Había una vez una gaviota muy curiosota, muy curiosota.
Vivía en el puerto y veía faenar, veía faenar.
Oía a los marinos vocear sobre cubierta, sobre cubierta.
Zarpando y regresando, zarpando y regresando.
Esta gaviota tenía en su sesera una idea, una idea.
Quería navegar, navegar.
A sus hermanas les dice siempre lo mismo, lo mismo.
Habla y habla de la mar sin parar, sin parar.
Algunas se ríen pero otras se quedan, se quedan.
Poco a poco se junta una buena pandilla, buena pandilla.
Se reparten los cargos y entrenan, entrenan.
Imaginan su barco en brava singladura, brava singladura.
La gaviota quiere surcar el horizonte, el horizonte.
Sueña con agujas y sextantes, agujas y sextantes.
Un día la fortuna le sonríe, le sonríe.
Encuentra cerca un barco a la deriva, a la deriva.
Aterriza y palmo a palmo lo inspecciona, lo inspecciona.
Efectivamente está abandonado, abandonado.
Rauda avisa a sus hermanas, sus hermanas.
En un santiamén se hacen con la nave, con la nave.
El capitán grazna sus órdenes y todas responden, responden.
Despliegan las velas, las velas.
Endereza el timón, el timón.
Las olas murmuran, murmuran.
Se acercan volando gaviotas curiosas, curiosas.
Sueltan sus risas y siguen volando, siguen volando.
Estoica, la tripulación aguanta el chaparrón, el chaparrón.
La brisa alborota sus enhiestos plumajes, enhiestos plumajes.
Sus miradas puestas en lontananza, en lontananza.
La quilla cruje rítmica e intrépida, rítmica e intrépida.
El casco chapotea, chapotea.
Las jarcias silban vibrantes, silban vibrantes.
Ulula el viento temerario, temerario.
Las nubes chocan que chocan, chocan que chocan.
De pronto oscurece, oscurece.
El mar se encabrita, se encabrita.
La nave peligrosamente bandea, bandea.
El capitán dispone las medidas de urgencia, de urgencia.
Todas las velas replegadas, replegadas.
La tripulación se inquieta, se inquieta.
El barco amenaza zozobra inminente, inminente.
Los instintos tienden las alas, las alas.
El aire eleva a las desertoras, desertoras.
Queda el capitán solo, solo.
Frente al timón impasible, impasible.
A huir se niega, se niega.
No abandonará su embarcación a su suerte, su suerte.
Compartirán destino como debe ser, como debe ser.
Las gaviotas aguardan en el cielo suspendidas, suspendidas.
Sálvate sálvate, graznan algunas, algunas.
En vano, en vano.
Las bodegas se inundan, se inundan.
La cubierta se empina, se empina.
Glu glu glú, glu glú.
Burbujas es cuanto queda, cuanto queda.
Capitán y nave se hunden al fondo, al fondo.
Festín para las profundidades, las profundidades.
Digno y triste fin, triste fin.
Con una consecuencia inesperada, inesperada.
La tragedia trajo una nueva especie, nueva especie.
Pues de ella proviene el pez volador, volador.
Las gaviotas lo saben en su fuero interno, fuero interno.
Y nada más y se acabó, se acabó.