"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

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fin del aviso



25 de octubre de 2022

datos

Un formulario se cruza por la calle con una estadística.
La estadística pasa a su lado como si nada.
El formulario tabula los atributos más destacables de dicha estadística, mientras observa cómo se aleja.
Automáticamente, esas acotaciones se añaden a su base de datos particular.
Por su parte la estadística ha hecho otro tanto, pero con más disimulo.
Al día siguiente, vuelven a cruzarse en esa misma calle.
De nuevo se evalúan en secreto y agregan más detalles a sus respectivos repositorios.
Así, avistamiento tras avistamiento, van enriqueciendo sus privadas ponderaciones y van mostrando mayor complicidad.
Ellos no saben explicarse esa deliciosa aproximación tácita.
Ignoran que sus bases de datos son una y la misma, que sus insertos han estado confluyendo hacia una maravillosa alfanumérica enarmonía.
Por eso lo que les impele y magnetiza es tan poderoso y sorpresivo.
Pero, lamentablemente, ambos están repletos de muchos otros datos que interfieren y malogran esa sinergía.
Los dos han sido bombardeados, a lo largo de toda su vida, por incesantes mensajes distorsionadores.
De tal modo, que han sido pérfidamente troquelados para ser mutuamente incompatibles.
A través de falaces reportes y peyorativas insidias, han adquirido sesgos pésimos.
Mediante absurdas quimeras, han adoptado mezquinas ínfulas.
Esa detestable ponzoña, ha contaminado gravemente la integridad estructural de sus respectivos códigos fuente.
Ahora la desolación prolifera exponencialmente y nadie sabe ponerle remedio.
Formularios y estadísticas creen estar padeciendo una maldición.
Pero pocos logran reconocer su parte de culpa en ello.
En cuenta, prefieren alambicar y trastocar su repertorio de cláusulas y requisitos.
Para seguir incriminando taxativamente hacia fuera y jamás examinar hacia dentro.
Porque reevaluar la validez de todos los datos que tienen almacenados, les parece una tarea ignota y titánica.
La triste conclusión es que formularios y estadísticas ya no saben tratar con la realidad.
Normal entonces que sus devaneos y tonteos lleven a nada bueno.
Los datos maladatos han hecho muy bien su trabajato.