante y sugerente. Se puede aprovechar de más maneras que pronto van a ganar presencia.
Es crucial comprender verdaderamente qué supone y representa la organización descentralizada, porque depende enteramente de nosotros. Nuestra conciencia mantiene el consenso y el consenso hace que la realidad cambie en la dirección que decidamos. Lo que está en nuestra mano es más inmenso de lo que podemos llegar a imaginarnos. Sería muy tonto malograr semejante oportunidad, así que bien merece un detenido examen y consideración.
Para una mejor asimilación de esto puede servir este libro, por ejemplo: http://entra-por-los-ojos.blogspot.com/2014/04/la-arana-y-la-estrella-de-mar.html
La manera en que bitcoin define y preserva sus propias cualidades es más que admirable. Hay un gran campo a descubrir y aprovechar por esa vía. Vida y tecnología perfectamente aunadas y coordinadas para nuestro progreso y crecimiento. De verdad, no como las inútiles patrañas y estafas que se dedica a producir la 'ciencia' oficial, que medra y acapara todo a costa nuestra.
Tecnología ética. Biología ética. Bio-Lógica, lógica bio.
Este es el camino.
El mejor conocimiento es el que está más cerca de la realidad.
La diferencia se ve en el resultado.
La virtud crece y florece.
Tiene vida porque nosotros hacemos que la tenga, es real porque nosotros la realizamos. Crece y nos acompaña, la acompañamos y crecemos. Ambas partes salimos ganando de nuestra voluntaria alianza.
Respira. Fluye. Atrae capital y lo devuelve.
Y en el proceso algo se va transformando.
Bitcoin cambia a la gente.
Sin darte cuenta, participar en un sistema justo reconvierte tu naturaleza y valores. Los hábitos corruptos desaparecen cuando no pueden ser practicados. El monstruo regresa a su humana condición cuando el entorno deja de premiar sus estragos.
Es otro estilo de hacer las cosas, más maduro y edificante.
Usar bitcoin nos recompensa y beneficia. Te invita a crecer. Te presenta el mejor escenario posible y te anima a participar. Dice: Atrévete a soñar.
Atrévete y sírvete de mí. Yo soy la llave que va a realizar tus deseos.
Vale, esto suena un poco pasao de rosca y es pronto todavía para comprobar que ese potencial está ahí. Pero es que está ahí, maldita sea.
Mejor dicho, está dentro de ti.
Nuestra creatividad está secuestrada por un sistema opresor y maligno, que impide prosperar las iniciativas más positivas y alienta en cuenta las más oscuras y perjudiciales.
Mejoras que no terminan nunca de cumplirse, el coche eléctrico, la energía libre, la justicia social, la paz mundial, etc.
Todo tipo de obstáculos, impedimentos y trabas.
Usurpaciones, abusos y parasitismos.
La corrupción envenena cuanto toca.
No tienes más que ver las grandes producciones.
Diseñadas para hacer caja y de paso joderte un poco más por dentro.
Cuando empiece a asomar de verdad lo que llevamos dentro vas a flipar en colores. Va a cambiar todo de arriba a abajo y a una velocidad que ni te lo vas a creer.
Por eso es el momento de aprovechar esta maravilla que nos ha caído del cielo.
Cuantos más participemos mejor resultará esto. La fiesta está preparada y va a ser de las que hacen historia. Que no te lo cuenten, compruébalo por ti mismo.
Está en nuestra mano.
Bitcoin es un salto en la evolución del dinero. Es una revolución. Es como en uno de esos juegos de rol donde la experiencia te hace ascender de nivel y tienes nuevas capacidades.
Eso sí, hace falta cabeza para empezar, para comprender su funcionamiento y familiarizarse con su uso.
Es una fase temprana todavía. Para valientes pero prudentes.
Para asomarte y estar dispuesto a asombrarte.
Vale mucho la pena dedicarle un poco de tiempo y esfuerzo para apreciar su pura bella elegancia. Cómo cuida y protege su integridad y esencia. Para que podamos jugar todos juntos y seguros y ganemos tantísimo con solo hacerlo.
Ya te digo, el invento del siglo.
Y me quedo corto, me quedo muy corto.
PD:
Para empezar recomiendo ver algunos videos: http://www.youtube.com/results?search_query=bitcoin+español
y mirar unos cuantos tutoriales:
http://elbitcoin.org/category/tutoriales/
Hay que insistir y estudiar toda la información que haga falta hasta comprender bien la responsabilidad de trabajar con bitcoins, lo importante de la seguridad y eso.
Y si te entra la paranoia máxima: http://prism-break.org/es/
Luego se trata de tomar decisiones y elegir bien.
Como cartera recomiendo Electrum: http://electrum.org/es/
que puede usarse con Tails: http://tails.boum.org/
aunque es un poco puñetero de instalar y tal, al menos en mi caso.
Otra buena alternativa es usar Electrum con VirtualBox, como se explica muy bien en estos videos (en inglés): http://bitcointalk.org/index.php?topic=397118.0
Y por último, para la compra-venta de bitcoins recomiendo coinffeine: http://www.coinffeine.com/
aunque todavía no lo he probado.
Suerte y al lío.
Es algo que está muy bien montado.
Tanto es así que no me resisto a compartir algunas impresiones.
La crisis nos está abriendo los ojos a la fuerza. Vemos muy a las claras que nuestro sistema es injusto y se sustenta sobre un abuso intolerable. La élite explota a la masa para su propio lucro y beneficio.
El dinero-deuda esclaviza y tiraniza. Tortura y degrada. Saca lo peor de todos. La prueba está en la situación a la que hemos llegado.
El sistema es tan dañino y destructivo que es insostenible e inadmisible. La farsa no tiene horizonte. La danza macabra no concluye sino en colapso o extinción. Mientras tanto, la pesadilla sigue y sigue.
La competitividad es puro canibalismo suicida. Depredación desalmada y desesperada. Comer para no ser comido. Alienados, olvidamos quienes somos. Nos inhumanizamos y embrutecemos.
Todo para que cuatro malnacidos se lucren mediante mecanismos totalmente ilícitos e incontrolables.
El imperio del mal se debe a la falta de freno y contrapeso.
Aquí entra en juego el bitcoin.
La conciencia nos lleva a distinguir lo correcto de lo inadecuado.
Mucha gente tiene verdadero deseo de cambio, porque entiende que este camino ya no es bueno. Sin embargo, el miedo y desconocimiento aún confunde y paraliza a gran número de personas.
No saben qué hacer y no se atreven a hacer nada. Sufren y aguardan.
Pero el camino no tiene ningún misterio: Investiga, aprende y avanza. La conciencia se despierta a través de la información.
Ver es saber. Y una vez que aprendes a ver ya no puedes dejar de hacerlo. Despertar es lo que tiene. Que ya no te engañas con falsedades.
Sé pues consciente y obra en consecuencia.
Entonces será inevitable que llegues a la banca ética y al bitcoin.
Dos pasos sencillos a la par que ineludibles.
El nuevo y mejor mundo se construye entre todos con gestos como estos. Podemos vivir de una manera justa y positiva.
Muchos ya lo están haciendo.
Vale la pena que te subas a este tren antes de que te sea demasiado tarde.
Bitcoin viene a suplir una carencia crucial.
Las monedas alternativas no lograban despuntar y funcionar todo lo bien que deberían. Porque no acertaban del todo con su planteamiento.
Sin embargo, bitcoin nos proporciona la estructura perfecta para despegar cualquier alternativa. Aprovecha a la perfección la tecnología y recursos de los que disponemos.
Establece un protocolo, unas condiciones de uso, que suponen y configuran una herramienta brillantísima, en todos los sentidos.
La grandeza y el acierto de esta moneda es que compensa y restituye. Transfiere y distribuye. Es como los cojinetes de una rueda. Una pieza minúscula y sencilla, pero cuya presencia o ausencia representa una gran diferencia.
Hasta ahora hemos vivido atrapados en una rueda cuyo giro machaca, oprime y tritura indeciblemente a los de abajo. Friccionando y erosionando a la masa, sobre la que bailan los trepas parásitos.
Pero, apoyándonos en esta nueva pequeña ayuda, podemos funcionar de una manera mucho más suave y razonable.
Bitcoin devuelve el poder y la libertad a las personas, pues establece un marco propicio y amparador para ello.
Ya me dirás si eso te parece poca cosa o una tontería.
Bitcoin no viene a suplantar ninguna otra moneda, viene a complementar. Las fuerzas se equilibran cuando jugamos con ambas.
El mal no puede extinguir el bien, y el bien tampoco puede devorar al mal. Dicho así en genérico y de pasada. Porque si profundizamos hay un mal que sí puede desaparecer y un bien que puede triunfar completamente, pero eso ya es materia para otro momento.
La presión se vuelve insoportable cuando no hay vía de escape.
Esto es como el kárate. El impacto te destroza cuando lo recibes de lleno, pero cuando lo reconduces se vuelve tu aliado.
La convertibilidad de las monedas te permite moldear y modular su papel y repercusión en tu vida. Hacerte fuerte en tu territorio, encauzar y dirigir las fuerzas a tu favor. Disponer tus recursos de la mejor manera posible, para aprovechar al máximo su capacidad con gran versatilidad. Ganando poco a poco maestría legítima y reparadora.
Bien usada, esta moneda equilibra, iguala, compensa, en un sentido profundo y totalizador.
Filtra.
Como una medusa en medio del mar.
Igual te parece insignificante o irrelevante. Pero es todo un salto. Porque detrás de una medusa viene otra, y otra, y otra más. Y para cuando te quieres dar cuenta todo ha cambiado enorme y radicalmente.
Su organización tiene una importante fundamentación biológica. Su estructura de red descentralizada y sincronizada es sumamente interesante y sugerente. Se puede aprovechar de más maneras que pronto van a ganar presencia.
Es crucial comprender verdaderamente qué supone y representa la organización descentralizada, porque depende enteramente de nosotros. Nuestra conciencia mantiene el consenso y el consenso hace que la realidad cambie en la dirección que decidamos. Lo que está en nuestra mano es más inmenso de lo que podemos llegar a imaginarnos. Sería muy tonto malograr semejante oportunidad, así que bien merece un detenido examen y consideración.
Para una mejor asimilación de esto puede servir este libro, por ejemplo: http://entra-por-los-ojos.blogspot.com/2014/04/la-arana-y-la-estrella-de-mar.html
La manera en que bitcoin define y preserva sus propias cualidades es más que admirable. Hay un gran campo a descubrir y aprovechar por esa vía. Vida y tecnología perfectamente aunadas y coordinadas para nuestro progreso y crecimiento. De verdad, no como las inútiles patrañas y estafas que se dedica a producir la 'ciencia' oficial, que medra y acapara todo a costa nuestra.
Tecnología ética. Biología ética. Bio-Lógica, lógica bio.
Este es el camino.
El mejor conocimiento es el que está más cerca de la realidad.
La diferencia se ve en el resultado.
La virtud crece y florece.
Tiene vida porque nosotros hacemos que la tenga, es real porque nosotros la realizamos. Crece y nos acompaña, la acompañamos y crecemos. Ambas partes salimos ganando de nuestra voluntaria alianza.
Respira. Fluye. Atrae capital y lo devuelve.
Y en el proceso algo se va transformando.
Bitcoin cambia a la gente.
Sin darte cuenta, participar en un sistema justo reconvierte tu naturaleza y valores. Los hábitos corruptos desaparecen cuando no pueden ser practicados. El monstruo regresa a su humana condición cuando el entorno deja de premiar sus estragos.
Es otro estilo de hacer las cosas, más maduro y edificante.
Usar bitcoin nos recompensa y beneficia. Te invita a crecer. Te presenta el mejor escenario posible y te anima a participar. Dice: Atrévete a soñar.
Atrévete y sírvete de mí. Yo soy la llave que va a realizar tus deseos.
Vale, esto suena un poco pasao de rosca y es pronto todavía para comprobar que ese potencial está ahí. Pero es que está ahí, maldita sea.
Mejor dicho, está dentro de ti.
Nuestra creatividad está secuestrada por un sistema opresor y maligno, que impide prosperar las iniciativas más positivas y alienta en cuenta las más oscuras y perjudiciales.
Mejoras que no terminan nunca de cumplirse, el coche eléctrico, la energía libre, la justicia social, la paz mundial, etc.
Todo tipo de obstáculos, impedimentos y trabas.
Usurpaciones, abusos y parasitismos.
La corrupción envenena cuanto toca.
No tienes más que ver las grandes producciones.
Diseñadas para hacer caja y de paso joderte un poco más por dentro.
Cuando empiece a asomar de verdad lo que llevamos dentro vas a flipar en colores. Va a cambiar todo de arriba a abajo y a una velocidad que ni te lo vas a creer.
Por eso es el momento de aprovechar esta maravilla que nos ha caído del cielo.
Cuantos más participemos mejor resultará esto. La fiesta está preparada y va a ser de las que hacen historia. Que no te lo cuenten, compruébalo por ti mismo.
Está en nuestra mano.
Bitcoin es un salto en la evolución del dinero. Es una revolución. Es como en uno de esos juegos de rol donde la experiencia te hace ascender de nivel y tienes nuevas capacidades.
Eso sí, hace falta cabeza para empezar, para comprender su funcionamiento y familiarizarse con su uso.
Es una fase temprana todavía. Para valientes pero prudentes.
Para asomarte y estar dispuesto a asombrarte.
Vale mucho la pena dedicarle un poco de tiempo y esfuerzo para apreciar su pura bella elegancia. Cómo cuida y protege su integridad y esencia. Para que podamos jugar todos juntos y seguros y ganemos tantísimo con solo hacerlo.
Ya te digo, el invento del siglo.
Y me quedo corto, me quedo muy corto.
PD:
Para empezar recomiendo ver algunos videos: http://www.youtube.com/results?search_query=bitcoin+español
y mirar unos cuantos tutoriales:
http://elbitcoin.org/category/tutoriales/
Hay que insistir y estudiar toda la información que haga falta hasta comprender bien la responsabilidad de trabajar con bitcoins, lo importante de la seguridad y eso.
Y si te entra la paranoia máxima: http://prism-break.org/es/
Luego se trata de tomar decisiones y elegir bien.
Como cartera recomiendo Electrum: http://electrum.org/es/
que puede usarse con Tails: http://tails.boum.org/
aunque es un poco puñetero de instalar y tal, al menos en mi caso.
Otra buena alternativa es usar Electrum con VirtualBox, como se explica muy bien en estos videos (en inglés): http://bitcointalk.org/index.php?topic=397118.0
Y por último, para la compra-venta de bitcoins recomiendo coinffeine: http://www.coinffeine.com/
aunque todavía no lo he probado.
Suerte y al lío.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)