"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



22 de diciembre de 2023

memorias cebolletiles

Cuando yo era joven, nos comíamos los caracoles con concha incluida y teníamos los huesos más duros que la piedra.

Cuando yo era joven, los números de teléfono sólo tenían tres cifras.

Cuando yo era joven, los coches tenían manivela y había que darles cuerda cada quince metros.

Cuando yo era joven, los ricos se bañaban en oro de pies a cabeza, pero por la calle llevaban armadura para no ser despellejados vivos.

Cuando yo era joven, los avestruces volaban y los elefantes no tenían trompa.

Cuando yo era joven, en el boxeo no se podían usar los puños; se peleaba a narizazos.

Cuando yo era joven, teníamos de presidente a un lorito la mar de simpático; en todas las ventanas dejábamos un puñado de pipas por si venía a visitarnos.

Cuando yo era joven, los bomberos estaban gordotes y apagaban los incendios soplando a pleno pulmón.

Cuando yo era joven, las casas se construían elevadas como las torres de agua, porque nos gustaba ver las nubes de cerca.

Cuando yo era joven, la estatua de la libertad era del tamaño de un guisante y había que regarla todos los días para que creciera.

Cuando yo era joven, los gatos no decían miau, decían gachiau.

Cuando yo era joven, teníamos pingüinos mensajeros, para enviar cartas al otro lado del charco.

Cuando yo era joven, las monedas eran grandes como ladrillos y los billetes eran pequeños como botones.

Cuando yo era joven, sólo podía ser profesor quien tuviese el pelo totalmente blanco.

Cuando yo era joven, las bombillas eran grandes como sandías y no se fundían nunca; eso sí, cómo pesaban las condenadas.

Cuando yo era joven, a los aprendices de cura los crucificaban unos cuantos días, para que pudiesen hablar con conocimiento de causa sobre eso.

Cuando yo era joven, no existía la tauromaquia; en cuenta lo que hacíamos era sacarle la lengua a la policía y salir pitando para que no nos pillase.

Cuando yo era joven, la luna era de queso, pero el ratoncito Pérez se la comió y fue castigado a construir otra; por eso se lleva todos los dientes de leche, pues todavía tiene que hacerla más grande.

Cuando yo era joven, los banqueros usaban antifaz de caco, para que nadie se llevase a engaño.

Cuando yo era joven, si te tocaba la lotería, te quitaban todo lo que tenías y lo repartían entre los demás.

Cuando yo era joven, la sopa se hacía hirviendo piedras; y bien rica que estaba.

Cuando yo era joven, los periódicos eran muy rigurosos y sólo publicaban noticias de varias décadas de antigüedad, ampliamente cotejadas y refrendadas.

Cuando yo era joven, sólo existía un reloj en todo el país; y para saber la hora, tenías que preguntarla por carta.

Cuando yo era joven, la semana tenía cinco días, porque aún no se había descubierto ni el martes ni el sábado.

Cuando yo era joven, en los hospitales se operaba con sacacorchos.

Cuando yo era joven, la televisión sólo daba la carta de ajuste, y la radio sólo emitía el himno nacional.

Cuando yo era joven, la navidad se celebraba el 29 de febrero.

Cuando yo era joven, ir por la calle sin sombrero se castigaba con veinte latigazos.

Cuando yo era joven, los godos se habían quedado sin rey, y buscaban uno nuevo llamando de puerta en puerta.

Cuando yo era joven, los dibujos animados se hacían con marionetas.

Cuando yo era joven, las iglesias tenían las paredes forradas con auténticas calaveras, por dentro y por fuera.

Cuando yo era joven, el abecedario tenía quince letras, y el diccionario cincuenta páginas.

Cuando yo era joven, África se llamaba Chozalandia, y en los mapas aún no salía Australia.

Cuando yo era joven, las moscas no tenían alas.

Cuando yo era joven, los fontaneros no trabajaban a domicilio.

Cuando yo era joven, el ombligo estaba en la frente; por eso todo el mundo llevaba flequillo largo.

Cuando yo era joven, las calculadoras no tenían botón de resultado.

Cuando yo era joven, si te costaba dormirte, llamabas al sereno y te cantaba una nana.

Cuando yo era joven, los ascensores sólo bajaban y no subían.

Cuando yo era joven, el único circo que existía era el de pulgas, y para verlo tenías que aportar una gotita de sangre en un vaso que había a la entrada.

Cuando yo era joven, Mortadelo tenía pelo.

Cuando yo era joven, la ropa interior era de esparto.

Cuando yo era joven, no existían las pinzas de tender, y los traperos iban por la calle vendiendo la ropa que se habían encontrado por ahí tirada.

Cuando yo era joven, todo el mundo usaba zuecos.

Cuando yo era joven, las bolas de helado te las servían directamente en la mano.

Cuando yo era joven, había que empujar los trenes en las pendientes.

Cuando yo era joven, no existía el cemento y las obras se hacían con chicle mascado; por eso los críos siempre estábamos mascando chicle sin parar.

Cuando yo era joven, los gorilas eran imbatibles al ajedrez, hasta que uno perdió y ya nunca más volvieron a jugar.

Cuando yo era joven, lo normal era medir metro y medio; quien se pasaba de alto, tenía que ir en silla de ruedas o le daban una paliza.