El día menos pensado ha llegado el día más especial de todos.
De repente el pasado empieza a manifestarse de nuevo, a la vez que el presente. Poco a poco vuelven a la vida nuestros antepasados.
Algunos de manera casi inadvertida y convencional. Simplemente te los cruzas por la calle y ahí están, a lo suyo, como si nada.
Otros traen mayor carga emotiva. Aquellos cuya muerte más nos marcó, vuelven ahora notablemente disminuidos y afectados, por el sufrimiento soportado y compartido a causa de nuestra costosa asimilación de su fallecimiento.
Uno de ellos aparece frágil y encogido hasta el tamaño de un ratón. Y así pasará largo tiempo hasta que se recomponga poco a poco y supere tan severa convalecencia, debida al continuo pesar y apego de los que no supieron pasar página a su debido momento.
Este día trae gran alegría y a la vez gran inquietud.
Se organizan espontáneas procesiones de bienvenida.
Muchas personas también se encuentran perplejas, confundidas, cuasi resquemorosas, como dicen los de allende, porque barruntan lo que se les viene encima y que creían haber dejado atrás.
El pasado y el presente se están hermanando y aparecen ambos vigentes y actuales, entremezclados entre sí.
De pronto hay una costa donde antes no la había, sus aguas son zenozoicas y de ellas emerge un reptiloide ignoto y remoto. Con total naturalidad y dignidad en su porte. Que tu instinto reconoce como antiquísimo antepasado de tu linaje y como a tal lo respeta y reverencia.
Respeto y reverencia es lo más frecuente ahora, y algunos no lo llevan demasiado bien, pues habían aparcado o abandonado en demasía esta actitud y sentimiento para con la vida. Y ahora les cuesta y fastidia descubrirse teniéndolo, como a desgana y sin pretenderlo.
Quien busca explicaciones se atormenta en vano, en lugar de disfrutar de la extraordinaria circunstancia.
Un detalle curioso es que hasta el mismo aire sabe a mezcla, a presente y pasado combinados, ganando en matices, en riqueza y profundidad, en intensidad y vitalidad perceptibles.
Tanto es así, que algunas bacterias del pasado han encontrado especial aliciente en nutrirse de, y multiplicarse sobre, las pantallas tft. Parece que esas pantallas incluyen algún componente que representa un alimento irresistible para dichas bacterias, que se están dando el gran banquete, dejando las pantallas inservibles y con grandes manchurrones, como de espuma marfileña, que cualquiera puede afanarse en limpiar, para al momento aparecer de nuevo.
Y esto no es más que el principio de la infinita serie de consecuencias que han transformado para siempre nuestra existencia y la manera de conducirnos por ella.
El ajuste de cuentas es más leve de lo esperado según las profecías. Pero a la vez es más radical y profundo de lo que nadie habría imaginado nunca.
Esta es la genialidad y el tremendo poder de la vida, capaz de reactivar lo que creíamos desaparecido y olvidado para siempre jamás.
Ingenuos fuimos una vez.