20 de enero de 2008
19 de enero de 2008
!
J.F. era un catedrático muy prestigioso que impartía clases de todología en la universidad de mayor reputación del país.
Era famoso por su brillante inteligencia y su vastísimo conocimiento, lo mismo realizaba complejas ecuaciones que formulaba profundas reflexiones llenas de reveladores sentidos.
Pues bien, estaba un día J.F. sumido en una de sus grandes investigaciones cuando algo hizo 'clic' en su cabeza y halló la respuesta que siempre había estado buscando.
Aquello lo explicaba todo, resolvía todos los problemas, los misterios, los enigmas, las dudas que siempre han acompañado al ser humano en su existencia.
Y no sólo eso, la respuesta también era increíblemente sencilla, un sólo signo accesible a todas las mentes: !
Ante aquello ya nada más se podía decir, por eso a partir de entonces no volvió a pronunciar ni una sola palabra, cosa que los demás no supieron entender o apreciar adecuadamente, con lo que el prestigio de sus clases pronto se vio seriamente perjudicado.
Ya que lo que ellos veían era a un tipo que, o bien llenaba la pizarra de multitud de operaciones, fórmulas y ecuaciones que siempre terminaban de la misma forma (=!), o bien se limitaba a dibujar un signo de exclamación y ya no hacía nada más.
En respuesta a lo cual acabaron declarándolo loco e internándolo en un manicomio. Qué le vamos a hacer, la gente es así de ingrata.
Era famoso por su brillante inteligencia y su vastísimo conocimiento, lo mismo realizaba complejas ecuaciones que formulaba profundas reflexiones llenas de reveladores sentidos.
Pues bien, estaba un día J.F. sumido en una de sus grandes investigaciones cuando algo hizo 'clic' en su cabeza y halló la respuesta que siempre había estado buscando.
Aquello lo explicaba todo, resolvía todos los problemas, los misterios, los enigmas, las dudas que siempre han acompañado al ser humano en su existencia.
Y no sólo eso, la respuesta también era increíblemente sencilla, un sólo signo accesible a todas las mentes: !
Ante aquello ya nada más se podía decir, por eso a partir de entonces no volvió a pronunciar ni una sola palabra, cosa que los demás no supieron entender o apreciar adecuadamente, con lo que el prestigio de sus clases pronto se vio seriamente perjudicado.
Ya que lo que ellos veían era a un tipo que, o bien llenaba la pizarra de multitud de operaciones, fórmulas y ecuaciones que siempre terminaban de la misma forma (=!), o bien se limitaba a dibujar un signo de exclamación y ya no hacía nada más.
En respuesta a lo cual acabaron declarándolo loco e internándolo en un manicomio. Qué le vamos a hacer, la gente es así de ingrata.
15 de enero de 2008
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