"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

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Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



6 de julio de 2016

un zoo para terminar con todos los zoos

En verdad digo que los zoos tienen que desaparecer.
Los zoológicos son cosa del siglo pasado.
Se me ha ocurrido una manera de acabar con eso, que procedo a detallar.

Los zoos cumplen la función de acercarnos a la naturaleza, la misma naturaleza de la que estúpidamente nos hemos distanciado.
Hoy en día disponemos de abundantes recursos tecnológicos para estudiar y explorar la flora y la fauna, y transmitir toda la información audiovisualmente de mil maneras.

Pero a todo eso le falta cuerpo.

La dimensión tangible, completa y redondea la experiencia, por eso mi propuesta es crear un zoo de reproducciones volumétricas a tamaño real. Sólidas esculturas fidedignas, para examinarlas con total libertad.

En mi opinión, esto suple la presencia, solventa el confinamiento y la tortura, y fomenta una valoración física más rica y directa.

Técnicamente esto es perfectamente factible, y aporta interesantes ventajas. La dificultad principal está en obtener un buen escaneado de cada animal. Después, basta con conseguir una impresora 3d y con ella crear los moldes, o directamente las estatuas.

Los modelos digitales pueden compartirse libremente, lo cual permite y posibilita que esta iniciativa prospere y prolifere por todo el mundo, de la mano de quienes así lo crean y quieran.

Dado que las estatuas no acarrean las trabas legales ni las obligaciones logísticas de los animales, su instalación y mantenimiento es comparativamente simple y sostenible, y por lo tanto su rentabilidad económica puede ser más que considerable.

El mayor reto está en arrancar un proyecto semejante, pero una vez adquirida la suficiente pericia y experiencia, esto puede multiplicarse como los hongos.

Otra ventaja de trabajar con modelos digitales, es que puedes sacar de ellos diferentes variaciones. Puedes imprimir estatuas reducidas o ampliadas de tamaño, según convenga.

Teniendo en cuenta el gran atractivo que un museo táctil de animales puede tener para los niños, es sensato y razonable adecuar el tamaño de algunas estatuas para facilitar su apreciación.

Mi propuesta ideal a este respecto es que haya dos ejemplares de cada animal, uno a tamaño real y otro a tamaño cría recién nacida, aprox.

También puede ser útil ampliar el tamaño de los insectos, incluso haciéndolos gigantescos. Pero esto tal vez daría una experiencia no demasiado conveniente, ya que muchos reaccionarían con rechazo o temor, haciendo flaco favor a su correcta estimación.

Alguien podrá decir que esta idea de las esculturas no sustituye el ver a los animales en vivo. Cierto es, pero también hay que decir que el ver a los animales en el zoo, malamente puede considerarse que sirva para esto. Además del abuso y tormento que implica.

El zoo-museo táctil aporta algo único y valioso, pero no cubre todo el espectro de la curiosidad humana, claro está.

Aun así, puede ser un buen punto de partida. La visita puede acompañarse de información de cada animal. Y de datos que expliquen su vida en la naturaleza y los padecimientos que le ocasiona la vida en cautividad y cualquier tipo de maltrato.

Se trata de contribuir y aprovechar la experiencia para crear conciencia. Simplemente presentando la verdad.
A poco que se diga sobre los zoos obsoletos, se ve claramente su abominable insensatez grotesca y degradante. Y lo mismo con todos los demás comportamientos explotacionistas que se cometen contra cada especie.

Así que, mientras existan atrocidades infames semejantes, será pertinente que los neo-zoos cumplan una labor didáctica al respecto.

Con el público infantil, es importante que la visita se efectúe en un justo clima de intimidad y respeto, con cuidadosa tutela y sobriedad.
Por eso, creo adecuado que el acceso obligue a cada menor a ir acompañado de un adulto.
No se trata de un parque de recreo, sino de un museo.

Para mayor responsabilización del adulto, tal vez sea adecuado exigir a la entrada algún depósito pecuniario extra, como póliza para eventuales daños a las esculturas. Cantidad que sería devuelta a la salida si todo transcurre sin incidencias.

Además, para que la visita sea serena y fructífera, será bueno espaciar los visitantes, para que nada apresure ni interfiera.
Dignificando el evento, en lugar de devaluarlo.

Libre será cada comisariado de plantear esto como prefiera, pero tengo claro que la masificación y el descontrol, hacen que el infante desbarre y profane su percepción de las formas de vida, lo cual abunda en el mancillamiento y ultraje de la familia planetaria. Justo lo opuesto de lo que se pretende.

Por otra parte, cuando la humanidad redescubra realmente su amor y respeto por la naturaleza, podrá encontrar distintas formas de seguir en contacto con ella y de seguir estudiándola, de manera no invasiva ni ofensiva. Podrá saciar su curiosidad, sin alterar el orden natural ni atentar contra la libre existencia de los seres vivos.

Por ejemplo, mediante monitorización individualizada continua, a través de los satélites espaciales. O mediante una red de drones telescópicos situados fuera de la biosfera, para triangular mejor la información.

Esta supervisión remota puede parecer un tanto desproporcionada y distante, sin embargo, la conciencia conciliadora requiere una percepción global compartida. De poco vale una perfecta isla beatífica, si el resto es caldo de cultivo para los criminales. El ejemplo más claro de esto es el triste sino de la nación nativa americana.

Además, esta cautela general, debe utilizarse para redoblar la atención local. Gracias a la herramienta, ya no hay límite ni frontera para el seguimiento, la implicación, la coordinación y la participación.

Poder ver directamente lo que está aconteciendo en cualquier rincón del planeta, nos centra y ubica, nos vincula y nos hermana con todas las razas y especies, puesto que compartimos espacio y cometido.

La idea principal es: Vigilar para cuidar. Vigilar al ser humano para que aprenda a relacionarse con total respeto y responsabilidad con la naturaleza, persiguiendo y corrigiendo toda falta, sin tardanza ni excepción.

Si la sociedad aprovecha bien algo así, será capaz de detectar a los infractores en tiempo real, frustrar sus fechorías en el acto y hacerles reparar claramente el desmán, desincentivando toda imitación o reincidencia.

Tal vez aún estamos lejos de algo así, pero más nos vale ir enfocándonos hacia esto, para conformar una sociedad madura y empoderada, y para que las noticias no sean ya más un recuento de calamidades sin freno ni remedio.

La conciencia progresa y avanza buenamente cuando se le proporciona información lo mas veraz y directa posible, para actuar y participar en y para la armonía del planeta y la vida, que es lo que nos atañe y corresponde.

Nuestra cultura debe despertar y cambiar lo perjudicial y dañino, para terminar con la pesadilla y que no se repita nunca más.
Los zoos están en la lista, y bueno será el día en que les demos finiquito y reemplazo.

Yo propongo una manera, y si hay otras mejor, bienvenidas sean.