La situación es esta: El barco se hunde lentamente, los altomandos se han escapado con todos los botes disponibles. Queda a bordo el pasaje, que ve cómo se acerca inexorable su final.
Entonces se alzan voces. Los desesperados escuchan y aplauden las propuestas de salvación, pero nadie hace nada. Nadie está dispuesto a pringar por los demás. Resultado previsible: Todos mueren, por tontos y por egoístas.
Ahora estamos en el tiempo de las voces y la ilusión es su cebo y señuelo.
Surgen nuevos aspirantes a líder y nuevos proyectos de 'liberadora' secesión. Todo muy ilusionante y esperanzador.
La mala noticia es que todo eso es puro humo.
Pero los tontos no se percatan, los tontos comulgan a ciegas porque no quieren ver.
Prefieren ser engañados y estafados con palabrería, antes que tener que asumir el esfuerzo que supone el verdadero cambio. Porque ello supondría trascender su egoísmo, cosa que ni quieren ni se atreven.
Un cambio verdadero es más necesario que nunca, eso es evidente.
La máquina explotacionista ya no da más de sí. Y bien que así sea.
La miseria a erradicar está arraigada en el corazón de cada persona.
El trabajo de transformación es en gran medida interno.
Solo mediante la conciencia se puede trascender la ruindad que nos ha traído hasta aquí.
Esto no se puede fingir ni delegar.
La madurez no es una pose.
Quien haga su parte y se despierte, reconocerá los principios básicos esenciales para distinguir entre cháchara vacua y estéril y planteamientos dignos de ser realizados.
El proyecto Venus es un ejemplo muy interesante.
http://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_Venus
La clara visión de un futuro mejor nos da las coordenadas hacia donde encaminarnos. Y fíjate que no es lo mismo visión que ilusión.
Si miras sus definiciones en el diccionario apreciarás sus matices.
En el fondo diría que la diferencia está en lo que haces con eso.
Si eres activo o pasivo. Si eres un bobo que sueña despierto o un audaz resuelto y consagrado a la realización de su sueño.
Nuestra imaginación y lucidez juegan un papel clave. Idear, visualizar, es ineludible y crucial. Y, por supuesto, el optimismo y entusiasmo también son más que pertinentes.
La cosa está en saber aprovechar todo eso adecuadamente. En saber ser hábil y versátil para avanzar y superar cualquier adversidad.
Los tontos tienen atrofiadas sus aptitudes, se han autoimpuesto una autocensura colectiva que saca lo peor de todos ellos. No se permiten colaborar y solo cooperan bajo puro interés egoísta.
Así nada progresa ni mejora, así la competencia lleva a la estratificación y la rapiña, así tenemos este infierno de guano y buitres, donde se despedaza sin piedad todo lo que sea mínimamente de algún valor, en una loca carrera hacia el colapso.
Así, normal que los tontos prefieran las falsas promesas del charlatán de turno. Arreglar todo esto se les hace un poco demasiao.
Pero, dicho está, que el trabajo es de dentro afuera, de abajo arriba.
Cada persona tiene el deber y la obligación de revisar su conciencia y hacer su vida fiel a sus valores.
Las estafas terminarán el día en que deje de haber idiotas dispuestos a picar en ellas, a pecar por codicia. O el día en que la sociedad vigile y reprima toda tentativa indebida.
Empieza por poner ética en tu dinero, en tu energía, en tu alimentación, en tu consumo, en tu comportamiento, etc.
Haz lazos, tiende puentes, establece alianzas, crea redes, siempre guiado y movido por tus más altos y nobles valores.
Avanza hacia el cielo y encuentra cada vez mejor compañía con quien hacerlo.
Una clara visión nos permite ir definiendo nuestras sucesivas metas, un corazón puro nos guía para comprobar y no errar nuestro rumbo.
Solo con ilusión no llegas a ningún lado.
Hace falta voluntad, conciencia, para que tu camino sea bueno y correcto.
Si te dan un mapa del tesoro y no tienes la motivación para recorrer su ruta, es obvio que jamás alcanzarás las alhajas escondidas.
A nivel personal, nuestra vida es fruto y reflejo de nuestra habilidad y experiencia en gestionar estas cuestiones. Nuestra capacidad para decidir objetivos y nuestra pericia y perseverancia en alcanzarlos.
A nivel social el funcionamiento es el mismo, con la dificultad añadida de precisar de un consenso suficiente para poder avanzar buenamente.
La lucidez es clave para decidir tus valores y prioridades.
Hace falta firme noción de pertenencia para respetar lo primordial y hacerse respetado con honor y honra.
Lucidez viene de luz.
El bien verdadero incluye y abarca el amor auténtico y completo hacia la vida en todas sus formas y manifestaciones.
No existe corrupción ni abuso en una sociedad digna y responsable.
Las mayores y más atroces barbaridades nacen de nuestra inmadurez, así que debemos auto-tutelarnos eficazmente mediante seguimiento y supervisión descentralizados.
La justicia verdadera ha de cuidarse y mantenerse entre todos.
Solo en la tiniebla proliferan los bandidos.
Cuanta más y mejor información y transparencia sustente nuestra actividad pública, más luz y verdad habrá en nuestra vida.
El egoísta carece de virtud, pues no ama al prójimo como a sí mismo.
El ser humano degenera y se vuelve una bestia abyecta cuando abandona su lado más elevado y se brutaliza mediante la exacerbación de sus apetitos y vicios.
De la mente perversa nacen las maquinaciones tramposas que alienan y deslegitiman. El fraude que convierte en mero ganado a la sociedad, que se atropella y desgracia a sí misma bailando la danza macabra de la competencia, enarbolando la insolidaridad como estandarte de su perfidia y podredumbre.
Nos lo hemos montado muy mal, hemos abusado de delegar y ahora estamos padeciendo las consecuencias.
Hasta niveles grotescos.
Donde más espantosamente se aprecia la inmadurez imperante es en la salud.
La irresponsabilidad e ignorancia son tales, que las personas sufren indeciblemente y mueren imbécilmente, mientras nutren y lucran a profesionales corruptos y sin escrúpulos, que hacen negocio con las prácticas aberrantes que aplican sobre sus lerdos pacientes, sus bípedos implumes conejillos de indias.
Así y todo, los tontos prefieren eso.
Encuentran más cómodo ser carne de cañón que tener que asumir y hacerse cargo de su propio destino.
Pobres desgraciados, cuán ciegos están.
Las voces que se alzan como representantes del cambio son un insulto a la inteligencia, ya que no pueden suponer en ningún caso el cambio que pretenden abanderar.
Llegando al ridículo de reconocer que, a lo mejor, igual, quizás, a la hora de la verdad no serían capaces de realizar lo que prometen, cuando su lema precisamente es esa supuesta 'capacidad'.
Patético ilusionismo de trilero de tres al cuarto, efímero y rastrero.
Incluso en su léxico se esconde la vaga ambigüedad del timador.
No es lo mismo poder que querer.
Puedes bajar la basura?
Por poder claro que puedo.
Quieres bajar la basura?
Eso ya es otra cosa.
Crees que te voy a dar las llaves de mi casa solo con promesas de lo que 'puedes' hacer, chatín?
Eso es muy poco fiable, no te parece?
Apenas es un lavado de cara comparado con los estafadores anteriores.
Ya no es aceptable ningún programa electoral, por muy bonitas palabras y promesas con que se envuelva.
Eso queda jodidamente a años luz del nivel de compromiso y garantía mínimos aceptables.
Claro que, si estás dispuesto a llevar un collar con detonación a distancia, igual hasta me lo pensaría y todo el darte una oportunidad. Pero va a ser que no, me parece a mí.
Reírse de los tontos con palique quimérico es indecente y ya se ha abusado demasiado de eso.
La falacia más odiosa que emplean los canallas es la de solicitar el poder para cambiarlo desde dentro.
No necesitas ser nombrado monarca para abolir la monarquía.
Eso es tan absurdo como legitimar lo que vas a ilegalizar.
Reforzar la farsa que finges ir a zanjar.
Todo vocero que defienda esquemas de no reconocimiento de la soberanía popular inalienable es un farsante. Toda persona que no plantee una alternativa entre iguales, sin élites, peca del mismo vicio que dice pretender extirpar.
Los tontos que se traguen esas bazofias baratas se van a dar una y otra vez contra la pared. Como si no estuvieran ya lo bastante hechos mierda.
Ya no es tiempo de promesas vagas y lejanas.
Es tiempo de concretar y demostrar lo que se habla.
Para ir a la luna hay que construir un cohete, y para construir un cohete hay que diseñar sus planos y coordinar su fabricación y montaje.
Desde la idea hasta la realidad hay una serie de pasos.
Una serie de pasos que puedes perfectamente definir previamente sobre papel, con pelos y señales. Con nombres y apellidos de quién va a hacer qué y cuándo.
De tal manera que, antes de iniciar nada, todas las partes implicadas puedan evaluar el conjunto, aportar detalles y dar su aprobación y conformidad.
De esta forma, la verdad lleva a una colaboración leal y eficiente.
Todo lo demás es trampa y engañifa.
La tecnología actual nos permite implementar un nivel de seguimiento y verificación muy elevado, de tal manera que nadie sienta tentaciones de faltar a su deber o abusar de su posición.
Bitcoin nos da una clave importante. Una estructura descentralizada y transparente garantiza que la información sea veraz y accesible por todos.
Los pretendidos adalides del cambio que no reconocen ni aprovechan esta tecnología están traicionando su intención, o peor aún, mienten intencionadamente para aprovecharse de los tontos.
Aquel que no establece un marco funcional de distribución de la riqueza previamente, con anticipación y operativo, no merece ni soñar siquiera con aspirar a ostentar ni el más minúsculo cargo sobre los demás. Porque encima ese no es el camino.
Pero bueno, pongámonos en el hipotetiquísimo caso de que fuera un apaño provisional siquiera tolerable.
Entonces mejor establecer serias garantías de lealtad al pueblo.
Por ejemplo, desarrollando una fase de pregobierno donde el aspirante redacte minuciosamente todas y cada una de las leyes que desea validar en caso de acceder al poder.
Esas leyes serán públicamente accesibles para todo el mundo, para que cualquiera pueda opinar y expresar su aprobación, rechazo o aportes.
Luego, suponiendo que el aspirante se gane la confianza de los votantes y acceda al poder, en el minuto uno deberá aprobar dichas leyes, sin modificar ni una maldita coma de su texto.
Otro recurso a implementar sería un mecanismo para que el pueblo pueda destituir fulminantemente al aspirante en caso de faltar a su deber en la más mínima cosa.
Otro detalle sería que el aspirante consienta en llevar algún aparato audiovisual que difunda toda su actividad pública en tiempo real y sin excepciones.
Y otro detalle podría ser que el aspirante no tenga acceso a su dinero correspondiente como gobernante, hasta la finalización de su servicio y tras pública evaluación, para que el pueblo decida el porcentaje de dicho dinero que finalmente reciba.
Pero esto son malos apaños, tan solo admisibles por una sociedad mema y adocenada. Una mediocre contención de una corrupción imparable, pues su raíz está en la delegación de poderes. Un estúpido simulacro que pretende aproximar la partitocracia a una verdadera democracia, como si fuera posible.
Para el caso es como si cogieras un pez abisal y lo quisieras llevar hasta la superficie. A medio camino se te descompondría por completo, porque no es ese su medio ni está pensado para que lo sea.
Las estructuras de poder deben horizontalizarse o desaparecer.
Los esquemas de transformación que no contemplan esto son una patraña engaña-tontos.
No debemos jugar ya más a maltratar al prójimo.
La conciencia para un cambio verdadero exige sincera solidaridad y compromiso. Demostrada mediante nuestros actos.
La solución será horizontal o no habrá solución.
Los impostores, que se traguen todas sus palabras y revienten y se pudran en el infierno.
Los tontos, que despierten.
Y a ver si damos pasos en la buena dirección de una vez, que ya es hora. Y vale ya de 'Omamas', 'Omemos' y demás comparsa de embauca-memos.
PD:
Igual todo esto pueda sonar un poco tremendo y no muy desarrollado, pero leyendo algunos de mis ensayos anteriores creo que se aprecia bastante bien la idoneidad de mi planteamiento y sus basamentos.