"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



25 de febrero de 2014

el experimento

El otro día un programa de televisión nos gastó una broma colándonos un falso documental.
Fue un puntazo, estaba muy bien hecho y muchos nos lo tragamos pero bien.
Las reacciones son diversas y variadas.
A mí no me gustó la jugada, aunque reconozco su ingenio y osadía.
Ahora lo que quiero es compartir algunas reflexiones al respecto.

Informativamente es una cagada descomunal mezclar verdades con mentiras, pero ahí no me meto ahora. Lo que me interesa es la relación espectador-informador.

Toda comunicación tiene tres componentes básicos: Emisor, mensaje y receptor.
Emitir es un acto activo, valga la redundancia.
Recibir requiere una disposición receptiva, que no pasiva.
El emisor cuenta con una ventaja evidente si planea explotar su papel para cualquier perversión de su función.

Un ejemplo muy claro es la unión carnal de una pareja.
Podemos decir que el experimento del otro día fue como si al abrirnos de piernas para acoger a nuestro amado, éste en lugar de su miembro nos hubiera introducido un pepino.
Y luego va y nos suelta que es para que aprendamos a no abrirnos de piernas así como así. O sea que aun encima nos insulta, preventivamente o con toda la buena intención del mundo.

Broma de un gusto dudoso diría yo.

Algunos dirán que no es para tanto.
Tal vez, pero me pregunto entonces qué idea del amor tiene quien así le parece.

Imagina que ese programa del otro día es tu pareja, y todos vuestros encuentros son afectivos. Pero un día va y te pega una paliza así por las buenas, por variar o lo que sea.

Es eso aceptable? Es eso signo de madurez?

No es el caso, para nada, seguirán diciendo. No hay que llevarlo al terreno de lo íntimo.
Sin embargo, toda comunicación es un acto de relación, que implica necesariamente aspectos personales y emocionales.

Porque, sabes quién se relaciona sin esas partes?
Las máquinas, y los psicópatas.

Estamos tan alienados que no nos percatamos de que nuestra forma de vida actual nos está deshumanizando.
Hemos asumido los usos y costumbres de los más enfermos, el ejemplo de aquellos a los que vemos a diario en las noticias y tal.
Nos hemos contagiado de una enfermedad que está acabando con nosotros. Y seguimos comulgando con facturas improcedentes y farsas intolerables como si nada.

Esta es una buena ocasión para reflexionar detenidamente sobre estas cuestiones. Si alguien quiere abundar en el tema me permito remitirle a este ensayo (http://dersony.blogspot.com/2013/11/el-camino-del-mal.html) o este (http://dersony.blogspot.com/2013/11/politica-si-politicos-no.html) y otros que tengo escritos sobre temas colindantes.

En fin, que sí, que hay que ser más crítico. Y más consciente, sobre todo más consciente. Para aprender a reconocer las maneras que buscan manipularnos. Incluso en los ejercicios de humor.

El psicópata hiere siempre, de una manera u otra. Muerde y va arrancando pedazos de tu inocencia.
Da igual el alcance, lo anecdótico o irrelevante que aparente el gesto.

Es nuestro deber saber ver cuándo y cómo algo o alguien sirve al bien o, por contra, hace el mal.
Nuestra conciencia ha de saber interactuar con este tipo de situaciones de tal manera que no resulten en daño para nosotros, y a ser posible para nada ni nadie.

Es imprescindible que aprendamos cada vez más a organizarnos y actuar conjuntamente. El bien personal necesita y procura el bien común.

Volviendo al programa ese: Hecho el daño, de nada sirve rasgarse las vestiduras. Pero, ya que juega así con nosotros, nos brinda la oportunidad de responder de alguna manera parecida.

Y una forma que se me ocurre es simplemente dejando de ver su programa aunque solo sea por una vez. Para dar muestra de nuestra capacidad de réplica.

A fin de cuentas es lo que supuestamente se busca, no? Que el público sea adulto y demuestre su poder frente a los medios. Como si no viniéramos haciéndolo desde hace tiempo ya.

El problema es que todavía no tenemos suficiente conciencia colectiva. Razón de más para aprovechar cada ocasión para entrenarla y despertarnos.

Somos muy dispares y nos cuesta ponernos de acuerdo, pero más nos vale ir centrándonos en lo que esencialmente nos es compartido e importante, porque al otro lado tenemos un rival que cuenta ya con una estructura muy bien organizada, que utiliza los medios como cañones, y a veces el tiro nos llega por donde menos debería.

Así que, sin más monsergas:

Ahora es nuestro turno.
#EsteDomingoNoVeoSalvados
De buen rollo.