"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



17 de febrero de 2016

pobres pobres

Ser pobres es lo masmal cay yaora esmas cavez cay poculpa la crisis cay. La crisis llieva masaños que llevia que nabia nacido yo pa saber comuerantes. Mimama ice cantes era to mubien y casi niabia casi pobres conque mira. Pero aora si cay cay que vas pola calle yay mucho pobres pol suelo que tenies que cuidar pa no pisaslos porque si pisas un pobre te pode pegar el pobre o pior. Y dan pena dan pidendio pero mimama ice que nanay de diarles na poque algunos son de mentiras pero adiemas que si les das yate siguen ya mas y no tejan enpaz yeso es mu peligrosos poque se pegan a tu puerta y llaman a mas pobres mas paque les des del anbre que tenien y o si no que senfadan y te queman la casa y te mores y te se comen tu cuerpo asao pol fuegos. Soes lo malo que pasa elos pobres que casi ni comen y se ponen asi locos dianbre y masimas flacos que se lesven los guesos y dan miedos que paicen muertos vivantes como las monias. A mi no me gustan las monias porquiuna vez fuimos ido al musieo con el coles yabia una ay que pareciba viba que siba salir apor mis y va el profe va y mace sustos pola espalda cando estaba ay cerca ela monia y casi medalgo. Y ya no me gustan las monias ni mi profe poques mu tontos. Pero los pobres tenien ese pobrema que se ponen asis comun palillo maimas asta que desapariecen de flacos y poeso que tenien masambre cambre de comer que se meten en los contienedores buscando comidas dasco pero mal esi no. Lo peor es pola noche por ques cando mas basuras ay y mas pobres buscando y gatos tanbien. Yaveces se pielean yaveces se comen a los gatos conque mira. Los chinos se comen a los perros y los pobres a los gatos conque casi nay ya masque pajaros. Peo encima los basusreros aveces no se dan cuentas y tiran al camion algun pobre questaba en el conteniedor yasi van menguando los pobres pocapoco peo que no se nota casis poque cavez zay mas poculpa la crisis. Peo lo malo quela crisis siguisigue poculpa los polisticos que sonunos choriszos yanencima pola tele nacen masque pogramas de cocinas paque no tolvides de comer o esi no te golves pobres yeso es lunico cacen pa intentiar evitarlo peo casi ni sirve casis.

película

Floto en el aire y voy viendo escenas sueltas como de una película, sin estar en ningún momento corpóreamente presente.
Al principio formo parte por completo de la historia que se está desarrollando. Luego poco a poco voy tomando conciencia de mi papel de cámara-espectador conforme sigo al protagonista.

El prota es un viejoven fofisano, rellenito sin ser gordo, largo sin ser alto, de aspecto este-europeo, gafas retro, peinado y ropas ídem e inocencia ingenua. Simpático a la par que patético, más lo primero que lo segundo. Genuino.

Conduce una especie de coche-caravana estrafalaria, ridículamente estrecha y absurdamente alta y larga, de chapa gruesa pintada de verde pino chillón. Dentro, cuelgan del techo varias paelleras y sartenes-wok que van sacudiéndose con el ajetreo. Todas están sujetas por sus asas con cuerdas para que miren al techo, para así hacer de antenas parabólicas caseras.

El prota se gana la vida haciendo de taxista clandestino, conduciendo semejante engendro rodante. Parece dedicar casi toda la jornada a esto, ya que en el vehículo no faltan todo tipo de utensilios cotidianos, cazos de cocina, adornos, etc.
Vive en una gran ciudad norteamericana, de clima frío, donde desempeña su oficio con no poca ilusión y sí poco éxito.

Utiliza las antenas para orientarse con su gps, pero parece haber contratado la señal de unos satélites kazajos-o-algo-así, que tienen problemas de organización en el espacio. Tan pronto están demasiado dispersos como demasiado apelotonados, con lo cual la señal falla frecuentemente.

Vemos al prota hacer una videollamada para quejarse de esto a los técnicos. Y mientras en la pantalla el encargado se excusa como puede, tras éste se oye brevemente una voz que pide socorro, de algún secuestrado. Detalle que pasa totalmente desapercibido para el prota, pero que pretende ser un toque cómico-paródico respecto al país kazajo-o-lo-que-sea y su corrupta cultura.

Luego vemos al prota volver a su humildísimo piso, donde le recibe su mujer y saluda a sus hijos, dos adolescentes, chico y chica, que miran embobados videoclips en la televisión. Televisión arcaica de tubo catódico y pésimo sonido, que obliga a elevar su volumen para distinguir apenas lo que suena. En respuesta al paternal saludo, la chica hace una pompa indiferente con su chicle y el chico le dedica a su padre un feo dedo ofensivo. Ambos reaccionan así, no por maldad, sino más bien por imitación de lo que ven en la tele, como ensayo actitudinal.

El padre cena en la cocina, viendo otro pequeño televisor de bolsillo.
Su mujer está a su lado, mordisqueando un boli mientras va escribiendo una carta.
Cuando termina de cenar, él hace un gesto como de abatimiento y súplica, pero ella reacciona mecánicamente llenándole el vaso con más soda, sin despegar los ojos de la carta que está manuscribiendo.

A la mañana siguiente, él sale hacia su trabajo y ella le sigue apresurada, tratando de endosarle unas cuantas cartas ensobradas. Esta es una costumbre habitual en ellos, pues resulta que esa sobre-correspondencia está destinada a él y en ella su mujer le expresa todo tipo de comentarios, afectos y demás. Y no es que sea muda, pero por alguna razón su relación viene funcionando así desde hace tiempo.

El prota parece estar más que harto y desesperado por todo. Ella insiste y él se resiste, y entre una cosa y otra han llegado hasta la entrada de su edificio, cuya planta calle resulta estar ocupada por unos grandes almacenes, cosa que produce un llamativo contraste con la cutrez de las demás plantas.

En el centro del recibidor hay una amplia y luminosa plazoleta, por la que cruzan los consumidores con sus bolsas y carros, entrando y saliendo de los diversos establecimientos. En este espacio libre hay montada una pequeña exposición temática, de la que se destaca una bola del mundo, de poliestireno, que va girando lenta y mecánicamente, mientras hace lo propio a su vez un pequeño satélite artificial, redondote y generosamente desproporcionado, sobre el que se lee: Sputnik - Maravilla de la técnica rusa.

El prota lo ve y tiene una idea brillante.
Ha decidido solucionar sus problemas trasladándose con su familia hasta Rusia. Así que al momento siguiente los vemos embarcar, con su monstruo-caravana, en un trasatlántico, del que por cierto también vemos salirse marcha atrás, en punto muerto, otro coche, que rueda inercialmente hasta chocar con un edificio.

Y así termina el sueño, con la clara sensación de que quedarían todavía dos tercios de la película por desarrollarse. De la que me ha gustado ese tono de indi-comedia que se ríe de sí misma y que también sabe ser humana cuando toca.
Me queda la sensación de que bien merecería existir esta película, o quizás ya exista. Quién sabe.