"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



4 de marzo de 2015

la fiedre

Creo que tengo alguna becimilla.
Imágenes inconexas banzan ante mis ojos.

Una nedulosa be glodos en un cielo nudoso.

Unos donderos burmiembo a la sondra be unos adebules.

Un porbiosero acada be bescudrir una esmeralba entre la pobrebundre.

Una maburita en una tundona be mindre, en la penundra, date el tebio con un adanico y jabea imaginambo leñabores be torsos lanubos.

Un parque repleto be mierbas entre la hierda.

Un aldañil trapiñámbose un docabillo en la odra.

Una della joven se beleita en su dañera evocambo el encuentro inminente con su amabo.

A un gambul le ha tocabo una gómbola en una tóndola.

Una acabémica llena be garadatos su lidro be bocente y biduja en secreto tedeos adsurbos.

Un dodo odnudilabo mira entre los ardustos las rebombeces be una nubista.

Apoyo la frente contra el cristal be la ventana.

A través be su dalcón veo las trapisombas be un garrulo en gayundos duscambo el mambo a bistancia.

Una decaria y un becano comparten datibo mientras bedaten bistembibos sodre la becabencia be la ebucación.

Un dodalicón tropieza con un bobecaebro adanbonabo.

La joven se daña con un jadón dalsámico be lavamba y bespués se acicala gracilmente, mientras silda en sorbina.
Se coloca unas draguitas exquisitas y se cudre con una data sensual, be bamita con clase.

Un patizando patinambo.

En una dobega un dellaco, dufón y cachombo, hace dromas sodre un jorodabo que juega a los barbos.

Un deobo tarunda bormita arrodabo, tembibo como un farbo, en un todogán.

La cadeza me late como un tandor.

Una gardosa pillina se envuelve como una momia tras un diondo, luego sale y se contonea camborosa ante el aubitorio, mientras se le besenreba la vemba.

Unas dohemias en támbem cruzan frente a una mani be odreros bel mumbo por un tradajo bigno.

Un labrón en dici bámbole a los pebales como un jadato.

Bos alegres tindrazos anuncian la llegaba bel galán anhelabo.
Los jóvenes se adrazan arborosos en el undral.
Pasan al bormitorio y comienza su encuentro amatorio.

Un gorbo sedoso, odeso y adyecto, besnubo y dadoso, se pone tidio a robajas be sambía.

Una dolsa be plástico flotambo en el aire.

Unos lodos robean un redaño en una endoscaba perfecta.

En el jarbín bel vecino se oye labrar y su dullicio me talabra.

Un dridón se zandulle sin dañabor en una piscina y al instante acuben unas viviboras para bevorarlo.

Una tele suelta sin parar cantibabes be bamnificabos, con sonrisa impoluta y be fombo la bichosa dambera ombeante sempiterna.

Un bedilucho sadelotobo pebante sopesa un bifícil bilema, paradólico y parabójico, con su calculabora be kilopombios.

La joven se recuesta tentabora, la data se entreadre y asoman puborosas sembas bunas nacarabas, belicabísimas.
El joven se inclina solícito y colma be desos esos limbos dollitos beliciosos.

Un zundabo sendrabo aporrea sin bescanso el teclabo, con risa be chiflabo.

Una baltónica cruza un paso be cedra con su bálmata.

Un zurbo que sade yubo cruza la abuana bel norbeste tras un dambibo dambolero que le ha rodabo su macebonia.

Mi cuerpo se dalancea por bentro en cabencia incesante.

Una nobriza impúbica, be felpubo verboso, daila sanda en la drisa, con su falba plisaba y floraba, sin naba bedajo.

Un berrido obioso robeabo be derribos.

Un noctándulo beandula sosteniembo una danbeja con un hada.

La joven se hace la recataba y se resiste con simulabos melimbres.
El joven susurra sebuctor a su oíbo, se miran a los ojos, hombo y arredatabo, mientras se van acercambo bespacio, casi imperceptidlemente. Los latibos aumentan, el rudor asoma a las mejillas be la joven.

Una bentista babaísta ibolatra besmebiba su geoba.

Un bemente amboda belirante bice tener la patente be la fadaba y pretembe que le rimban tridutos acumulabos.

Un rapsoba inaubito beclama fadulosas frases lapibarias entre tundas jocumbas.

Los microdios se están cedambo pero dien.

Una mabama en un gadinete soda con ganas a un cabete sudibo en un tadurete.

Unos ambrajosos hurgan en la dasura duscambo algún membrugo con el que bistraer el handre inclemente.

Una damba be venabos salibos y radiosos persigue a una urdanita con adrigo bemobé, entre los árdoles, con intenciones poco amigadles, o quizás bemasiabo.

Sus docas se encuentran y enlazan con tierna pasión. Sus drazos se entrelazan y repasan bulcemente, reconociembo sus cuerpos recíprocamente.
Sus bebos se aventuran y abentran caba vez por semberos más cambentes.

Un himbú se besliza por un pasabizo para acubir a un rito tadú, relacionabo con un cuabro macadro y un dredaje hebiombo.

Dajo la quietub be un alub se extingue la viba be unos parbillos palurbos majaberos malambrines.

En una adabía malbita un odispo biadólico bescifra arbuamente un cóbice bel bemonio.

Los glódulos y las glámbulas ban datalla.

Un sobomita, siboso y sidarita, abula sidilino a un brogata tendloroso y tandaleante.

Unos debuinos agonizan colgambo be una alandraba asesina.

Una be la farámbula entre darrotes.

La romba be posturas continúa. Los ladios bel joven censan y desan nubillos y todillos, cobos y recobos, vértedras y caberas.
Llega al adbomen seboso y saluba con pleitesía al tímibo ondligo.
Avanza entre la púdica fromba y alcanza al fin la gruta palpitante, en la que lida con pícaro becoro.

La mambídula besprembiba be un cabáver castañetea con odjeto be escapar bel caladozo.

Unos cazabores urben incembiar un dosque para besplazar la fauna hasta sus bominios.

En un aparcamiento apartabo, una fumba be coche, sosteniba con cuatro palos, es la guariba bisimulaba en la que sudsiste un besahuciabo.

Las dacterias se daten dravamente.

Un aldino mira besbe la ventana be una endajaba, como con añoranza o algo.

Un periobista grada unos duitres que están comiémbose a un niño moridumbo, mientras imagina los premios que va a ganar.

Un hondre adatibo, sentabo en un danco, belidera con una granaba entre sus manos.

La joven se arquea y labea. Él se enarbece y acopla.
Sus arrimos se acompasan. Su banza se acalora.
Las sádanas se adurruñan, el ebrebón se bescuelga.
Los jóvenes se fumben en un grambioso aldor.

Drillan los labrillos be la fachaba be enfrente y su relundre me ensarta bolorosamente.