19 de agosto de 2010
ranita
Una mujer sale del mar, desnuda, y viene hacia mí, que estoy tumbado en la playa. No tiene brazos ni piernas (bueno, sí que tiene, pero se le terminan algo antes de los codos y las rodillas). Su cuerpo está bellamente formado. Avanza ondulando su tronco, como a saltitos. La arena va rebozando su piel mojada. Se coloca sobre mí y me besa, ranita amorosa.