Oxidente es onde bivo yo y mis papas y mas jente que cabe, menos los chinos que viben en otro lao mas lejios en oridiente, peo cay chinos que benen a ber cay, y ya ese quedan elo vien ese bibe aquis.
Lo malo de oxidente es quen inbierno cace frio y poeso cay que poner la calefaxion, peo en berano no y mejor pa jugar y to.
Lo malo tamien son las nutizias, esalen masimas axidentes y cosas malas como las elexiones, que senpre ganan los malos y poeso
quenel cole cadia la lexion es mu mal de sabier, que menuo rollio.
Yan en zima en la tele esolo ponien pelis daxion, asi con muchia diestruxion y mi papa tol rato ai con la radio pa oir ala selexion de furgol, con lo malos eson de pena y to.
Lo bueno de oxidente son los riegalos de pa mi cunples, menos el dixonario eme traijeron los yayios ques un rollio sin divujos ni na.
Yaora menpiezao una colexion de seyios pa tiener tol mundio ai en chiquijito, peo ecasi no tiengo an poque no me sabo mi direxion masque que bibo en oxidente, peo nel mapa e no salie, esian olbidao de ponierlo, asique mu mal y yo no sie los chinos como lliegan que lliegan, sin sabier ni onde ques aquis o igual quesque tenen mapas miejores y poeso.
7 de diciembre de 2018
Les Zoquetes
Les Zoquetes son la banda del momento.
Su música causa furor entre los jóvenes.
Todos imitan su estilo y recitan como loros sus estribillos.
Les Zoquetes hacen honor a su nombre, sus temas son la ineptitud máxima.
Y para colmo se creen buenos.
Mejor dicho, pretenden ser ejemplo a seguir.
Aparentan que son el no va más, pero en el fondo saben que lo suyo es pura farsa, pose y mascarada.
El pedo de un retrasado tiene más merito a su lado.
Les Zoquetes aprovechan su protagonismo, para sembrar ponzoña a diestra y siniestra.
Sus pésimos éxitos amañados, llenan de memeces las cabezas de los incautos.
Eso se traduce en actitudes y comportamientos dañinos, nefastos, degradantes.
Al son de sus lemas falaces y antilógicos, violentan toda concordia, rompen todo orden, anulan todo límite.
Se mean en la cordura y berrean rabiosos, contra viento y marea.
Les Zoquetes están de moda por enchufe, pero tan raudos como han ascendido, caerán.
La mitad de sus seguidores no les admira realmente, son meros oportunistas, aspirando a una porción de privilegios y recompensas.
Prebendas y regalías que llegan con cuentagotas, para cebar la horda de esbirros secuaces lacayos.
Les Zoquetes no son mas que una pasarela de medro, prescindibles e intercambiables.
Por eso no importa en absoluto su calidad.
Mejor dicho, su ausencia total de calidad es precisamente la razón por la que han sido aupados a lo más alto.
Son espejos deformantes, cuyo propósito es sacar la sabandija de quien se mire en ellos.
Les Zoquetes son un absurdo grotesco, una perniciosa parodia, un esperpento nocivo.
Son una piñata postmoderna, lista para ser reventada.
Pero lo que albergan en su interior, no es ningún manjar.
Ni mucho menos.
Les Zoquetes son flor de un día, sustentada mediante ingente tinglado inviable.
Su hora llegará y en la basura terminarán.
Nadie llorará su pérdida y pasarán al olvido como un capítulo vergonzoso.
Falta saber cuál será el saldo de tarados que dejen tras de sí.
Cuántos agusanados sesos quedarán como triste testimonio de semejante descomunal dislate.
Y qué será lo siguiente?
Los cerdos lo tienen difícil para caer más bajo.
Su música causa furor entre los jóvenes.
Todos imitan su estilo y recitan como loros sus estribillos.
Les Zoquetes hacen honor a su nombre, sus temas son la ineptitud máxima.
Y para colmo se creen buenos.
Mejor dicho, pretenden ser ejemplo a seguir.
Aparentan que son el no va más, pero en el fondo saben que lo suyo es pura farsa, pose y mascarada.
El pedo de un retrasado tiene más merito a su lado.
Les Zoquetes aprovechan su protagonismo, para sembrar ponzoña a diestra y siniestra.
Sus pésimos éxitos amañados, llenan de memeces las cabezas de los incautos.
Eso se traduce en actitudes y comportamientos dañinos, nefastos, degradantes.
Al son de sus lemas falaces y antilógicos, violentan toda concordia, rompen todo orden, anulan todo límite.
Se mean en la cordura y berrean rabiosos, contra viento y marea.
Les Zoquetes están de moda por enchufe, pero tan raudos como han ascendido, caerán.
La mitad de sus seguidores no les admira realmente, son meros oportunistas, aspirando a una porción de privilegios y recompensas.
Prebendas y regalías que llegan con cuentagotas, para cebar la horda de esbirros secuaces lacayos.
Les Zoquetes no son mas que una pasarela de medro, prescindibles e intercambiables.
Por eso no importa en absoluto su calidad.
Mejor dicho, su ausencia total de calidad es precisamente la razón por la que han sido aupados a lo más alto.
Son espejos deformantes, cuyo propósito es sacar la sabandija de quien se mire en ellos.
Les Zoquetes son un absurdo grotesco, una perniciosa parodia, un esperpento nocivo.
Son una piñata postmoderna, lista para ser reventada.
Pero lo que albergan en su interior, no es ningún manjar.
Ni mucho menos.
Les Zoquetes son flor de un día, sustentada mediante ingente tinglado inviable.
Su hora llegará y en la basura terminarán.
Nadie llorará su pérdida y pasarán al olvido como un capítulo vergonzoso.
Falta saber cuál será el saldo de tarados que dejen tras de sí.
Cuántos agusanados sesos quedarán como triste testimonio de semejante descomunal dislate.
Y qué será lo siguiente?
Los cerdos lo tienen difícil para caer más bajo.
1 de diciembre de 2018
ojos de mosca
Las moscas son como globos pequeñitos que flotan y las alas son pa no irse pa riba y quedarse avajos. Poreso quen las patas tenen bentosas pa piegarse al suelo y mas, o si no que sirian flotando al zielo. Y cando se moren pasa eso que pasa, que se van flotando al zielo. Poreso quen el suelo no quedan ai moscas muertas, solo masque las aplastadas o piegadas en un chicles o asis.
Y las moscas cando se van al zielo se yienan de pielusa vlanca y poreso que sacen las nuves, que son de moscas. Y cando lluebe es que se les caen las alas y las patas, que poreso el suelo que se pone asi suizio de varros de lo que cae da riba.
Y la niebe son los ojos de las moscas, que se les caen cando ace frio, que sacen los copos aldierredor de cada. Poreso la niebe ques vlanca, pero aluego cando se dirrite se pone marron, que pasan las maquinas y se la yieban pacer cafes, porque el cafe que sace asi que sace, con ojo de moscas, que los ponen ai tos en una sarten pa secarlos de la niebe y ya. Y cando san secao se quedan ai marron claro y guelen a quemao y coneso que sale el cafes. Ya mi no me gusta porque povres moscas ai en el zielo sin ojos, pero guele bien guele.
Yal gun dia no se si me voi a olbidarme deque son ojos y miejor que no, porque puaj.
Y las moscas cando se van al zielo se yienan de pielusa vlanca y poreso que sacen las nuves, que son de moscas. Y cando lluebe es que se les caen las alas y las patas, que poreso el suelo que se pone asi suizio de varros de lo que cae da riba.
Y la niebe son los ojos de las moscas, que se les caen cando ace frio, que sacen los copos aldierredor de cada. Poreso la niebe ques vlanca, pero aluego cando se dirrite se pone marron, que pasan las maquinas y se la yieban pacer cafes, porque el cafe que sace asi que sace, con ojo de moscas, que los ponen ai tos en una sarten pa secarlos de la niebe y ya. Y cando san secao se quedan ai marron claro y guelen a quemao y coneso que sale el cafes. Ya mi no me gusta porque povres moscas ai en el zielo sin ojos, pero guele bien guele.
Yal gun dia no se si me voi a olbidarme deque son ojos y miejor que no, porque puaj.
perro ahorra
Salud, camarrada. Prrocedo a rreporrtarr mi inforrme.
La estrrategia de infiltrración ha dado rresultado. Grracias a la hoja de rrecomendación, estoy de porrterro en un edificio discrreto.
Parra que no sospechen de mi acento, digo que sufrro una rronquerra herreditarria.
Mucho tiempo dedico a ocuparrme del correo, la basurra, la calderra y demás tarreas. Lo cual no me impide llevarr rrigurroso contrrol de todos los irres y venirres del vecindarrio.
Voy rrellenando los ficherros de cada rresidente:
Junto a mi porrterría, viven Audorro y su mujerr Aurrelia.
Audorro es un banquerro narrigudo y con jorroba. Su sonrrisa de arraña amorral, me inspirra trremenda tirria.
Aurrelia es la prropietarria del edificio y ejerrce de caserra tirrana, arrisca y hurraña. La arrpía arrugada, es cerril y agarrada cual caparra. Parrece que siemprre está espiando porr la mirrilla.
Cuando llego con el correo o algún rrecado, tarrda un rrato en descorrerr todos los cerrojos de su puerrta. Dentrro se ve oscurro y huele a férretrro enrrarrecido.
Nunca perrmite a nadie crruzarr el umbrral.
Ignorro los tesorros o porrquerrías que guarrdan allí ese parr de bicharracos carroñerros.
En el prrimerro izquierrda, viven Perrico y su mujerr Marrisa.
Son una parreja de prre-rretirrados, algo madurros.
Perrico es ex-gerrente de una emprresa de fósforros y cerrillas, depurrado porr las tijerras de la crrisis, como tantos otrros.
Orrondo y colorrado, gusta porrtarr farria y chisterra al rrecibirr a las visitas, que son pocas, tirrando a nulas.
Forrofo de los deporrtes, tiene un despacho, prresidido porr una grran banderra, cuyas parredes están abarrotadas de rrecorrtes de diarrio, en memorria de los trriunfos de su equipo prredilecto. Porrosos trrofeos de una vicarria glorria compensatorria.
Cazurro y carroza, se pasa el día en un garrito cerrcano, fiel a su aperritivo y parroquia.
Marrisa es una antigua tenderra, que ha trraspasado la frruterría a su nuerra.
Esta pícarra surreña carrismática, de vestuarrio horrterra y barrato, lleva una vida placenterra y hogarreña. Su piel sudorrosa, rrica en anchurras y lunarres, desprrende arroma rrurral, a tono con su salerro fiesterro y camperro. Curriosa y amiga del jolgorrio de una buena charrada y parrodia, frrecuenta el tendedorr parra interrcambiarr chismorreos con las vecinas, garrula y lenguarraz.
En el prrimerro derrecha, viven Macarrio y su mujerr Rrosarrio.
Macarrio es un chatarrerro derrengado y descarriado, más bien chorrizo y rraterro.
Tales menesterres, pobrres rrecurrsos le aporrtan y mala catadurra le labrran. Porr eso es camorrista y macarra, pirripi y viscerral. Fanfarrón y botarrate, frronterro al crretinismo, abunda en parridas y chorradas.
Rrosarrio es ama de casa, de poco mérrito y esmerro. Tarruga y ceporra, sus prrecarrias arrtes culinarrias y muchos apurros con soperras, perroles y pucherros, rresultan en rrecetas frrustrradas y rridículos prreparrados, prreámbulo de mutuos rreprroches, berrinches y berridos. Su amarrgo barrullo y sonorro alborroto, durra hasta que algo acaba rroto, ultrrajando su morrada, cada día más oprresiva y descarrnada. Irracundos y airrados se corroen, agrrios e hirrientes cual garrampa, pues sus carrencias no les llevan a tenerrse rrespeto ni a saberr querrerrse. Desgrraciados en perrpetua porrfía y querrella, se rrebozan en la mugrre y el barrizal de sus penurrias y miserrias.
En el segundo derrecha, viven Lorrenzo y su mujerr Aurrorra.
Lorrenzo es un forrestal guaperras, bizarro y montarraz, segurro y varronil. Adorra su trrabajo y a su mujerr, con total venerración.
Con igual solturra senderrea parrajes, llanurra y laderras, como orrilla perras, cinturra y caderras. Con parreja perricia sofoca una hoguerra o explorra una caverrna, como erriza y arrebola con pirropos y dulzurras.
Aurrorra es purro corrazón y madrre rrendida y entrregada a sus crríos. Una exuberrante melena, rrizada y dorrada, adorrna su tierrna carra sincerra. Cantarrina y carriñosa tarrarrea lindurras, mientrras niñerra arrulla y arropa a sus cachorros. Luego rreza porr seguirr así de prrósperra y venturrosa, con palabrras clarras y espírritu agrradecido. Después, porr la noche, colma de arrumacos y carricias a su querrido marrido, hasta rreposarr juntos rre-enamorrados.
En el segundo izquierrda, vive Dolorres.
Dolorres es una solterrona austerra y severra, sobrria y decorrosa en sus forrmas y manerras. Serria y estirrada, lleva su pelo rrecogido y tirrante. Viste correcta y moderrada, cual rrigurrosa forrense, de porrte fierro y firrme.
Ejerrce de tutorra de historria, parra los escolarres con suficiente enterreza parra trratarrla, o parra los forrzosos porr merridiano imperrativo parrental.
Su superriorr crriterrio y durro carrácterr, con algún que otrro coscorrón parra el distrraído, cimentan su prrestigio y tarrifa, con cerro errorr en sus rresultados.
En la buharrdilla, vive Irris.
Irris es una herrmosa norruega rreserrvada, de figurra tórrida y misterriosa cual sirrena.
Antes vivía con un pintorr, perro fue a chirrona porr morroso.
Ahorra sobrrevive haciendo rremiendos de costurra parra caballerros, una tapaderra tan buena como otrra cualquierra parra disimularr su prréstamo de favorres carrnales.
Una vez que subí a rreparrarr unas goterras, pude admirrarr varrios cuadrros de ella en cuerros. De verras memorrables.
Así pues, grracias a mi estrratégica situación, mi laborr es fácil. Pego orreja al patio interriorr y rregistrro toda novedad que van prregonando las marrujas cotorras.
Esto me da considerrables indicios sobrre los lugarreños, que más adelante deberré corroborrarr.
Porr ejemplo:
Parrece serr que la becarria le rrepasa la varrita al dirrectorr del conserrvatorrio.
La corral del barrio, saldrrá de girra durrante el verrano.
Una folclórrica borrega y majarra, guarrda un dinerral en su orrinal.
Una rrarra morruna de la ferria errante, conjurra y augurra el futurro, trrazando espirrales con serrín o arrena.
El ambulatorrio está cerrado porr virrus, perro un guirri viajerro turrista dice haberr visto al doctorr y a la enferrmerra currando su catarro en un safarri.
El perrito de la joyerría, le ha rregalado una arrebatadorra pulserra narranja a su novia, que la luce con solturra, ignorrante de la rreliquia o quimerra de la que es depositarria.
El panaderro toma jarrabe de carracol parra currarr su carries, perro ahorra ve borroso y crree que su horrarrio le está pasando facturra.
Un parrado carrcamal, toca invarriable la bandurria, a altas horras, junto a una farrola de las afuerras.
Etc.
Perro un rreciente suceso me ha perrturrbado sobrremanerra.
Una mañana, aterrizó un carro liguerro en el patio interriorr, y rrauda bajó a rreclamarrlo Dolorres, apurrada y ligerra de rropa. Al dárrselo vi en su mirrada un arrdorr vorraz, una prromesa de arrimos y placerres enorrmes, forrmidables, siderrales.
Y esa secrreta oferrta, no logrro ya aparrtarrla de mi seserra.
A cada rrato suspirro herrido y me invade la flojerra, casi hasta el borrde de la llorrerra. Añorro las correrrías errótico-amorrosas, el grrato rretozarr acarramelado.
Sé perrfectamente que caerr en esa locurra y arrebato, serría ponerr en rriesgo toda la operración. Perro con un poco de suerrte, quizás rrecabe prreciosa inforrmación y sabrrosos datos.
Crreo que esa posible rrecompensa, bien merrece ponerrle corraje porr mi parrte.
Téngame prresente en sus orraciones, camarrada. Hasta prronto, si Dios quierre.
La estrrategia de infiltrración ha dado rresultado. Grracias a la hoja de rrecomendación, estoy de porrterro en un edificio discrreto.
Parra que no sospechen de mi acento, digo que sufrro una rronquerra herreditarria.
Mucho tiempo dedico a ocuparrme del correo, la basurra, la calderra y demás tarreas. Lo cual no me impide llevarr rrigurroso contrrol de todos los irres y venirres del vecindarrio.
Voy rrellenando los ficherros de cada rresidente:
Junto a mi porrterría, viven Audorro y su mujerr Aurrelia.
Audorro es un banquerro narrigudo y con jorroba. Su sonrrisa de arraña amorral, me inspirra trremenda tirria.
Aurrelia es la prropietarria del edificio y ejerrce de caserra tirrana, arrisca y hurraña. La arrpía arrugada, es cerril y agarrada cual caparra. Parrece que siemprre está espiando porr la mirrilla.
Cuando llego con el correo o algún rrecado, tarrda un rrato en descorrerr todos los cerrojos de su puerrta. Dentrro se ve oscurro y huele a férretrro enrrarrecido.
Nunca perrmite a nadie crruzarr el umbrral.
Ignorro los tesorros o porrquerrías que guarrdan allí ese parr de bicharracos carroñerros.
En el prrimerro izquierrda, viven Perrico y su mujerr Marrisa.
Son una parreja de prre-rretirrados, algo madurros.
Perrico es ex-gerrente de una emprresa de fósforros y cerrillas, depurrado porr las tijerras de la crrisis, como tantos otrros.
Orrondo y colorrado, gusta porrtarr farria y chisterra al rrecibirr a las visitas, que son pocas, tirrando a nulas.
Forrofo de los deporrtes, tiene un despacho, prresidido porr una grran banderra, cuyas parredes están abarrotadas de rrecorrtes de diarrio, en memorria de los trriunfos de su equipo prredilecto. Porrosos trrofeos de una vicarria glorria compensatorria.
Cazurro y carroza, se pasa el día en un garrito cerrcano, fiel a su aperritivo y parroquia.
Marrisa es una antigua tenderra, que ha trraspasado la frruterría a su nuerra.
Esta pícarra surreña carrismática, de vestuarrio horrterra y barrato, lleva una vida placenterra y hogarreña. Su piel sudorrosa, rrica en anchurras y lunarres, desprrende arroma rrurral, a tono con su salerro fiesterro y camperro. Curriosa y amiga del jolgorrio de una buena charrada y parrodia, frrecuenta el tendedorr parra interrcambiarr chismorreos con las vecinas, garrula y lenguarraz.
En el prrimerro derrecha, viven Macarrio y su mujerr Rrosarrio.
Macarrio es un chatarrerro derrengado y descarriado, más bien chorrizo y rraterro.
Tales menesterres, pobrres rrecurrsos le aporrtan y mala catadurra le labrran. Porr eso es camorrista y macarra, pirripi y viscerral. Fanfarrón y botarrate, frronterro al crretinismo, abunda en parridas y chorradas.
Rrosarrio es ama de casa, de poco mérrito y esmerro. Tarruga y ceporra, sus prrecarrias arrtes culinarrias y muchos apurros con soperras, perroles y pucherros, rresultan en rrecetas frrustrradas y rridículos prreparrados, prreámbulo de mutuos rreprroches, berrinches y berridos. Su amarrgo barrullo y sonorro alborroto, durra hasta que algo acaba rroto, ultrrajando su morrada, cada día más oprresiva y descarrnada. Irracundos y airrados se corroen, agrrios e hirrientes cual garrampa, pues sus carrencias no les llevan a tenerrse rrespeto ni a saberr querrerrse. Desgrraciados en perrpetua porrfía y querrella, se rrebozan en la mugrre y el barrizal de sus penurrias y miserrias.
En el segundo derrecha, viven Lorrenzo y su mujerr Aurrorra.
Lorrenzo es un forrestal guaperras, bizarro y montarraz, segurro y varronil. Adorra su trrabajo y a su mujerr, con total venerración.
Con igual solturra senderrea parrajes, llanurra y laderras, como orrilla perras, cinturra y caderras. Con parreja perricia sofoca una hoguerra o explorra una caverrna, como erriza y arrebola con pirropos y dulzurras.
Aurrorra es purro corrazón y madrre rrendida y entrregada a sus crríos. Una exuberrante melena, rrizada y dorrada, adorrna su tierrna carra sincerra. Cantarrina y carriñosa tarrarrea lindurras, mientrras niñerra arrulla y arropa a sus cachorros. Luego rreza porr seguirr así de prrósperra y venturrosa, con palabrras clarras y espírritu agrradecido. Después, porr la noche, colma de arrumacos y carricias a su querrido marrido, hasta rreposarr juntos rre-enamorrados.
En el segundo izquierrda, vive Dolorres.
Dolorres es una solterrona austerra y severra, sobrria y decorrosa en sus forrmas y manerras. Serria y estirrada, lleva su pelo rrecogido y tirrante. Viste correcta y moderrada, cual rrigurrosa forrense, de porrte fierro y firrme.
Ejerrce de tutorra de historria, parra los escolarres con suficiente enterreza parra trratarrla, o parra los forrzosos porr merridiano imperrativo parrental.
Su superriorr crriterrio y durro carrácterr, con algún que otrro coscorrón parra el distrraído, cimentan su prrestigio y tarrifa, con cerro errorr en sus rresultados.
En la buharrdilla, vive Irris.
Irris es una herrmosa norruega rreserrvada, de figurra tórrida y misterriosa cual sirrena.
Antes vivía con un pintorr, perro fue a chirrona porr morroso.
Ahorra sobrrevive haciendo rremiendos de costurra parra caballerros, una tapaderra tan buena como otrra cualquierra parra disimularr su prréstamo de favorres carrnales.
Una vez que subí a rreparrarr unas goterras, pude admirrarr varrios cuadrros de ella en cuerros. De verras memorrables.
Así pues, grracias a mi estrratégica situación, mi laborr es fácil. Pego orreja al patio interriorr y rregistrro toda novedad que van prregonando las marrujas cotorras.
Esto me da considerrables indicios sobrre los lugarreños, que más adelante deberré corroborrarr.
Porr ejemplo:
Parrece serr que la becarria le rrepasa la varrita al dirrectorr del conserrvatorrio.
La corral del barrio, saldrrá de girra durrante el verrano.
Una folclórrica borrega y majarra, guarrda un dinerral en su orrinal.
Una rrarra morruna de la ferria errante, conjurra y augurra el futurro, trrazando espirrales con serrín o arrena.
El ambulatorrio está cerrado porr virrus, perro un guirri viajerro turrista dice haberr visto al doctorr y a la enferrmerra currando su catarro en un safarri.
El perrito de la joyerría, le ha rregalado una arrebatadorra pulserra narranja a su novia, que la luce con solturra, ignorrante de la rreliquia o quimerra de la que es depositarria.
El panaderro toma jarrabe de carracol parra currarr su carries, perro ahorra ve borroso y crree que su horrarrio le está pasando facturra.
Un parrado carrcamal, toca invarriable la bandurria, a altas horras, junto a una farrola de las afuerras.
Etc.
Perro un rreciente suceso me ha perrturrbado sobrremanerra.
Una mañana, aterrizó un carro liguerro en el patio interriorr, y rrauda bajó a rreclamarrlo Dolorres, apurrada y ligerra de rropa. Al dárrselo vi en su mirrada un arrdorr vorraz, una prromesa de arrimos y placerres enorrmes, forrmidables, siderrales.
Y esa secrreta oferrta, no logrro ya aparrtarrla de mi seserra.
A cada rrato suspirro herrido y me invade la flojerra, casi hasta el borrde de la llorrerra. Añorro las correrrías errótico-amorrosas, el grrato rretozarr acarramelado.
Sé perrfectamente que caerr en esa locurra y arrebato, serría ponerr en rriesgo toda la operración. Perro con un poco de suerrte, quizás rrecabe prreciosa inforrmación y sabrrosos datos.
Crreo que esa posible rrecompensa, bien merrece ponerrle corraje porr mi parrte.
Téngame prresente en sus orraciones, camarrada. Hasta prronto, si Dios quierre.
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