Imita a la vida.
Es el lema que toda persona de bien asume y adopta.
Otros entienden esto mal. Lo convierten en lo de jugar a ser dios.
El fallo está en creerse por encima de la vida, en creerse autorizado a manipularla sin escrúpulo ni reparo.
Los inmaduros parodian la vida, la malinterpretan y hacen de su idea de ella una farsa. Alumbrando absurdos grotescos y dañinos.
Véase bien la diferencia.
El hijo naturalmente admira y emula a su padre. Así adquiere y aprende muchas cosas. Al principio puede equivocarse y resultar gracioso, luego depura y amolda como puede y a su manera todo hasta que lo hace suyo y lo incorpora a su repertorio.
Con la vida es lo mismo. Somos parte de la vida y viviendo aprendemos su sentido y naturaleza. Esto es crucial y muy importante, ya que es lo que determina que sepamos organizarnos de manera benéfica y armónica o todo lo contrario.
Lo que hace a un sistema sostenible es su adecuación y proximidad a la vida. Cosa que resulta bien evidente en toda actividad humana.
Un alimento da salud cuando se toma de manera oportuna y con mesura, y trae enfermedad cuando se altera o abusa de el erróneamente.
Toda vez que dejamos de comprender el sistema del que formamos parte, equivocamos nuestro rumbo y obtenemos a cambio tormento y sufrimiento. A corto o largo plazo. Directa o indirectamente.
Es la ley.
No podemos escapar de nuestro destino. No podemos salirnos de la vida. No sin perderla, desde luego.
El dinero es una herramienta que vehicula y canaliza gran parte de la actividad inter personas.
El dinero concentra y congrega en torno a sí todo un universo, con sus propiedades y características organizativas.
El ser humano se mueve en ese y otros sistemas conectados y vinculados, estrechamente relacionados.
Pero ojo. En ningún momento hay que olvidar ni perder de vista que todo submundo se haya comprendido dentro del mundo primero y máximo que es la vida. Por tanto, la ley de la vida rige siempre sobre todo, ineludiblemente. Por tanto, se hace obligado buscar y procurar continua y permanentemente la mejor adecuación para con el reino supremo y vigente.
Un martillo es inútil sin nadie que lo utilice. Una herramienta no es herramienta sin usuarios.
El dinero que sepa hacerse fiel a la vida tiene todo el futuro del mundo.
El dinero que se oponga y niegue la vida está muerto y con él arrastrará a todos quienes le sigan.
En eso estamos ahora.
O aprendemos a hablar el lenguaje del entendimiento y consenso verdaderos o sucumbiremos horrendamente, como ya venimos haciendo.
Para comprender mejor el orden que debemos adquirir, veamos una comparación.
El dinero es para nuestra sociedad lo que el oxígeno para nuestro cuerpo.
El oxígeno desempeña un papel vital para todas las células. La distribución ha de ser siempre la más perfecta y proporcionada posible. Todo exceso y todo defecto acarrea serios inconvenientes y problemas.
La respiración es el ciclo que asegura y garantiza el correcto intercambio y renovación de gases para una adecuada supervivencia.
Este ciclo está a su vez conectado con los demás ciclos de la naturaleza. De tal manera que existimos integrados con lo que nos rodea. Y si se nos ocurre la estúpida idea de destruir el entorno, la consecuencia evidente es que desapareceremos.
A lo que iba. El valor del oxígeno está en su ciclo. Sin ciclo no hay valor. Oxígeno retenido es oxígeno muerto. El idiota que quiera comprobarlo que deje de respirar y verá si es verdad.
Con el dinero pasa lo mismo.
El valor del dinero radica en lo que nos permite intercambiar a través de él.
Atesorar dinero sin darle uso hace que el valor deba ser sustentado por otros. Cuanto más dinero se estanca, más esfuerzo y más dificultad recae sobre quienes soportan el valor con su actividad.
Esto lleva a la instauración de las clases sociales y la eterna lucha de explotadores y explotados.
Esa historia ya ha durado demasiado y hace mucho que dejó de ser divertida.
Toca hacer realidad un nuevo mundo. Verdaderamente justo y leal a la vida.
Hoy en día estamos en condiciones de diseñar nuestra propia moneda tal y como queramos que sea.
Gracias al protocolo de las criptomonedas podemos implementar todas las condiciones necesarias para garantizar el correcto uso del dinero.
Por mi parte, le vengo dando vueltas a esto desde hace un tiempo y ya he perfilado bastante algunos aspectos que considero importantes:
http://dersony.blogspot.com/2014/07/infinita-ola-solidaria.html
Aquí viene otra tanda.
Mi protocolo de bitcoin solidario está pensado para asegurar la distribución de la riqueza. Falta comprobar su comportamiento, pero el planteamiento me parece bastante apropiado para eso.
Sin embargo, un protocolo por sí solo no lo soluciona todo.
Hay que tener en cuenta más cosas.
Primero de todo cómo y dónde hacer que exista.
El mundo de las criptomonedas es complejo y cambiante. El bitcoin solidario podría ser una propuesta más entre la maraña de propuestas existentes. Lo malo de esto es que entonces habría que empezar de cero y la moneda podría tardar un tiempo indefinido en despegar, si es que llegara a lograrlo siquiera. Incierto comienzo sin incentivo.
Toda la suerte dependería de la decidida conciencia y constante voluntad de los usuarios. Lo cual está muy bien, porque es una manera de seleccionar a las personas más dispuestas a sacar adelante algo así.
Sin embargo, siendo realistas, es posible que no haya suficientes personas de esas, o que ahora estén por otras cosas.
Sea como fuere, no parece una estrategia demasiado exitosa, a priori.
La otra opción es depredar directamente a bitcoin.
Esto es, diseñar un cliente que encapsule tus bitcoins y los convierta en bitcoins solidarios, de tal manera que a partir de entonces solo puedan funcionar según el nuevo protocolo.
Este me parece el camino más interesante, ya que te da un punto de partida más estable y además plantea un juego de equilibrios.
Que dos sistemas coexistan usando la misma fuente de valor establece una relación simbiótica, que puede ser bastante positiva para ambos.
La lógica especulativa, que no sobrevive al mínimo examen, persigue acaparar, y ante la escasez aumenta su valoración de la moneda. Así que, quitarle monedas de su circuito beneficiaría teóricamente a ambas partes. Sin embargo, esto hay que hacerlo con cuidado, porque solo funciona si se mantiene una proporción razonable, o estaríamos matando a la gallina de los huevos de oro.
También puede llegar un momento en que las personas encuentren todo el valor en el bitcoin solidario y el valor de bitcoin se vuelva irrelevante. Pero eso está muy lejos todavía.
Otra cosa a tener en cuenta es que, el protocolo solidario, para ser fiel a su propósito, requiere que los usuarios no puedan inventarse falsas identidades. Una persona solo debe poder operar con una única dirección. Seguramente hay muchas maneras de garantizar esto, pero aún no he encontrado el método ideal.
Claro, a nivel local es perfectamente sencillo. Basta con asignar cada dirección a cada usuario en persona, públicamente y sin anonimato.
El reto está en escalas mayores. Sobre todo si se pretende mantener cierto anonimato, que tampoco debería ser imprescindible.
En fin, si se te ocurre alguna forma de verificar la mono-identidad de cada usuario, no dudes en decírmelo.
Además, considerando esto del dinero vivo y el dinero muerto, hay que procurar un equilibrio entre el ahorro y la utilización. Ahorrar está muy bien, pero sustrae y paraliza parte del flujo del dinero. Ya hemos dicho que el valor está en el ciclo, así que conviene premiar el uso y penalizar el no uso.
Primero de todo hay que recordar que este protocolo que propongo establece un tributo del cincuenta por ciento para cada transacción. Esto significa que cada vez que conviertes dinero en bitcoins solidarios sabes que solo vas a poder extraer de vuelta la mitad de lo que introduzcas. Esto significa que la mitad del total de bitcoins solidarios son en el fondo propiedad común y no privada.
Así pues, la acumulación desproporcionada puede y debe atajarse y acotarse. Esto se puede hacer de diferentes maneras. Una posible es que el sistema, a la hora de distribuir las partes correspondientes a cada dirección, introduzca un factor de compensación que reparta las fracciones teniendo en cuenta el grado de solidaridad, para que cada usuario tenga la recompensa proporcional a sus méritos. Esto se mide mediante un sistema de puntuación solidaria, explicado más adelante.
Otra medida que se puede tomar es, cada veinticuatro horas, tomar el total de bitcoins solidarios tributados, dividirlo entre el número de usuarios activos que han generado ese tributo, y restar esa media proporcional a cada dirección que ese día no haya efectuado ninguna operación.
Por ejemplo, pongamos que la comunidad de usuarios se compone de 200 personas y 100 de ellas ayer realizaron operaciones, que en total movieron 60 btc-sol, 30 de los cuales fueron los tributados.
Entonces, tomamos las otras 100 personas y les restamos a cada una 0,3 btc-sol, dinero que se añadirá al total tributado para ser repartido a quienes corresponda.
Pero con algunas precauciones. Las direcciones inactivas solo podrán tener merma en la parte de su saldo considerada de propiedad común, o sea, la mitad del capital ingresado desde fuera del sistema solidario.
Aquí cabe hacer otra puntualización. La cantidad máxima de saldo que cualquier usuario podrá acumular en su dirección será de tres veces la media proporcional del total de bitcoins solidarios existentes.
Si el total existente es 100 btc-sol y el número de usuarios es 50, el saldo máximo para cada uno de ellos será de 6 btc-sol. Todo pago que sobrepase ese límite se redistribuirá automáticamente entre toda la comunidad.
Esta condición es importante para mantener la proporcionalidad entre las personas, para crecer acompasadamente entre todos.
Lo bueno del protocolo de las criptomonedas es que te proporciona toda la información en tiempo real, así que puedes hacer un diagnóstico muy detallado de la situación y salud del sistema, para saber a qué atenerte y decidir qué hacer.
Volviendo a la cantidad de merma sufrible por una dirección, supongamos que tienes una dirección en la que has ido ingresando en diferentes momentos 20, 30 y 10 btc-sol. Esto significa que has aportado a la comunidad 60 btc-sol, de los cuales 30 son privados y puedes extraerlos en cualquier momento y los otros 30 son inextraíbles y se consideran propiedad común provisionalmente en tu haber.
Pongamos que tu saldo ahora es de 25. Entonces, en virtud a esos 30 aportados, tu saldo no puede sufrir merma alguna mientras no supere ese umbral. Pongamos que extraes 20 btc-sol, desencapsulándolos y liberando de su interior esos bitcoins normales y ajenos al protocolo solidario, así que tu dirección quedaría con un saldo de 5. Pero ojo, porque ahora tu umbral considerado privado habrá pasado a ser de 10 btc-sol, y en cuanto tu saldo supere esa cifra podrá sufrir merma.
Esto quiere decir que el sistema está siempre al tanto de cuánto aporta y desaporta cada usuario y qué parte merece que se le respete y cuál no.
Esto quiere decir que tener dinero en el sistema solidario implica participación, incluso cuando el usuario permanece inactivo.
La pasividad tiene un precio.
La comunidad se construye y mantiene con la interacción de todos.
El parasitismo no es bienvenido.
Otra precaución importante tiene que ser para evitar la picaresca. Porque es muy fácil caer en la tentación de inflar el volumen de bitcoins solidarios intercambiados en un día con la sola intención de sacar mayor tajada de las direcciones inactivas.
Esto se puede prevenir con un sencillo cambio.
En lugar de tomar el total de btc-sol tributados, se tomará únicamente el tributo más alto del día de cada dirección, para obtener la suma conjunta.
Estas medidas se establecen para que la moneda no pueda apalancarse, pero también hay que cuidar que no se vaya al otro extremo. Una sangre demasiado densa es tan problemática como una sangre demasiado fluida.
Así que, no estaría mal una norma que tomara el saldo de tu dirección al comienzo del día y solo te permitiera gastar como máximo la mitad del mismo. Y también se podría definir un mínimo absoluto, según la valoración colectiva de la moneda.
Una manera de calcular esto podría ser, tomando la centésima parte del total de bitcoins solidarios existentes, partida entre cien veces el número de usuarios. Esto sería el suelo y significa que ninguna dirección podría efectuar un pago inferior a esa cantidad.
Y ya de paso también se podría establecer un techo, que podría establecerse tomando el total de bitcoins solidarios existentes dividido entre el número de usuarios, y a esa cifra cada uno le sumaría su total de bitcoins aportados al sistema solidario. Este techo limitaría el máximo de bitcoins solidarios que una dirección puede gastar en un día.
Aunque, este techo es bastante improbable que llegue a aplicarse casi nunca, gracias a la limitación de solo poder gastar al día la mitad del saldo. Aun así no está de más, por si acaso. Y todavía se podría pensar alguna medida adicional si fuera preciso. Toda prevención será poca para evitar el abuso de poder y la corrupción de la población.
Además, por supuesto, hay que procurar que esta moneda se utilice en la economía real y no en otra cosa.
Para esto se me ocurre una pequeña modificación.
En lugar de distribuir el total de lo tributado, se puede repartir la mitad de esa cantidad, haciendo que la otra mitad vaya a parar a un fondo.
Ese fondo estará dedicado a proyectos para la comunidad y solo se asignará una vez al mes.
Cada proyecto que reciba fondos deberá estar bajo la dirección de un responsable.
Los responsables se elegirán mediante un sistema de puntuaciones.
Para esto se consensuará una lista de tareas, realizables por una persona en una hora. Las tareas serán de carácter social, solidario y local.
Cuidado, mantenimiento y protección del entorno, de las personas y de los recursos. Cuidado, mantenimiento y protección de los bienes comunes. Cuidado, mantenimiento y protección de la paz, justicia y orden.
La comunidad que asuma con decisión este funcionamiento, mejorará de acuerdo al acierto de su organización y prioridades.
Nótese que la autogestión supone un cambio de paradigma importante. La mentalidad de delegar en terceros no tiene cabida en una sociedad madura y responsable.
Mediante participación directa se definen, proponen y secundan las tareas a realizar. Entre todos, pasito a pasito, la comunidad sustenta los propios servicios que precisa y quiere.
Democracia y economía deben ir siempre de la mano, estrechamente entretejidas, para evitar males y desmanes. A este respecto ya he escrito algún otro ensayo:
http://dersony.blogspot.com/2014/04/el-parecer-del-pueblo.html
Cualquiera podrá optar a realizar la tarea que quiera.
Los solicitantes se ordenarán según el volumen de bitcoins solidarios que hayan gastado en los últimos 15 días. Proporcionalmente.
Por ejemplo, si tu saldo medio ha sido de 5 btc-sol y has gastado en los últimos 15 días un total de 2,5 btc-sol, tu volumen habrá sido del 50%. Otro usuario, de saldo medio 200 btc-sol gasta en ese mismo plazo 50 btc-sol y su volumen es del 25%, así que tú estarás en la lista en una posición mejor que ese usuario.
Las tareas se asignarán según dicha lista, de mayor a menor.
Dado que las tareas son de una hora, el sistema se actualizará continuamente y de inmediato.
En tiempo real ves la oferta disponible, solicitas y se te concede o no la tarea.
Fallar al cumplimiento de tu tarea supondrá una sanción.
La realización de toda tarea deberá ser grabada y difundida públicamente también en directo.
No se podrán realizar dos tareas consecutivas, o lo que es lo mismo, a cada hora solidaria le seguirá obligatoriamente una hora no asignable a ninguna tarea.
Esto se hace así para evitar acaparamientos y para propiciar la diversidad y rotación de personas y tareas.
El dinero y las tareas deben ser igual de importantes y deben estar perfectamente imbricados, por eso el sistema de tareas merece especial esmero y detenimiento en su diseño. Aquí tan solo estoy esbozando un esquema provisional.
En realidad el sistema de tareas debe buscar la participación de toda la comunidad en todas las tareas.
Debe garantizar la rotación perfecta, que todas las personas realicen todas las tareas diferentes existentes al menos una vez antes de poder repetir el tipo de tarea preferida.
No realizar tareas significará expulsión de la comunidad. Las personas impedidas para participar por edad o enfermedad no tendrán derecho a uso del dinero y estarán bajo responsabilidad directa de alguna persona o de la comunidad, que podrá ir turnándose en su cuidado.
También se podrán establecer centros de atención o acogida, según el grado de motivación y sensibilidad solidaria de la comunidad.
Esto es delicado y requiere especial consenso y versatilidad para habilitar distintas modalidades posibles.
Mal diseñado, supondrá una carga insostenible y pesadillesca.
La prioridad deberá ser la mayor autonomía directa posible.
Incluso se podrán establecer redes secundarias para la autogestión y administración de la población no monetaria.
Que la solidaridad aprenda a hacerse autosolidaria y responsable.
Especialmente entre la ancianidad.
El cultivo de los valores humanos es especialmente importante para el encaje de la sociedad. Las edades del hombre deben aprender a desenvolverse a su propia manera y escala. Vivir de las rentas no será factible, así que se deberán alentar y amparar canales adecuados para el mantenimiento de la solidaridad intergeneracional.
El sistema actual es monstruoso por cómo desarraiga al ser humano y lo vuelve dependiente de un capital despiadado. El precio del egoísmo conduce a una vejez terrible y descarnada. Hacer del dinero el único asidero resulta en una angustia que solo termina en tragedia.
Los lazos fraternales y la correcta relación con la naturaleza cambian por completo esto. Hace falta especial hincapié en este sentido para que la mentalidad y conciencia colectiva resintonice buenamente para su mejor porvenir. La comunidad solidaria debe saber compartir y sostener esta cultura, si es que sabe lo que le conviene.
Volviendo a las tareas, cumplir una tarea te premia con un punto solidario.
Los que mayor puntuación solidaria tengan serán quienes optarán a asumir la dirección de algún proyecto.
Previamente, la comunidad habrá presentado aquellos proyectos que desea realizar y que precisan de medios y organización para poder llevarse a cabo. La comunidad deberá detallar minuciosamente todo el presupuesto, especificando cuánto dinero corresponde a cada parte del mismo y qué personas se ofrecen para realizar cada una de las partes del proyecto.
También deberá establecerse un plan de acción, que defina y estructure más concretamente los tiempos, las funciones, los materiales, etc. de principio a fin del proyecto.
Los proyectos deberán diseñarse especialmente para poder ser completados en un mes. En caso de no ser posible, deberán trocearse en partes realizables en un mes. Cada parte se considerará un proyecto independiente, con su propio presupuesto y plan de acción.
Completar una parte no implicará garantía ni obligación de que se pase a la siguiente parte inmediatamente, ni de que vaya a encargarse de ello el mismo equipo.
Este proceso debe alcanzar un alto consenso, porque implica y supone un contrato de facto. Pues, cualquiera de las personas candidatas que resulte contratada, estará obligada a aceptar el pago pactado.
Y si rechazara o incumpliera su cometido, sufriría una sanción proporcional.
Por ejemplo, pongamos que en un proyecto hay un puesto de encofrador por 70 btc-sol. Negarse a hacer ese trabajo o fallar en su cumplimiento supondrá que tu dirección dejará de recibir fracciones de la comunidad con cada una de tus transacciones hasta que el tributo acumulado de tus operaciones alcance los 70 btc-sol. Y eso puede significar mucho mucho tiempo. Como para tomárselo en serio.
Cada vez que una persona hace un pago con bitcoin solidario, tiene derecho a darle un voto positivo a un proyecto de los presentados y a votar cada uno de los puntos y opciones del presupuesto y del plan de acción del proyecto elegido.
Cada vez que una persona realiza una tarea tiene derecho a añadir un elemento nuevo a la lista del presupuesto o una opción nueva para algún elemento existente del presupuesto. Y lo mismo con el plan de acción.
Para acelerar esto un poco, se permitirá que a cada tarea realizada, la cantidad de elementos y opciones añadibles por una persona, sea igual a su puntuación solidaria. O sea que cuantas más tareas realizas, más puedes participar en la elaboración de los proyectos.
Por supuesto, la puntuación solidaria se reiniciará cada mes.
El derecho a voto con cada pago es siempre igual. Pero, ojo, el valor de cada voto se calibrará considerando y sopesando varios parámetros.
Por cómputo simple.
Según la cantidad de dinero implicada en la transacción.
Según esa cantidad comparada con el saldo total del usuario.
Y según la puntuación solidaria del usuario.
Tamizando adecuadamente estos matices, obtendremos una valoración bastante ponderada de los proyectos y sus componentes.
Sin que puedan producirse abusos por quienes más dinero tienen. Pues esa es la idea.
Y si hay que mejorar este método o cualquier otro, se mejora. Gente hay seguro que sabe de estas cuestiones infinito más que yo.
Para sumar siempre hay sitio.
Después, ya es cuestión de mezclar bien los ingredientes.
Tenemos una bolsa que acumula fondos durante un mes.
Tenemos una lista de proyectos detallados y dispuestos por orden de prioridad.
Tenemos una lista de usuarios ordenados por grado de solidaridad.
Entonces, según la cantidad de dinero acumulado, se seleccionan tantos proyectos como dicho dinero permita realizar.
Y según los proyectos seleccionados, se designan otros tantos directores.
Si el dinero no alcanza para ningún proyecto, se acumula hasta el mes siguiente y no pasa nada.
En el caso de que sí alcanzara. Cada director deberá aceptar el proyecto que le corresponda y encargarse de realizarlo. Para ello reunirá al candidato con mayor puntuación solidaria para cada función establecida en el presupuesto, y con ellos formará su equipo y procederá a ejecutar el plan de acción.
La finalización del proyecto deberá cumplir el plazo acordado. Si alguna circunstancia impide esto, se admitirá una prórroga máxima de duración igual al tiempo pactado. La prórroga no implicará en ningún caso aumento del presupuesto.
Si un proyecto que ha de realizarse en un mes no se completa en dos meses, se considerará fallido y el equipo responsable pasará a ser evaluado por la comunidad.
Todo el proceso tendrá el mismo seguimiento en directo que las tareas, para que la comunidad pueda supervisar su correcto desarrollo y detectar posibles anomalías.
El sistema almacenará la puntuación solidaria de toda la comunidad en la fecha de inicio de cada proyecto, menos la de los equipos al cargo de la realización de sus correspondientes proyectos.
Así, al finalizarse cada proyecto, la sociedad votará su aprobación o rechazo al resultado y a la realización de cada una de las partes del proyecto.
Cada voto de cada votante valdrá lo que su puntuación solidaria del inicio de dicho proyecto, por eso lo de almacenar esa información.
El resultado de esa votación decidirá si el equipo cobra su paga íntegra, parcial o nula. Según si la comunidad considera que cada persona ha cumplido su labor bien, mal o regular.
Para realizar esta votación juiciosamente, se establecerá un plazo de un mes, en el que todo el equipo deberá atender y contestar todas las preguntas de la comunidad. Este periodo lo aprovecharán especialmente los interesados, para instruirse de cada oficio o aspecto implicado en el proyecto, directamente de sus artífices.
De esta manera se motiva y procura el trasvase de conocimiento, para evitar elitismos y sectarismos indeseables.
La evaluación de la comunidad tendrá en cuenta también esta parte a la hora de valorar la actuación de cada miembro del equipo.
Luego, tras este mes de repaso y examen, se efectuará la votación y se procederá al pago del dinero correspondiente a cada persona.
Por cierto, el salario más elevado solo podrá ser tres veces mayor que el salario más bajo.
Y bueno, todo este rollo para explicar que el dinero hay que utilizarlo bien y que eso implica una enorme cantidad de cosas como estas, porque si no pasa lo que ya sabemos.
Si la única solución a esta pesadilla es ser justos y dignos, esta es la manera de serlo. Solidario no es un adjetivo gratuito. Hacerlo real y verdad supone y requiere currárselo en serio. De farsas y simulacros ya vamos sobrados.
Así que eso, que a ver si estamos a lo que estamos o qué pasa aquí pues.