Independencia es una palabra que viste mucho, luce muy bien, pero su significado merece cierta reflexión.
Independiente significa no-dependiente, o sea libre. Pero ojo, independiente no es exactamente lo mismo que libre. Por algo son dos palabras diferentes.
Es importante apreciar el matiz que las diferencia.
Independiente obtiene su definición a partir de una negación. Empezamos mal cuando un concepto se debe a la oposición o contradicción de otro previo para establecer sus cualidades, especialmente cuando pretende versar sobre la libertad.
Así pues, independiente depende en cierto modo de aquello a lo que se referencia o refiere. Es un término relativo, que solo completa su significado en función al contexto, implícito o explícito.
Sin embargo, libre es un concepto con un carácter mucho más autónomo y cohesivo en sí mismo. Es una afirmación plena y certera.
Denota poder, implica ser dueño y capaz de propia voluntad.
Libre es una verdad que se constata en su autenticidad.
Independiente es un estadio inferior.
La pregunta es: Conduce una cosa a la otra?
No está tan claro.
El relativismo de la independencia puede hacer de espejismo.
Puedes creer que estás avanzando en la dirección correcta y sin embargo no estar más que engañándote con falsas apariencias.
Es un camino incierto. Sobre todo cuando se transita de forma impersonal y corporativa. Si quieres perderte en el bosque, monta una delegación.
Se presta demasiado a la perfidia.
No parece la mejor manera de madurar.
Si quieres crecer de verdad tienes que hacerlo tú personalmente, no a través de terceros de ninguna clase.
Es por esto que los dormidos piden independencia, mientras que los despiertos forjan su libertad.
Date cuenta, es una absurda pretensión solicitar a través de intermediarios una cualidad que solo puedes obtener por ti mismo.
Sin embargo, a pesar de todo, el amago de emancipación tiene algún valor, sirve más o menos de entrenamiento. Puede ayudar a que nos vayamos percatando mejor de dónde está el fallo.
Es todavía una fase inmadura y temprana. Como un recién nacido. Que puede decirse 'independiente' del seno materno interno, pero sigue siendo totalmente dependiente del seno materno externo.
Aquí está el error más frecuente. Quien busca la independencia cree que con una mera segregación es suficiente, que eso lleva automáticamente a la meta ansiada. Y no es así.
No es así porque la vida es un rico, denso y complejo entramado de vínculos y relaciones del que no se puede uno escapar ni separar. Por eso el más triste error consiste en seguir el camino excluyente. Como si la alienación reportara nada que no fuera miseria y tormento.
Ser libre implica ser consciente de tu profunda unión y conexión con todo. Entonces dispones tu vida en perfecta armonía. Estás donde debes estar, haces lo que debes hacer y eres quien debes ser.
Es irrefutable. Toda pretensión que no provenga de tu verdadera esencia está llamada al fracaso, o algo peor.
Toda vez que confundas la auténtica libertad, personal, intransferible e inalienable, con un brindis al sol colectivo, demuestras lo lejos que estás de la vida y de comprender nada.
Mira lo que te rodea. Ve la situación y el momento.
Este país está sumido en las consecuencias de su falta de conciencia.
Y siempre ha habido regiones con sus particularidades y discrepancias.
Pero ahora una de ellas parece estar embarcada en pleno delirio secesionista.
Hay que entender bien la jugada.
Los zorros políticos de aquel lugar se las han apañado para ponerse del lado del descontento de la gente y han sabido canalizarlo en la dirección que más les interesa.
Esto no sucede de la noche a la mañana. Las semillas del mal llevan mucho tiempo sembradas y abonadas para que afloren y proliferen así.
El truco consiste en tomar un anhelo legítimo y real y apropiárselo para inyectarle las palabras que mejor sirven al deseo oculto de los corruptos. Infectar los términos, envenenar el discurso, emponzoñar el diálogo, adulterar la esencia, prostituir la causa.
Porque esa es la madre del cordero.
La voluntad del pueblo es una y la misma en el mundo entero.
El problema es uno y el mismo en todas partes.
Queremos crecer, madurar, ser libres y felices.
La pena es que nos hemos montado un sistema que en lugar de acercarnos nos aleja más y más de poder realizar esto.
Hemos creado unos monstruos parásitos que se dedican a marearnos y estafarnos.
Y no será ningún monstruo parásito quien nos saque de esta pesadilla, puedes estar seguro de ello.
A los corruptos no les queda otra que abanderar esta cruzada desesperada, porque si no, saben que perderán el tren, ya que su papel injustificado y nocivo no tiene cabida en una sociedad madura.
Se disfrazan de aliados, hacen como de guías, llevan la voz cantante y pretenden ser la encarnación de la voluntad del pueblo, asumiendo la autoridad conferida con sobriedad y responsabilidad, aparentemente.
Pero debajo de esta fachada sabemos perfectamente lo que hay.
No hace falta ni decirlo.
Por eso es tan lamentable contemplar el bochornoso espectáculo de los esclavos bailando engañados al son de los falsarios de siempre.
Bobos, abrid los ojos.
Os están estafando vilmente.
Las palabras de aquellos que dicen representaros mienten.
Siempre han mentido y siempre mentirán.
Ningún futuro mejor vendrá de ellas.
No tienes más que mirar a dónde os han conducido hasta ahora.
Acaso la corrupción brilla por su ausencia?
Acaso hay la menor diferencia?
No señor, es la misma basura que en todas partes.
Os han dado el cambiazo, os han robado vuestros sueños y a cambio estáis abrazando una quimera.
Patéticos esclavos, dejad de humillaros.
No permitáis ni por un segundo que la mentira triunfe ni una sola vez más.
Desenmascarad a los farsantes.
Que nadie os venda utopías inalcanzables.
La independencia es un paso importante, sí.
Pero hace falta definirla, para que no os den gato por liebre.
Las vaguedades ya no valen.
Ya se ha terminado el tiempo de la falsa democracia.
Ya se han terminado las promesas vacías y los programas llenos de ambigüedades y palabrería.
Ya se han terminado los jodidos cheques en blanco.
Si tienes un proyecto que ofrecer a los demás, defínelo.
Con pelos y señales.
Explica cómo se va a desarrollar tu plan desde el minuto uno, paso a paso, con nombres y apellidos.
Con cifras verificables. Con recursos constatables y controlables por todos, previamente y siempre.
Todo aquel que escamotea depositar este poder en el pueblo es un impostor. Quien no pone todas las cartas sobre la mesa, muy limpio no piensa jugar. Claro que, si lo que pretendes es montar un imperio de la corrupción, entonces se comprende que la transparencia sea una cualidad a evitar.
Es más, debes establecer con amplia anticipación todo el marco legal que garantice la firme implantación y cumplimiento de todo el proceso. La ley deberá castigar de forma fulminante, inmediata e instantánea a todo aquel que incumpla con su parte, en los términos y tiempos establecidos. Y la pena será el exilio, permanente y definitivo.
No se admiten hipótesis ni suposiciones.
No se admiten errores ni omisiones.
Si vas a hacer de arquitecto, más te vale saber bien lo que haces.
Porque no se tolera ya ni un fallo ni medio.
No habrá aprobación ni permiso mientras no se demuestre sostenible y fiable todo el invento, contrastado y validado por todos los implicados, que somos todos, al fin y al cabo.
Los estudios de viabilidad tienen que ser cuantos sean necesarios y más. No te vamos a regalar un coche para que lo estampes a la primera de cambio. Es más, si no demuestras serio compromiso es que ni se nos va a pasar por la cabeza.
El camino para la independencia se labra con pruebas de madurez.
Hechos, no palabras.
Todos podemos aprender mucho de la experiencia si se encauza de la manera adecuada. Si el pueblo logra salir adelante por su cuenta y se libra de los corruptos que usurpan y acaparan su futuro, todos apreciaremos el logro y seguiremos el ejemplo de buena gana, desde luego.
Pero si la farsa da lugar a una chapuza, entonces el odio se disparará en todas las direcciones y no tardarán en asomar las represalias.
Fíjate que estos resultados gana-gana y pierde-pierde son una respuesta solidario-instintiva. Queramos o no, estamos juntos en esto. Nuestro problema es el mismo. Nuestro deseo es el mismo.
Una madre no puede permitirse el lujo de que sus polluelos se caigan del nido sin la suficiente edad para volar. Ya pueden protestar todo lo que quieran. Sin embargo, cuando llega de verdad el momento, los pajaritos vuelan sin necesidad de pedir permiso a nadie.
De nada valen las fantasías escapistas antes de tiempo. No es una cuestión de identidad, sino de realización de los potenciales.
La distintación, como dicen los de allende, que no tiene justificación suficiente de ser, es difícil que llegue a producirse.
Los hechos hablan por sí solos.
El problema está mal formulado cuando se persigue la meta equivocada. En lugar de erradicar la verdadera plaga pretenden hacerle un lavado de cara.
La vida obedece a procesos y sigue un orden cuyo funcionamiento debe conocerse muy bien si se quiere avanzar adecuadamente.
Si deseas crear algo, primero debes tenerlo claro.
Trabaja la idea, visualiza con todo detalle,
sopesa, define, depura.
Dispón lo preciso, monta, construye, elabora.
De la intención a la realidad hay un camino.
Y ese camino pasa por definir y enunciar lo mejor posible tu proyecto. Sobre todo cuando su realización requiere amplia implicación, coordinación y colaboración.
Se comprende el miedo y la reticencia a exponer abiertamente cualquier proyecto, pues el miedo y las reticencias del prójimo les lleva a volcar sobre ello todos sus recelos y requerimientos. La trabazón es patente y palpable. Por eso se precisa abundante lucidez y preparación para progresar cualquier asunto buenamente. Las partes deben comprenderse y dialogar verdaderamente para llegar a algún lado.
Lo que no funciona de ninguna manera es intentar salirte con la tuya por las buenas, a la fuerza. Ya se ha intentado y sabemos muy bien lo que produce eso.
No hay atajos.
Lo único que hay es sabiduría o tormento.
Con balbuceos no vas a ningún lado. Lo más que producirás serán abortos y espantos.
Esta es la prueba del algodón que diferencia a creadores de charlatanes.
Todo el que venga a ti enarbolando la palabra independencia, pídele que la defina, que se explaye y se extienda abundante y minuciosamente en qué, cómo y por qué piensa realizarla.
Exige una memoria pública y exhaustiva.
Porque lo que está en juego no es ninguna broma ni tontería.
Entonces verás la verdad.
Mejor dicho, verás la mentira.
Porque la falacia de los corruptos es evidente.
Su programa busca y persigue una apropiación indebida.
El reconocimiento de una etiqueta, licencia, patente de corso.
Esa es su meta.
Qué curioso que allí donde supuestamente comienza de verdad el asunto, termina su objetivo.
Esta gente no quiere realmente crear una sociedad próspera y madura. Solo quieren adueñarse del collar y exprimir a placer a los esclavos. No ambicionan más que un simple cambio de manos.
Los latigazos van a seguir restallando sin piedad ni descanso.
Por eso, si vamos a hablar de libertad, debemos hacerlo de tú a tú, de igual a igual, de hermano a hermano.
No me cuentes monsergas de los que supuestamente nos representan. No me digas lo que hará tal ni cual.
Dime lo que vas a hacer tú, y dime por qué no lo estás haciendo ya.
No me valen pretextos.
El camino de la libertad pasa por que tú te hagas un ser humano auténtico y verdadero. Eres libre cuando dejas de hacer de esclavo.
Tus acciones definen tu destino.
Si te atas al dictado del sistema del que dices pretender independizarte, obviamente no estás en coherencia con tu propósito.
Otro mundo es posible y ya existe. Date cuenta de que tú no estás en él debido a tu inmadurez y falta de conciencia. Tú eres el único responsable.
Es de risa pedir una cosa y hacer otra.
Los corruptos se parten el culo con las manifestaciones.
Porque lo que ven no es más que una manada de borregos balando, su rebaño bien trasquilado y pastoreado.
Entérate, no puedes pedir nada a nadie.
Tú tienes total y absolutamente el deber, la responsabilidad y la obligación de hacer realidad tu vida tal y como quieres vivirla.
Todo paso en falso, todo desvío o demora, es una falta que se añade a tu pena.
La esfera individual, tu ámbito personal, es completamente determinante y prioritario en esta cuestión. Es el punto de partida desde el que deriva y se construye todo lo demás. Si crees que haciendo lo mismo vas a tener un resultado diferente, vas listo.
La sociedad es independiente de parasitismos cuando sus miembros abrazan los valores que los mantienen íntegros y dignos.
La libertad y la justicia emanan de la verdad.
Así que ya va siendo hora de despertar.
El discurso victimista y egoísta no es más que una demostración de inmadurez. El bebé que llora aún no está preparado para andar por sí solo. Sin embargo, en todos nosotros se encuentra el potencial de crecer. Todos podemos ser libres si nos lo proponemos y lo realizamos.
El problema es que este potencial no se refleja ni se traslada adecuadamente al conjunto mientras los corruptos acaparan y pervierten los cargos y sus funciones. Por eso el entendimiento grupal es harto difícil e improbable, mientras que el personal es perfectamente factible.
La revolución solo puede ser de abajo a arriba.
Mientras un buitre te picotea los higadillos, es difícil recomponerte y tomar el rumbo. Y el buitre es uno y el mismo, ya sea autóctono como regional. Mientras sirvas de poltrona, no podrás avanzar, te da igual el acento de quien se siente encima. Tu rebelión debe ser total. Si crees que coreando a estos que te bailan el agua te va a caer alguna migaja en lugar de una somanta de hostias, prueba, prueba a ver qué te dan. Igual tienes suerte y todo. Chapas y banderitas no te van a faltar, eso seguro.
Cuando se considera el fondo de la cuestión se ve de qué va la historia en realidad, qué nos alía y qué nos enemista.
No tiene ningún misterio, el empeño equivocado conduce a mayores problemas. La injusticia trae el mal. Y al bien solo se llega obrando adecuadamente.
Es interesante cómo el despropósito puede servir también para sacar a la luz esto.
Se podría decir que la corrupción lleva al cinismo y el cinismo lleva a la secesión. El que roba se justifica en su comportamiento y se escuda en mil y un pretextos para seguir haciéndolo. Y cuando el chollo se acaba, quiere escapar. Porque si no lo hiciera, se vería obligado a reconocer su mal hacer y a tragar con las consecuencias de sus fechorías.
La codicia se paga. La corrupción se paga. Cada uno es responsable de sus decisiones. Regiones hay que han sabido mantenerse bastante íntegras y responsables. La estructura que cada uno se monta habla por sí sola de sus valores y prioridades. Esto salta a la vista cuando vienen mal dadas. La justicia social brilla por su ausencia entre los parásitos.
Y ahora vienen con que los malos no son ellos, que los problemas no son culpa suya, que si patatín que si patatán.
Y es verdad que es un marrón monumental el que hay montado, es una carga excesiva que entre todos hemos generado o consentido que se generase y que supone una condena infernal que nadie debería tolerar ni soportar. Pero tomar las de Villadiego no arregla nada, porque el origen de todo esto está dentro nuestro. Nuestra sombra requiere un entendimiento o sucumbiremos por nuestra propia causa.
Todos los corruptos son igual de culpables, y si no, se llevan un pelo conejo. Estamos entre Guatemala y Guatepeor.
Si mal con el centralismo, mal con el autonomismo.
El problema no es la organización sino la perversión de sus administradores.
Da asco ver cómo roban unos y otros. Y sí, hay que mandarlos a la mierda a todos. Pero cuidado con la manera. Porque: Ladrón que roba a otro ladrón, es también un ladrón.
No puedes seguir el ejemplo del mal y pretender que haces bien.
Así pues, reaccionar frente al abuso es legítimo. Pero se ha de identificar bien de dónde viene el problema, para poder tomar las disposiciones oportunas. Tomar una tarta envenenada y dividirla en porciones no soluciona el peligro que supone.
Hay abundantes consideraciones que merecen reflexión, pero eso queda para cuando la región segregacionista vaya obteniendo el fruto de sus actos y lo paladee y vea si le gusta o no su sabor.
Entonces podrá preguntarse: De dónde me viene este sentimiento de captura, esta identidad de prisionero? Quién me lo ha trasladado? Cómo estoy troquelado? Cuándo empezó todo a torcerse contra mí? Qué he hecho yo para merecer esto? Hasta qué punto la diferencia me obliga y a qué me obliga? En qué me estoy equivocando?
La experiencia nos sirve para abrir los ojos. Y en el fondo siempre la buscamos con ese fin, aun cuando no somos conscientes de hacerlo.
El ser siempre reconocerá en su semejante este mismo empeño.
Así pues, siempre podemos poner en común nuestro saber y parecer, que nos ayude a construir conjuntamente algo que responda mejor a nuestra voluntad.
Pero esto ni ninguna otra circunstancia es condición obligatoria.
Todo aquello que dices que te impide realizar tu proyecto es mentira.
Los obstáculos frente a los que te detienes no son obstáculos.
Es tu miedo y tus apegos lo que te impide avanzar.
Si eres un siervo, reconócelo y deja de serlo.
O acaso aspiras a jugar a lo mismo a lo que juegan los parásitos contigo?
Tal vez el precio te parece asumible, igual la deformidad te parece apetecible, quién sabe. Siempre hay sitio en el infierno para otro condenado más.
Mientras tanto, nos seguiremos riendo con este circo de cuentistas y monos danzantes. Hasta que te decidas y encamines tu vida.
Y que tu independencia sea verdadera y no un felpudo de chichinabo.