"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



1 de julio de 2008

servil

ser vil

Puedo hacerte daño?

Di, puedo?
No me mires con esa cara, te lo estoy pidiendo de forma educada.
Puedo hacerte daño?
Me vendría muy bien ahora. Verás, es que vengo del trabajo y estoy muy estresado.
Compréndelo, tengo que desquitarme de algún modo, descargarme de esta tensión horrible.
Va, venga, qué te cuesta. No me hagas insistir.
Puedo hacerte daño?
Déjame golpearte un poco. Será un ratito nada más y luego ya te dejo en paz, vale?
Tampoco pido tanto creo yo, qué te cuesta hacerme ese favor, eh?
No ves lo nervioso que estoy? No comprendes lo malo que es esto para la salud?
Ya sé que tú no tienes la culpa pero entiéndelo, se trata de un caso especial, qué te cuesta hacer una excepción? Por una vez que te pido algo...
Es que si no le doy salida a esto me va a hacer mal.
No te lo pediría si no lo necesitara, ya sabes que esto sólo lo hago en casos de urgencia, de verdadera urgencia.
Puedo hacerte daño?
No es ningún capricho, esto no lo hago por gusto, sabes?
Es algo de primera necesidad.
Apiádate de mí. Es que no ves que estoy sufriendo?
Te crees que a mí me gusta estar así?
Tú no sabes lo que duele, cómo quema por dentro esta frustración.
Qué quieres, que me dé un ataque de ansiedad?
Sí, ya sé que esto no es plan pero es sólo por esta vez, anda...
Te prometo que, si me dejas hacerte daño, otro día me compro un saco de boxeo o algo así. Aunque no es lo mismo, pero... bueno, ya me apañaré.
Ya sé que lo digo siempre, pero esta vez va en serio, te lo juro.
Es que todo es un asco, estoy harto de mi trabajo, hasta las narices del capullo de mi jefe.
A ese sí que le daría una buena paliza si pudiera. Pero claro, el muy mamón me despediría, ya ves qué injusto es el mundo.
Anda, venga, no te hagas más de rogar.
Puedo hacerte daño?
Te lo pido por favor, me harás un gran favor si me dejas pegarte.
Es que no ves cuánto lo necesito?
Sería todo un detalle por tu parte, si quieres luego te compro alguna cosa para compensarte.
Es que no te importo?
Venga, si sólo es un momento, te pego un rato y ya está, luego hacemos lo que tú quieras, eh? Qué te parece?
Va, venga, enróllate. No ves que lo voy a hacer de todas formas?
Mejor que sea por las buenas que no por las malas, no crees?
Qué te cuesta decirme que sí?
Dame permiso, anda. Si sólo es para estar más tranquilo. Ya sabes cómo está la justicia de pesada con estas cosas, al final no va a haber libertad para nada.
Y no queremos meternos en líos, verdad que no? Si es lo que yo te digo...
Buff, no me hagas sufrir más, decídete de una vez.
Me tienes aquí aguantando este horror, esta angustia que me come por dentro.
Esa es otra, qué hay de comer?
Otra vez esa basura? Pero tú te crees que hay derecho?
Viene uno machacado del trabajo y se encuentra con esta bazofia.
Joder, cómo quieres que no te haga daño si lo pides a gritos.
Yo me pongo como me da la gana! Mierda ya!
Que ya me estás calmando la paciencia, mira que como me enfade va a ser peor...
Es la última vez que te lo digo, puedo hacerte daño o no?
Que al final parece que sólo entendemos las cosas a hostias.
Hombre, por fin, ya era hora!
Esto ya me gusta más.
Gracias, gracias, no sabes cuánto te lo agradezco, de verdad.
Es todo un detalle por tu parte, si es que, no te merezco.
Vale, iré con cuidado para no hacerte demasiado daño.
No, no te preocupes. Ya sabes que yo esto te lo hago con todo mi amor. Noo, que no me pasaré, descuida...
Te prometo que, aunque me ponga loco, esta vez no te romperé ningún hueso.
Y tampoco te voy a asfixiar. Además, que siempre aflojo cuando veo que te cambia el color.
No tengas miedo, si ya sabes que no voy a matarte...
Y no te me pongas a temblar ahora, que eso sí que me saca de quicio, si aún no empezado!
Lo que hay que aguantar.
En fin, a ver por dónde empiezo, mmm...
Toma! Cabrón!
Cabronazo!
Y toma! Jefe de los cojones!
Esta te iba a meter yo!
Y esta! Y esta! Y esta!
No te me vayas! Toma! Desgraciado!
Te voy a calentar pero bien!
Hijoputa! Cabrón! Inútil!
Anormal!
Toma! Y toma!
Te voy a moler a palos!
Ostia ya! Tanta tontería!
Cómete esta! Y esta!
Y esta! Y esta! Y esta! Y esta!
Y esta! Y esta! Y esta!
Lleno de leches te voy a dejar!
Mamón!
Eeh... No me apartes la cara que si no no te puedo dar bien.
Aguanta así, venga, que ya queda poco.
Toma! Y toma!
Toma esta! Y esta por ser tan capullo!
Venga! Levanta! Cobarde!
Ahora no te ríes, eh? Capullo!
Toma! Para que te acuerdes de mí!
...Va, no me llores ahora, que no es para tanto, si ya casi estoy...
Toma! Toma! Y toma!
Desgraciado! Cabrón! Hijodeputa!
Me das asco! J-pfú! Muérete ya! Mamón!
Y esta de propina! Jaja!
Ahh...
Dios, qué bien me he quedado.
Ves qué bien? Qué valiente has estado? Has aguantado hasta el final sin desmayarte. Esta vez te has portado. Sí señor, ya lo creo.
...Bueno, vamos a ver esa cara...
Fíjate, me he puesto perdido de sangre, a ver quién es el guapo que limpia todo esto luego.
Uy, sí, esa herida está fea, habrá que cubrirla bien para que no se abra.
Cuidado, que no te entre agua oxigenada en el ojo, hay que desinfectar esta zona.
Deja que te limpie un poco, anda. Buf, cómo estás chorreando, vas a poner bueno el lavabo.
Ahivá, mira, se te ha caído un diente.
Aquí tendrás que ponerte hielo o algo para que se te baje la hinchazón.
Y el labio partido mejor no lo muevas mucho o no se cerrará bien.
Muerde esto anda, que voy a coserte la ceja.
Lo de este lado con una gasa y un poco de esparadrapo lo arreglamos.
Y esto otro igual, así vamos tirando.
A ver cuánto te duran esta vez los moratones, que te he visto ya de tantos colores que pareces un camaleón.
Vaya, se han acabado las tiritas.
Bueno, pues, más o menos ya está.
Chico, vaya careto te ha quedado, pareces franquenstein.
Vamos a comer algo anda, que me ha entrado el apetito.
Joder, como no quite ese espejo de ahí cualquier día de estos me mato.

dos de cada

Pues, con esto de la genética se ha avanzado mucho. Ahora ya sabemos utilizarla y podemos jugar a ser dios. Por lo tanto han cambiado muchas cosas.

Primero de todo ya no hay enfermedades, ahora se llaman 'pequeños desajustes genéticos' y, o bien se apañan y se arreglan, o bien terminan con tu vida, pero eso no viene al caso ahora...
Uno de los logros más importantes es el de la reproducción artificial. El ser humano al fin se ve libre de esa carga, que recae por completo en las máquinas, más fiables, exactas, eficaces, que se ocupan de la selección, fecundación, depuración, gestación, incubación, supervisión, mantenimiento y formación.

Como se comprenderá el proceso resulta muy caro y muy pocas personas se lo pueden permitir, tanto es así que el gobierno ha terminado por asumir la responsabilidad (y el control) total sobre la producción de nuevos vástagos. Es por eso que el proceso se extiende hasta que el sujeto alcanza la plena madurez y operatibilidad, que es cuando se le libera para que sea útil a la sociedad, no antes.

De esta forma se aseguran de 'entregar' individuos perfectamente formados y constituidos (los defectuosos no salen a la luz nunca, son 'reciclados') y al mismo tiempo controlan la población para que no haya problemas de recursos, ni de espacio.
Además se dice que durante el proceso de depuración se ajustan algunas cualidades mentales para que los individuos sean obedientes y no piensen demasiado, aunque todavía no se ha logrado demostrar nada al respecto.

En teoría basta una muestra de adn para solicitar un descendiente a la carta, pero tener niños ya no está de moda, ahora se lleva más lo práctico, los clones, los bancos de órganos de recambio portátiles.
Además para suplir ese campo afectivo hay opciones más baratas, como las mascotas personalizadas, tuneadas, que causan verdadero furor entre las gentes.

Podría decirse que es el nuevo culto que ha reemplazado por completo a todos los anteriores, ahora la gente adora su cuerpo, sus cosas y sus mascotas, y sobre todo eso aplican continuos cambios, modificaciones, explorando los límites del gusto y de la estética en una especie de búsqueda de la felicidad a través de la 'belleza'.
Nadie se acuerda de los viejos dioses, sobre todo porque ahora cualquiera con un poco de dinero puede injertarse unas alas o cuatro brazos y emular su aspecto, que es lo único que importa.

La verdad es que combinando unos cuantos genes se pueden lograr cosas muy llamativas, como los perritos colacoca, que crecen con el logo ya estampado en su pelaje, o los gatos que brillan en la oscuridad, o los microtiburones para los acuarios, o los elefantitos rosas, o los ositos polares, etc...
También se pueden encontrar creaciones más 'originales' (y con copirai), como los Estich, los Guizmo, los Eté, los Fuyu, etc...
O mezclas más clásicas y ñoñas, como los pegasos, los unicornios, los ponis arcoiris y otras cursiladas por el estilo.

Y es que las posibilidades creativas son increíbles, por eso los zoológicos y los museos han acabado fusionándose y se han convertido en una galería de creaciones vivientes donde los artistas disfrutan de lo lindo ampliando los límites, expandiendo la plasticidad de la materia y esas cosas, sin olvidar su vena crítica y sarcástica.
Todavía me acuerdo del famoso cerdito Esréc, con su piel verde y sus orejitas triangulares, la verdad es que la cara les quedó muy lograda, lástima que fuera una 'reproducción' no autorizada y que tuviera que ser eliminada.

Por supuesto los dinosaurios son las grandes estrellas de los 'neomuseos', la gente no pierde la fascinación por esas enormes criaturas que, convenientemente domesticadas, resultan bastante dóciles y manejables. El primer paseo a lomos de un diplodocus es algo que no se olvida así como así.

Como se comprenderá, ante este tremendo abanico de posibilidades, la publicidad ha abandonado sus medios habituales y se ha centrado exclusivamente en la genética. Por eso ahora lo más habitual es que te regalen crías de criaturas por cualquier cosa, incluso te las encuentras en los buzones (los críos van como locos con sus colecciones de picachus y compañía.)

Si bien es cierto que a veces al merchandaisin se le va un poco la mano y se producen plagas molestas que hay que exterminar, como la invasión de chigüacas del verano pasado.
Y siempre hay algún pirado que se monta su propio laboratorio clandestino y crea monstruosidades peligrosas, a saber: arañas gigantes, chupacabras, ratas superinteligentes, etc.

Total, que cada vez es más difícil distinguir la realidad de la ficción, ya no hay un patrón predecible, un marco de normalidad, todo es caos y extrañeza. Es lo que tiene la genética, que sirve para muchas cosas. Aunque uno ya está curado de espanto y al final te acostumbras a lo que sea.

Que el vecino tiene la piel amarilla y los ojos saltones: pues vale. Que su hijo tiene grandes orejas redondas y nariz de ratón: pues bueno.
Qué quieres que te diga, si así son felices es cosa suya. Que Tom Cruis se opera y se convierte en centauro: Oye, él sabrá lo que se hace, no?

Así es como vivimos ahora, la genética es la base de todo, de la economía, el bienestar y todo eso. En cierta medida hemos evolucionado, ya no se trata de consumir más y más a lo loco sino de invertir todo el tiempo y el dinero en personalizarlo, tunearlo todo, continuamente.

Ahora bien, el verdadero cambio revolucionario se ha dado en el campo sexual.

El sexo, al quedar liberado de la función reproductora, se ha convertido en la actividad principal del ocio y el divertimiento.
Poco a poco se le han ido incorporando, añadiendo accesorios, modificaciones, 'mejoras'. Y, dada la arbitrariedad, variabilidad y variedad de los encuentros para el esparcimiento lúdico-sexual, (dúos, tríos, homos, bis, etc...) muchos se han sentido algo 'limitados' por sus órganos sexuales y se han añadido otros más.

Para sentir más placer, para probar experiencias nuevas, porque lo conocido al final sabe a poco y aburre. Porque el sexo es adictivo y siempre invita a ir más allá, a llegar más lejos, a explorar lo prohibido, etc. (Por eso las perversiones son cada vez más numerosas, frecuentes y monstruosas)

Así las posibilidades de interacción y combinación se han incrementado con un mayor nivel de complejidad. Ya que se han difuminado las barreras que separaban ambos sexos y han aparecido tipologías más ambiguas y 'versátiles': los percas (pene+vagina) y los truchas (vagina+pene.)

Al principio también había algunos pene+pene y algunos vagina+vagina, pero enseguida desaparecieron pues esas combinaciones resultaban doblemente frustrantes y un tanto estúpidas, la verdad.

El caso es que esas implantaciones de órganos sexuales han tenido tanto éxito que se han convertido prácticamente en una norma social, no hacérselas te convierte en un anticuado, un paria, alguien que no merece la más mínima consideración ni trato alguno.

Por eso lo normal es que con el primer sueldo, en cuanto se puede, uno se opera y se añade algún órgano (algunos se ponen dos o tres pero eso todavía está considerado como 'demasiado' perverso y excesivo) y rápidamente se celebra el injerto con una macro-orgía en la que se deja de ser oficialmente 'virgen' y luego uno ya se puede divertir y disfrutar todo lo que quiera con su nueva sexualidad amplificada.

Incluso uno puede auto-copularse en caso de necesidad o aburrimiento. Aunque eso será las menos de las veces pues montar orgías está considerado un gesto de buena educación, una fórmula de cortesía muy apreciada y respetada por todos. Así todas las fiestas y reuniones terminan de la misma manera, para satisfacción, disfrute y alegría de todos.

Aunque genéticamente este tipo de mezclas causan bastante conflicto pues los genes ya no saben qué género están construyendo, cosa que se compensa con medicinas y que técnicamente hacen que en el fondo todos seamos tías, aunque sin capacidad reproductora.

Con estos cambios, la sociedad se ha desestructurado, atomizado, radicalizado. Ya no se forman parejas ni se mantienen familias. Las relaciones son esporádicas, caprichosas, aleatorias, ciegas. Y no se toleran, para nada, a los que van de exclusivos o especiales, a esos se les obliga a decidirse, o ceden y participan o desaparecen para siempre. Dudar no está bien visto ni se respeta, y la ley se ha vuelto democrática, se hace siempre lo que la mayoría quiere.

Sí, es un bello nuevo mundo este, lleno de libertad y posibilidades.
Ahora mismo estoy viendo por la ventana a un grupo de tintines que se han montado un botellón en la calle y se lo están pasando a lo grande. Creo que me voy a ir con ellos un rato.

curriculum vitae

Me llamo Adolf Hitler y soy un afamado pintor.
Nací en Braunau el 20 de abril de 1889. Mi padre, Alois Hitler, era agente de aduanas y mi madre, Klara Polzl, se ocupaba de los asuntos del hogar.

Me crié en un ambiente sencillo pero agradable, aunque el trato con mi padre nunca fue fácil, teníamos algunas diferencias importantes. Sobre todo respecto a mi profesión, él quería que siguiera sus pasos, que estudiara algo con buenas perspectivas de futuro. Sin embargo mi temprana sensibilidad estética me hizo decantarme claramente, a pesar de todas sus porfías, por el oficio de pintor artístico. Razón por la cual, tras terminar los estudios reglamentarios ingresé en la universidad de Bellas Artes de Viena.

Si bien es cierto que la prueba de acceso me dio algunos problemillas no desistí y acabé superándola. Allí pude forjar y desarrollar mis aptitudes, de tal forma que pronto me fue posible colocar algunos óleos en una pequeña galería.
La suerte se mostró generosa conmigo, pues aquellos cuadros gustaron y poco a poco fui haciéndome conocido.

Mi obra ensalzaba los valores tradicionales que siempre han caracterizado a nuestra región y, aunque nunca fui un virtuoso de la técnica, la pasión con la que realizaba aquellos cuadros era apreciada por el pueblo. Lo cual es motivo de gran satisfacción por mi parte, pues mi sentimiento de admiración y aprecio hacia mi patria siempre ha sido hondo y sincero.

Total que, como iba diciendo, mis obras se vendían a muy buen precio y a un ritmo considerable. Tanto era así que casi sin darme cuenta me vi encumbrado a la fama.
Mi nombre (mejor dicho mi firma, pues siempre firmé mis cuadros como Wolf Hitler) se convirtió en el principal referente de nuestra amada y grande nación. De la noche a la mañana me convertí en el estandarte mayor, en el ídolo del pueblo, posición que asumí con sano orgullo y responsable humildad.

Se me apreciaba como a un héroe, y como tal emprendí mi gloriosa marcha por la vieja, y por aquel entonces convulsa, Europa. Recogiendo numerosísimos premios, elogios y parabienes.
Aquella tournée enriqueció mi acervo cultural al tomar contacto con las ricas tradiciones de los países vecinos, sin que ello afectase a mi estrecho vínculo con mis orígenes.

La comunidad internacional, los estrictos y severos críticos de arte, me aceptaron como uno de los más grandes artistas de toda la historia y mi obra se hizo mundialmente famosa.
Y de entre mis muchos lienzos, por todos conocidos y admirados, especialmente apreciado es el cuadro 'Amanecer Ario', que causó furor en la Exposición Universal de Barcelona, evento de feliz memoria pues fue donde conocí a Eva Braun, que luego sería mi querida esposa.

Como decía, ese cuadro es sin duda el más preciado y querido, en él se representa un amanecer sobre un paisaje montañoso. Un cielo rojo cubre casi toda la superficie y en su centro un gran sol blanco ilumina la escena, sol que a su vez contiene en su interior la negra silueta de dos águilas luchando en el aire. Y sus alas están dispuestas de tal manera que asemejan un molinillo o una cruz gamada (siempre fui un gran amante de la simbología.)

Ahora sí, volviendo al decurso de mi mundanal existencia, en el 29, como ya he dicho, conocí a Eva Braun y enseguida formalizamos nuestro matrimonio, disfrutando desde entonces de infinitos días dulces y muy abundantes momentos de dicha y gozo.
Y de esa feliz unión nació nuestra primogénita, Adi, que ya cuenta 14 años en su haber y que da muestras de querer seguir los pasos de su padre en lo artístico, inclinación que me place sobremanera y que espero servirá para continuar el prestigio mundial de nuestro apellido.

Sin embargo, no todo es perfección y armonía en mi vida.
Una irritante caterva de impresentables insiste en acosarme e insultarme vaya adonde vaya. Por fortuna parecen ser pacíficos y se mantienen a una distancia prudencial. Aun así sus pancartas y sus proclamas resultan ofensivas e hirientes para con mi persona.
Podría pensarse que son el precio de la fama pero la verdad es que se me antojan incomprensibles y desmesurados.

Esos tipos se empeñan en llamarme monstruo, asesino y cosas aún peores. Por supuesto todo el mundo sabe que esas acusaciones son sin fundamento alguno. Sin embargo, esas feas calumnias, esos juicios de valor exacerbados, (de todo punto improcedentes, pues no hay persona más inocente y pacífica que yo) no dejan de causarme cierta inquietud y aprensión, como si su extraña locura pudiera tener alguna remotísima razón de ser.

Naturalmente preferiría que se cansaran o se olvidaran de mí, pues no alcanzo a comprender de dónde les nace ese odio tan irracional, qué alimenta ese hondo desprecio, esa ciega manía, esa aversión.
Más de una vez he intentado dialogar con ellos para llegar a algún acuerdo, pero las cosas de las que hablan me resultan completamente inverosímiles. Pretenden que yo soy un terrible dictador, un cruel genocida, un sangriento exterminador al mando de un poderoso ejército, con miles de súbditos y seguidores a los que dirijo hacia la conquista del mundo, hacia la creación de un imperio del mal, un reino del horror.

Desde luego, he visto cosas raras en mi vida pero lo de estos dementes no tiene nombre. Me resultaría incluso gracioso de no ser por el agravio y la merma que supone a mi honrado nombre sin tacha. Motivo por el cual, como ciudadano respetuoso y fiel, seguidor de los principios democráticos que vertebran nuestra amada nación, solicito el favor de la justicia, para que intervenga y ampare los derechos de mi persona frente a las continuadas impertinencias proferidas por ese grupo de fanáticos trastornados. A los que deseo pronta y feliz recuperación, si es posible, para que pueda haber entre nos una convivencia respetuosa, pacífica y civilizada.

Por lo demás mi vida se desarrolla con normal naturalidad (o natural normalidad, si se prefiere), disfruto de mi familia y de mi trabajo y, si bien es cierto que algunos achaques propios de la edad comienzan a importunarme levemente, afronto la madurez con serenidad, resignamiento, como dicen los de allende, y gratitud.
Todo lo vivido hace que me sienta lleno de optimismo, calma y beatitud ante el porvenir, pues mi vida ha sido plena y ya está colmada.
Hace unos pocos días he cumplido 56 años e intuyo que este será un buen año para mí y los míos.