Voy por la calle y aparece una especie de serpiente gigante negra, que se me traga. Se supone que forma parte de los festejos que están teniendo lugar, o algo.
Su interior es confortable.
Para quedar de nuevo en libertad, debo esperar hasta que otra persona sea atrapada y ocupe mi lugar.
Esta criatura no es una serpiente, pues no tiene cabeza ni cola.
Forma un canuto de unos diez metros de largo, con un diámetro de metro y pico.
Su origen es desconocido, lo mismo puede ser extraterrestre o natural. Pero está claro que posee inteligencia.
Es de color negro intenso, completamente.
Su piel es lisa por fuera, y por la cara interior es cual dendro-piloso coral. Gracias a la voluntaria y coordinada orientación de sus vellosidades, es capaz de adentrar a su presa y retenerla enmedio.
Permanecer en su interior resulta sedante y reparador. Como un tierno retorno al seno materno.
Se desplaza ondulando su cuerpo oblicuamente, así mantiene a su rehén sumido en una 'u' balanceante inescapable.
Tan impresionante ensoñación, da paso a no pocas cavilaciones y figuraciones. Pues me tienta el imaginar un mundo gestionado por dichos seres tubulares.
La población adulta, sería su objetivo preferente y prioritario; menores y ancianos quedarían libres de su acción, salvo situaciones críticas.
El propósito de su tutela, sería rectificar nuestras taras y elevar nuestra conciencia. Interfiriendo e impidiendo las acciones nocivas y alentando los buenos pasos.
Por supuesto, tendrían capacidad para leer la mente o adivinar las intenciones. Así, optarían por servirte cuando tu objetivo fuese legítimo, y te engullirían cuando tu meta fuese perniciosa.
En su interior, te masajearían sabiamente para propiciar tu autorreconocimiento y la enmienda de tu mal encaminamiento.
Con tan inmediata y sencilla privación de libertad, se impedirían grandes abusos y desmanes. Y pronto el planeta sería un paraíso feliz y armónico.
Por supuesto, los malévolos pertinaces quedarían neutralizados a perpetuidad, hasta que abandonasen sus pretensiones.
Estos seres tubulares, también podrían cumplir muchas otras funciones prácticas. Por ejemplo, como transporte.
O como lecho nocturno.
Cada adulto tendría asignado su propio ser tubular particular, con quien establecería un vínculo profundo y duradero.
Y así, en bella simbiosis, la humanidad despertaría a una vida más madura y significativa.
O bueno, soñar es gratis.