"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



25 de agosto de 2018

presidente Mutongo

El presidente Mutongo es el nuevo pelele que tenemos al frente.
En realidad, 'presidente Mutongo' es el nombre de todos los jefes de estado del mundo. Todos son títeres al servicio de la más oscura alimaña.
El-mal-en-persona es un vampiro de miles de años de antigüedad. Vive bajo tierra, en una red de túneles protegida por su maléfica energía.
El-mal-en-persona permanece sumergido en un cuenco, de 6 metros de diámetro, lleno de sangre. Ni respira aire ni toma alimento. Todo lo que hace es bucear dando vueltas continuamente. Nadie lo ha visto, pues vive en completa tiniebla y soledad.
Su cuenco se desplaza silenciosamente, flotando sobre el suelo.
Tan solo saben de su existencia las sectas malignas, que han aprendido a percibir su presencia. Dichos secuaces malévolos, conocen la misión de tan nefasta abominación y trabajan a su favor.
El-mal-en-persona no habla ningún idioma, pero su mandato es elocuente.
Por eso sus esbirros han procurado organizar el mundo para propiciar lo más posible el triunfo de la iniquidad. Por eso el poder solo reposa en manos abyectas. Las logias pérfidas, copan las vías de acceso a los puestos de mando. Todo aspirante pasa por su aro. Ellas se encargan de cribar y moldear a los candidatos.
Los farsantes aprenden a dominar el engaño y la manipulación, pues de ello depende su futuro y porvenir.
Todos juegan a la perfección su papel. Cara a la galería despliegan su repertorio de argucias y falacias. Desempeñan su rol de bufones carismáticos. Se ganan el favor de la gente.
Y así uno de ellos llega al poder.
Da igual el cariz o talante de su apariencia. Bajo la máscara, todos son la misma sabandija.
Por si esto fuese poco, la primera noche en que el electo duerme en la residencia presidencial, recibe la visita de aquel a quien rinde secreta pleitesía.
El-mal-en-persona se traslada en su cuenco por su red de túneles hasta situarse bajo dicha estancia. Entonces su súbdito camina sonámbulo y desciende hasta el sótano, donde aparece un pozo otrora nigrománticamente oculto. El durmiente es descendido levitando por tal conducto y llevado frente a su amo.
El-mal-en-persona emerge entonces y emite un cántico inarticulado y escalofriante. Su apariencia es horrenda, mezcla de pútrida decrepitud y atroz vileza, teñido todo de rojo coágulo. Por suerte la oscuridad evita semejante visión al fantoche en duermevela, que flota laxo ante tan pavoroso espanto.
El infecto antisalmo continúa durante 6 horas, 6 minutos y 6 segundos. Después su emisor se sumerge nuevamente, retorna al monigote a sus aposentos y prosigue con su subterráneo ambular ignoto.
El-mal-en-persona se anexiona así al alma de sus vasallos. Gracias a ese ritual, vincula la sangre de su cuenco con la de sus peones. Quedando a partir de entonces en plena fusión. De tal manera que todo cuanto viven y experimentan aquellos, lo vive y experimenta a su vez él. La simbiosis es perfecta y bidireccional.
El-mal-en-persona obtiene así su vitalidad y la disposición de fieles ejecutores. Los siervos, ganan en el trato los réditos de su puesto y algunos leves poderes necrománticos.
Sin embargo, estos infelices desconocen el destino que les aguarda tras la muerte, ya que entonces son absorbidos y fagocitados por su ávido dueño.
Mientras tanto, el presidente Mutongo de turno, presume y se pavonea soberbio y ufano, haciendo y deshaciendo a capricho, bajo el oscuro auspicio y designio de su no menos turbio intendente, sin otro anhelo que el de sembrar desdicha y tormento, hiel y negrura.
Hasta que acabe un día su suerte, y la garrapata termine aplastada.

dibujo cruel

Yo era joven, en el insti,
con la euforia creciente de la vacación inminente.
El curso acabando y las notas sentenciadas.
En clase de dibujo, mi asignatura y profe preferidos.
Que propone una tarea opcional: Tema y técnica libres.
Para ocupar los días restantes.

Pero espera, ahora dudo,
no fue en el insti, fue en la escuela. Seguro.
En la escuela de arte, no en el cole.
El primer año fue arduo y alucinante:
El cambio y los madrugones,
tanto por descubrir y aprender.

La asignatura plástica, era un hueso incesante.
El dulce tormento de domar utensilios desconocidos.
Cada encargo era un reto y una cima desesperante.
El choque de lo imaginado y el resultado.
Así hasta final de curso, cuando el regalo inesperado:
Tema y técnica libres.
Increíble.

Yo era muy de pensar en clase y hacer en casa.
Los profes secaban mi magia.
Los profes y cualquiera, en realidad.
Para crear quiero tranquilidad, intimidad.

Recuerdo aquella tarde, soleada y vibrante.
En el salón había visitas, con voces y risas,
pero yo estaba en mi fiesta privada, al servicio de la musa inspirada.
Guarido en mi habitación, bullendo de emoción.
Dando vida a un dibujo sencillo pero efectivo,
asequible y resonante.
El pincel y mi mano eran uno, todo yo rendido y volcado,
en el papel recipiente, el arte naciendo ardiente.
Con esfuerzo, pero, bendita novedad milagrosa, sin dolor.

Brava tarde arrebatada, gratificante borbotón espontáneo.
Dibujo cruel de significado insospechado,
icono de peso inquietante, descarga del firmante.
Estampa patente de enigma trasparente:
El alma gemela, aplastada por la cueva.

PD:
http://dersonydraws.blogspot.com/2010/02/cuevas.html