Una calle llena de humo (blanco) o niebla (densa).
Del fondo van emergiendo, en silencio y lentamente, varias figuras, de andar torpe y renqueante.
Se trata de unos viejos artríticos y cheposos, su cabeza es un cráneo de triceratops, pero sin cuernos.
El peso y el tamaño desproporcionado de tal grotesca 'testamenta' les da un aire ridículo y hace que, cada dos pasos, caigan de bruces y se levanten de nuevo, quejosa, torpemente. Así todo el rato.