Señor asesino de osos:
Usted ha dedicado su vida a quitar la vida a los osos, hasta que un oso le ha quitado la vida a usted.
Usted nunca ha tenido mi aplauso, y su muerte no cambia mi apreciación respecto a su actividad aniquiladora.
No he tenido ocasión de conocerle personalmente, así que no tengo ninguna opinión concreta respecto a sus cualidades humanas.
Sí debo manifestar mi total oposición, repulsa y censura respecto a esa afición desempeñada por usted y muchos otros.
Usted ha realizado en esta tierra un mal por el que no ha sido juzgado, ya que la cultura dominante todavía ve con buenos ojos semejantes comportamientos abominables.
Mis palabras ni quitan ni ponen nada para su caso, ahora usted tendrá su preciso veredicto en el más allá.
Desconozco cuál será su destino. Confío en la justicia extramundana, así que tengo la conciencia tranquila a este respecto.
A buen seguro usted tendrá ocasión de contrición y redención.
Mientras tanto, aquí abajo hay un cierto conflicto y revuelo.
El equilibrio de fuerzas está cambiando. La conciencia que desaprueba el abuso y la tortura, alza su voz y gana presencia.
Aunque no siempre su expresión es ejemplar ni adecuada.
El ensañamiento resulta inadecuado y contraproducente.
Muchos esgrimen esta desmedida, para intentar invalidar el mensaje.
Pero la conciencia que capta la verdad, no puede desvirtuarse.
La distinción del bien es inapelable, por más que pretendan adulterar esto los relativistas.
Así como la sombra es la ausencia de la luz, el engaño es la insuficiente conciencia.
Aquellos que están despertando, saben lo que quieren y lo que no.
Saben distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.
El pasado oscuro está desapareciendo y está llamado a extinguirse.
Hoy son noticia las reacciones a posteriori, el rechazo a los usos obsoletos.
Un día, la injusticia no va a tener más cabida.
No habrá asesinos de osos, ni de ningún otro tipo, porque nadie tolerará ni permitirá semejante opción, ni por equivocación.
A esto apunta y aspira, todo humano que se digne de considerarse como tal.
Entonces habrá paz y hermandad.
Mucho queda por hacer hasta llegar a eso.
Los ideales que viven en los corazones de los justos, deben hallar cada vez maneras más efectivas y elevadas de plasmarse en la realidad.
Solo así construiremos una auténtica democracia, para articular vías de entendimiento, organización y cooperación, que nos permitan una transición oportuna y decisiva.
Toda energía que se utiliza de manera dañina y traumática, está haciendo un mal servicio a su causa.
Es muy positivo que exista libertad de expresión y que se debata sobre esta y todas las cuestiones.
La comunicación será provechosa cuando los interlocutores expongan de manera civilizada y desarrollada sus puntos de vista.
Los medios de información oficiales, interfieren y distorsionan, en lugar de intermediar y propiciar el diálogo.
Hay detalles que animan a la esperanza.
Los despiertos van a estar siempre del lado de la verdad, y esto no hay que perderlo de vista nunca.
Lo indefendible, fracasa en su defensa porque carece de argumentos, por eso acuden y recurren a la violencia en cuanto sienten que se desestabiliza su invento.
La palabra escrita es un medio excelente para intercambiar todo tipo de impresiones. El lector puede otorgarle la atención y la importancia que prefiera, puede acceder a los contenidos a su propio ritmo y manera. La repercusión y la intensidad reposa en gran medida en el receptor.
La palabra puede llegar a zaherir y, por supuesto, ya se ha dicho que ese no es el camino adecuado.
Así y todo, puede decirse que esa es la forma de violencia menos violenta de todas.
Un mundo donde solo existiese este grado de agresividad, sería un mundo bastante feliz. No habría asesinos, solo malhablados, mejor dicho, ni siquiera malhablados, solo malescritos.
Joder, yo me apunto a eso, jeje.
Aquí ahora se da el absurdo total, cuando los asesinos se duelen ofendidos por algunas palabras malintencionadas. Olé la ceguera.
Fina piel se gastan, quienes siegan por antojo vidas ajenas.
En fin, señor asesino de osos, perdón por haberme ido por las ramas.
Si algún día vuelve usted por aquí abajo, elija para realizarse un arte edificante y seremos amigos.
Nada más, un saludo.